Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Impresiones de la Asamblea

13-Noviembre-2007    Borja Aguirre
    Borja Aguirre es uno de los artífices de Redes Cristianas, con un tenaz y discreto trabajo de coordinación, sobre todo en la página Redes Cristianas. En Atrio se lo agradecemos y reproducimos estas impresiones suyas de la Asamblea para que otros puedan añadir a continuación sus “fotografías interiores” de esta Asamblea y de este movmiento de un iglesia otra que allí se reunió. “¿Es tarde, pero es nuestra hora!”.

Mientras escucho en el ordenador la música de Anawim que me traje de la Asamblea, intento poner por escrito algunas de las “fotografías interiores” que me han dejado estos días en Madrid.
Todas estas fotografías son de personas. Redes Cristianas no es otra cosa. No tenemos ningún código canónigo, ningún edificio, ni siquiera una sede social o un registro legal. Sólo cientos de personas, cientos de conversaciones, momentos muy humanos.

Conversaciones con alguna persona homosexual que vive su fe con una profunda paz. Conversaciones con alguna mujer que no se queja de la escasa (única) presencia masculina en el taller sobre mujer e Iglesia, sino que ‘le tratamos bien para que vengan más’. Con otra mujer que me anima por lo que hacemos, a la que no conocía y de la que después me cuentan su impresionante trabajo en otro país remoto. Conversaciones con el militante cansado pero de pie, con las personas a las que por fin puse cara.

Me llevo la celebración del domingo, la preciosa danza contemplativa, el esfuerzo por crear liturgias que lleguen al corazón y al cuerpo -esas manos al cielo bendiciendo a todos los pueblos de la tierra- y que no sean rituales mágicos sino celebración de una comunidad real que trabaja y se esfuerza en compañía. Se me removió todo por dentro al cantar ‘menos armas y pan para todos’. Precisamente por la sencillez, por la sorpresa de que una petición tan básica y tan de sentido común parezca algo de minorías. Eramos 500 personas, algún día todo el planeta cantará ese canto al unísono.

Me llevo el montón de canas que se veían desde las últimas filas de los asientos. Rebeldes desde el Concilio Vaticano, sabiduría acumulada durante décadas; la generación que me ha transmitido la fe que ahora vivo, desde que empecé a ir de pequeño a foros de teología sospechosa, y a leer libros de personas con las que ahora me tomo un café. Quizá a mi generación y a los que vengan después nos toque seguir creando, seguir buscando a tientas a Dios en lugares donde uno no se imagina.

Me llevo, nos llevamos, un montón de tareas para los próximos meses. Habrá que ordenar y priorizar las decenas de propuestas que se hicieron para la acción de Redes Cristianas. Los indígenas de Chiapas dicen: “no vamos despacio; vamos lejos”. Y eso es lo que vamos haciendo año tras año, estructurando esta red dentro de una Iglesia plural. La tarea tiene, sin duda, más dificultades de las que puedan parecer en estos momentos. Pero el Espíritu nos dará fuerza y ánimo suficiente para seguir caminando y esquivando obstáculos.

Me llevo el agradecimiento de tantas personas que se me acercaron a felicitarme por la página web, y de personas que te dan su tarjeta de visita o su correo para echar una mano en lo que se pueda. De pronto cobra sentido el trabajo realizado. Y uno se siente agradecido por el trabajo escondido de tantos otros y otras para preparar estos días.

Me llevo la ilusión del grupo de Bilbao por preparar la siguiente asamblea. Desde el domingo al mediodía ya surgían las ideas a borbotones.

Y los periódicos me traen las últimas impresiones de este fin de semana.

Una de ellas viene del barrio de Usera, precisamente donde he estado alojado estos días. Un barrio con un intenso color latino, un barrio donde hemos sentido de forma espectacular la experiencia de sentirnos acogidos por nuestros hermanos de San Viator; también un barrio escogido por la ultraderecha para hacer su manifestación. Anawim ya me lo avisaba: “Cuando el hermano fue el lobo de un cuento feroz”. Aproximadamente a la hora en que celebrábamos nuestra convocatoria de apoyo a la inmigración y gritábamos “la dignidad humana no necesita papeles”, una puñalada terminaba con la vida de Carlos. No soportó el alarde de gritos fascistas que escuchaban sus oídos y terminó pagándolo con la vida. El camino hacia la paz no siempre es pacífico.

La otra viene noticia viene de las altas cumbres, en concreto de la cumbre iberoamericana, donde se ha escenificado de forma muy gráfica el proceso que está viviendo América Latina y que está poniendo punto y final a siglos de colonialismo. La presidencia española pedía respeto a Hugo Chávez por haber descalificado a un ‘presidente que había sido elegido democráticamente por los españoles’. Hasta ahí de acuerdo, salvo por el pequeño detalle de que Chávez también ha sido elegido democráticamente por su pueblo, repetidamente, y sin embargo el gobierno español apoyó un golpe de estado en Venezuela que terminó poniendo a su presidente ante un pelotón de fusilamiento en una lejana isla llamada la Orchila. Se negaron a disparar, Chávez salvó la vida, y personalmente pienso que tiene motivos para estar enfadado con las personas que colaboraron a organizar aquello.

El colonialismo y el fascismo que acabó con la vida de Carlos tienen el mismo origen: la idea consciente o inconsciente de que unos seres humanos valen más que otros. Pienso, sinceramente, que la razón de ser de Redes Cristianas es la de buscar la gloria de Dios en cada ser humano. Expandir, como mancha de aceite, la profunda convicción de que lo que nos hace humanos es el amor, y que desde el amor nadie puede ponerse por encima de los demás. El camino no será facil.

Por todo eso, y más que nunca, ¡ánimo Redes Cristianas! Es tarde, pero es nuestra hora.

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