Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

La Iglesia y el PP: ¿una relación amenazada?

27-Noviembre-2007    José Mª Castillo

A medida que se van acercando las elecciones generales del próximo Marzo, se advierten síntomas de una posible (¿incluso probable?) configuración distinta de las relaciones entre la Iglesia y la derecha política. El pasado domingo, día 18, el director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez, aconsejaba a los cargos y militantes del PP que, para ganar las elecciones, una de las cosas que tiene que hacer es “desmarcarse de la Iglesia”.

A juicio de Pedrojota, “la identificación de ambas agendas (la de la Iglesia y la del PP), como viene sucediendo en esta legislatura, es absolutamente contraproducente para los intereses del PP”. ¿Por qué el director de El Mundo desaconseja la mencionada identificación entre la Iglesia y el PP? Su punto de vista es que “el cometido en el que el PP puede demostrar su utilidad no es la defensa de una supuesta e inaprensible Ley Natural frente al laicismo que nos invade , sino la protección de los derechos civiles de todos los españoles”. O sea, que el partido de Rajoy se deje de imponer deberes, basados en una Ley Natural que nadie sabe, a ciencia cierta, si existe o es un invento de filósofos de antaño y clérigos rancios. Y que se dedique a defender los derechos cívicos de los ciudadanos.
En una sociedad laica, la defensa de derechos fácilmente demostrables da más votos que la imposición de obligaciones de dudosa procedencia.

No es mi intención discutir aquí la validez de los argumentos que aporta Pedro J. Ramírez para aconsejar al PP que se desmarque de la Iglesia. Lo que me parece importante es que uno de los más decididos defensores de la derecha aconseje a sus gentes que se alejen de esta Iglesia que tenemos, si quieren ganar adeptos. Esto es nuevo. Y sorprendente. Porque la Iglesia y la derecha han sido siempre en España una buena pareja de hecho, que siempre han sacado importantes beneficios la una de la otra. Pero, por lo visto, la Iglesia se ha quedado tan rezagada, en este proceso tan rápido de cambios que estamos viviendo, que ya resulta mala compañera de camino para quien pretende tener una aceptación mayoritaria entre los ciudadanos.

Lo que más me hace pensar es que, seguramente, si Pedrojota se ha lanzado a decir esto en público, lo ha debido de hacer previa consulta a personas que tienen vara alta en el PP. Las connivencias del diario El Mundo y la derecha son demasiado evidentes como para que quien (junto con la COPE) más ha apoyado los intereses de la derecha, salga ahora con una patochada o una inconveniencia. Hay motivos razonables para pensar que el distanciamiento de la Iglesia es un conejo que no podía salir de los dirigentes del PP. Dicho por Pedrojota, puede no resultar escandaloso a oídos de la derecha y habrá gente que lo vea como un buen aviso para futuros votantes.

Pero, ¡Dios mío!, ¿tan mal anda la Iglesia que ya no es buena compañera de camino ni para la derecha política? Me da por pensar que de este estado de cosas son conscientes no pocos obispos. Y, por supuesto, lo son muchos, muchísimos ciudadanos. Lo más seguro es que todo esto es lo que ha motivado a Mons. Blázquez para decir lo que dijo en pasado día 19 ante todos sus compañeros obispos. Pedir perdón por lo que la Iglesia hizo en la Guerra Civil, aunque no se sepa exactamente si el perdón se lo pedía Bláquez a Dios o a los españoles, en definitiva es reconocer que la Iglesia se portó mal. Sólo se pide perdón por lo que está mal hecho. Aunque sea con tanto retraso y con palabras tan medidas y prudentes, lo que dijo Blázque el otro día les tuvo que sonar muy mal a Rouco, Cañizares y sus fieles seguidores, que se han opuesto tan cerradamente a todo lo de la memoria histórica, exaltando a los mártires de la Guerra Civil y olvidando a los que cayeron en el bando contrario. Blázquez ha sido más ecuánime: “Recordamos la historia no para enfrentarnos sino para recibir de ella o la corrección por lo que hicimos mal o el ánimo para proseguir en la senda acertada”. En la Iglesia española hay mucha gente a la que este lenguaje le sienta a cuerno quemado. El discurso del presidente de la Conferencia Episcopal ha venido a decir que por el camino que han trazado Rouco y Cañizares no se va a ninguna parte. Y ha afirmado con claridad que el modelo de Iglesia, que pretenden imponer los dos eminentes purpurados y los grupos que les siguen ciegamente, está tan añejo que ya no sirve ni para apoyar los intereses de la derecha tradicional. Y no es que yo pretenda decir que los católicos no pueden ser de derechas. Que cada uno sea de lo que quiera. Pero lo que los creyentes no podemos permitir es que nos impongan una Iglesia que comete dos errores muy serios. 1) meterse en la política partidista. 2) aliarse con una opción con la que muchos creyentes de verdad no están de acuerdo. Los dirigentes de la Iglesia tienen que estar con todos, incluso con los pecadores y con los que piensan y viven como los obispos no piensan ni viven. Los obispos representan una religión que vive de la memoria de Jesús. Y sabemos que Jesús sólo fue intransigente con los intransigentes que, desde su intransigencia, pretendían imponerse y dominar a los demás.

De modo que si el maridaje entre la Iglesia y la derecha se empieza a resquebrajar, bienvenida sea la separación. La Iglesia perderá poder, pero tendrá más autoridad y credibilidad. Y seguramente el PP también saldrá bien parado de semejante divorcio. Nos conviene a todos. Con lo que quiero decir que, a fin de cuentas, todos saldremos ganando.

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