Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Una religión laica fundada por un laico

12-Noviembre-2007    Atrio
    Así define el cristianismo Juan José Tamayo, en la larga entrevista que con gran maestría periodística publicó ayer domingo Ángeles Cáceres . “Aunque ese movimiento laico pronto se convierte en una organización dominada, controlada y basada en los clérigos y su poder”. Creemos que ésta y el resto de sus respuestas que reproducimos, pueden iniciar un fructuoso debate en ATRIO.

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    Entrevista a Juan José Tamayo Acosta, castellano viejo, teólogo profundo y crítico implacable.

    Por Ángeles Cáceres

    Alicante, suplemento Dominical del diario Informaciones de l 11 de noviembre de 2007.

Para empezar, unas palabras sobre sí mismo.

Soy hijo de campesinos, hasta los diez años fui a la escuela y ayudé a mi padre en la agricultura, y luego estudié en la ciudad. Los 22 primeros años de mi vida se desarrollaron entre Amusco, un pueblo de 600 habitantes, y Palencia, apenas 20 kilómetros; a veces en tren, otras en carro o a pie. La opción por los pobres me vino dada, era el mayor de seis hermanos en una época de carencias. Mi madre no quería para sus hijos las calamidades que habían pasado ellos, así que cinco hermanos tenemos estudios superiores; el otro quiso quedarse en el campo y es un excelente agricultor.

Entremos en materia: usted suele resaltar que Jesús no fue sacerdote.

Sí. Es impresionante cómo se puede haber montado una Iglesia sobre figuras sacerdotales y sagradas, sin ninguna base para entender que el cristianismo tiene un origen sacerdotal. Es una religión laica fundada por un laico, Jesús de Nazaret, que pone en marcha un movimiento de laicos. Esta es una de las primeras anomalías que se producen dentro del cristianismo: una religión que surge de un movimiento laico que se convierte en una organización dominada, controlada y basada en los clérigos y su poder.

Jesús se enfrentó a los de su tiempo.

Por eso no tendrían que sorprenderse tanto ahora algunos sectores eclesiásticos que se rasgan las vestiduras por el anticlericarismo de la sociedad: Jesús de Nazaret fue el primer anticlerical. Si a alguien critica y fustiga Jesús en su vida, su predicación y su mensaje, es a los funcionarios de Dios que se movían en torno al templo. Se habla de la crítica de la religión de Marx, Freud, los filósofos antiguos, pero no de que Jesús es un crítico furibundo de la religión. Critica los fundamentos, los lugares sagrados, las acciones sagradas cuya expresión máxima es el sacrificio y él dice «misericordia quiero, que no sacrificios». Para él no hay tiempos sagrados ni profanos cuando se trata de atender a un necesitado, y por eso cuando le critican porque no cumple el sábado dice: «el sábado está al servicio del ser humano y no el ser humano al servicio del sábado». En el Nuevo Testamento de los sacerdotes dice que abusan, se aprovechan del patrimonio del pueblo, se dedican al culto y olvidan la práctica de la justicia.

¿Y no estará la salvación del cristianismo en el laico comprometido?

Fuera de los pobres no hay salvación. La de la Iglesia no se encuentra recibiendo beneficios y privilegios por parte del poder; no está en las grandes manifestaciones públicas lideradas por personalidades religiosas. Se encuentra en el mundo de la marginación, de los pobres y excluidos. Si la Iglesia se empeña en ubicarse en la esfera del poder, ahí encontrará su destrucción. Por eso la gran revolución que es necesaria hoy en las religiones, especialmente en la Iglesia católica, es el cambio de lugar social. No puede ser al lado de los grandes líderes que marcan las líneas de la política que empobrece aún más a los pobres, ni en las alianzas con el poder. Tiene que ser con los movimientos sociales que luchan contra la pobreza y las causas que la generan.

La Iglesia ha encargado una campaña de TV, de la que se niega a decir el precio, para que la subvencione la gente en la declaración de renta. Pero sus tesoros, ni tocarlos.

Es el «consejos vendo, pero para mí no tengo». La jerarquía católica se autoengaña, ¿van a conseguir con campañas de imagen superar la crisis profunda que está sufriendo en su seno y el descrédito que tiene en la sociedad? No. Se supera cambiando de actitud. Podrían ahorrarse esas campañas costosas y dedicar el dinero a proyectos de solidaridad.

Nos beatifican a 498 mártires nacionales; a los republicanos, no.

Esos 498, que se suman a otros tantos durante el pontificado de Juan Pablo II, ha sido otro de los grandes errores de la jerarquía católica, apoyada por el Vaticano. En la asamblea conjunta de 1971 de obispos y sacerdotes se hizo una declaración que sacó más del 60% de votos: «Si decimos que no hemos pecado estamos engañando a Dios. Pedimos perdón por no haber sido testigos de reconciliación en una guerra que dividió a nuestro pueblo entre hermanos». A nadie se le ocurrió pedir la beatificación para los muertos de la guerra y menos sólo para los de un bando. A qué viene ahora proclamar estos mártires; la memoria de la Iglesia es amnésica, selectiva y excluyente. Selecciona a los que se identificaron con el bando de los sublevados, a los que defendieron valores antidemocráticos y a personas que no destacaron precisamente por unas virtudes que contribuyeran al servicio al pueblo. Y descartan a sacerdotes, religiosos, religiosas y seglares que defendían el Estado legalmente constituido y que constantemente ayudaron a los más empobrecidos. Estos 498 murieron más por razones políticas que religiosas.

Y tampoco beatifica a los que murieron en América Latina.

Por dictaduras militares, regímenes democristianos y gobiernos dictatoriales que masacraron obispos y religiosos por haber hecho una opción por los pobres y denunciar las injusticias. Un reguero de sangre de mártires y ahí están, esperando. En América Latina está surgiendo un nuevo escenario político y gobiernos con claves fundamentales, la independencia, la ruptura explícita con EEUU, la defensa de los pueblos indígenas que son los más masacrados desde hace 5 siglos, la recuperación de sus riquezas naturales, de todo lo que se ha apropiado Occidente y ha sido controlado y depredado por las multinacionales, y el destino de esos bienes a los sectores más marginados. El bienestar que hemos conseguido en Europa se lo recriminamos a los políticos que lo quieren para sus propios países.

Y en España los alumnos inmigrantes a la pública, la Iglesia sigue con los ricos. Oponiéndose a la Educación para la Ciudadanía y con la Cope crispando. ¿Qué pasa?

En el posicionamiento político de la Iglesia se ha producido un enorme retroceso, del 70 al 75 sus pronunciamientos fueron muy valientes, comprometidos y críticos; hoy no hay un solo obispo que condene el franquismo. El Concilio Vaticano II condenó las dictaduras entre el 62 y el 65, hoy hay una involución enorme a la época donde la jerarquía se encontraba muy a gusto con todo tipo de privilegios y ninguna obligación aunque Franco, al que llevaba bajo palio, ejecutaba inocentes, tenía llenas las cárceles de presos políticos, no respetaba los derechos humanos y no renunció a los privilegios de presentación de obispos.

Y se nos machacó a las mujeres.

Sí, con el patriarcado del franquismo que no las reconocía como sujetos jurídicos, aliado al de la Iglesia que no las reconocía como sujetos morales, teológicos y religiosos. Con respecto a la inmigración, el compromiso está en los grupos de base, ONGs y movimientos solidarios. Yo no lo veo en la estructura jerárquica de la Iglesia, y por supuesto tampoco en los colegios católicos, religiosos e incluso concertados.

Ratzinger movió los hilos en gran parte del papado anterior, y ahora nos lleva a la Edad Media vetando cualquier avance. Es grave, ¿no?

Los dos últimos Papas han retrocedido a etapas anteriores al Vaticano II; habiendo sido los dos líderes ideológicos del Concilio, cuando accedieron al poder dieron una vuelta de tuerca atrás. En la Iglesia, lo mismo que en la política, había conservadores y progresistas; ahora, desgraciadamente, todos son conservadores, neoconservadores e integristas. Juan Pablo II dinamitó el diálogo con la cultura moderna y no puso en práctica el principio de Juan XXIII de «la Iglesia es Iglesia de todos, pero sobre todo de los pobres». Con él los movimientos de liberación que surgen en América Latina son cuestionados y los teólogos condenados y cesados.

¿Y con Benedicto XVI?

Hemos pasado del neoconservadurismo a un integrismo basado en unas concepciones teológicas mucho más férreas. Si Benedicto XVI fue el guionista de toda la obra teatral (nunca mejor dicho) de Juan Pablo II, el presidente de la Congregación por la Doctrina de la Fe, el Gran Inquisidor, cuando le sustituye tendrá que ser fiel al guión que él mismo escribió. Afirmar las verdades doctrinales del cristianismo en todo su carácter dogmático, seguir controlando a los teólogos que considera heterodoxos y llegar a acuerdos con los sectores más integristas que habían sido excluidos de la Iglesia, como los seguidores de Lefebvre. De ahí la autorización de la misa en latín y ese documento que afirma que la Iglesia Católica «es la verdadera y única Iglesia de Cristo».

Se condena la modernidad, la Teología de la Liberación, la ciencia, el diálogo interreligioso…

Sí. Se establece un integrismo doctrinal y un dogmatismo cerrado. La Iglesia es implacable con el matrimonio homosexual y curiosamente blanda con los curas pederastas. Difícil de tragar, ¿no? La jerarquía tiene dos varas de medir: muy rigorista para los sectores de la base, y muy permisiva con las personas que se mueven en el ámbito de lo sagrado. Es humillantemente intolerante en todo lo que tiene que ver con el origen de la vida, su final, la sexualidad. Todos los documentos de los últimos 15/20 años del magisterio eclesiástico de Roma, de la Conferencia Episcopal española o de obispos diocesanos, están instalados en las prohibiciones. No a las relaciones prematrimoniales, a la masturbación, al divorcio, a los métodos anticonceptivos, a la interrupción voluntaria del embarazo, al matrimonio de los divorciados, al sacerdocio de las mujeres, a que los sacerdotes puedan vivir con una pareja, a las parejas de hecho, a los matrimonios homosexuales, a la eutanasia, a la eugenesia, a la investigación con células madre… En todo lo que tiene que ver con el tejido de la vida está apalancada en el principio de la ley natural, hoy cuestionada radicalmente tanto desde el punto de vista filosófico como jurídico. Sigue adoptando la misma actitud condenatoria de todas las grandes revoluciones que ha adoptado siempre. Sus síes son sólo a algo que yo creo que no son valores en sí. Sí a la continencia, a la castidad, al celibato, a sufrir… a una serie de cosas que son opciones libres de las personas, pero que no son formas de vida superiores a otras ni se pueden imponer.

Los integrismos católico e islámico, ¿son una bomba de relojería?

El conflicto entre religiones es una construcción ideológica. Es el guión que está siguiendo la política del Imperio para conseguir el dominio del mundo por parte de Occidente. La construcción ideológica que han elaborado del Islam no responde a la realidad, la única alternativa tiene que ir por el diálogo intercultural e interreligioso. Ninguna religión puede dar lecciones de derechos humanos, cuando no los respeta en su seno.

¿La Iglesia se ha olvidado del amor?
Se ha convertido en una larguísima historia de desamor y de odios. El amor se vive espiritualmente y corporalmente, si se niega el cuerpo se niega el amor. Eduardo Galeano escribió: «Dice el mercado: el cuerpo es un negocio. Dice la Iglesia: el cuerpo es pecado. Y dice el cuerpo: yo soy una fiesta». El día en que la Iglesia considere que el cuerpo es una fiesta se habrá producido la gran revolución del amor.

Señor mío, usted es la mosca cojonera de la Iglesia Católica.

Para alguien sin más futuro que su palabra y su pluma y que no tiene grupos de poder que le sustenten, que se sientan incómodos por mi libertad es un halago. La heterodoxia es una forma de vida que se caracteriza por una actitud crítica ante los excesos que se producen en todos los campos. Hay que poner el dedo en la llaga. Y como nunca he vendido mi palabra libre a nadie, a estas alturas tampoco la voy a vender.

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