Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Los derechos humanos son derechos divinos

18-Diciembre-2007    Francisco Margallo

Hace pocos días se ha celebrado el 59 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada en París el 10 de diciembre de 1948. La pregunta es obligada ¿Sirve para algo tanta declaración de intenciones? La respuesta queda en el aire para que cada uno reflexione sobre tema tan importante y la conteste. Yo hago mi reflexión en voz alta, espero que no se pierda en el vacío.

Nadie discute ya que los derechos humanos son un valor en alza y que entran de lleno en el campo de la ética, también en alza por necesidad. Pedro Casaldáliga, obispo de Sao Félix en el Matogrosso brasileño largo tiempo y muy comprometido en la defensa de los derechos humanos, dice que estos son “derechos divinos”. En una carta abierta que titula Se impone un modo de ser defiende la necesidad de la ética, porque sin ella no hay sociedad humana posible. Derechos humanos y ética, pues, son inseparables, pero es preciso aclarar que no se trata de derechos humanos en casos excepcionales, sino de los derechos diarios de todos los hombres y mujeres del mundo. Ayer hubo en TVE un largo programa para ayuda de la FAO, que trata de mitigar el hambre en el mundo. Yo diría más bien que hay que pasar de la retórica de la limosna a una acción más comprometida por parte de todos los gobiernos de los países ricos, que son los que han empobrecido a los países pobres mediante sus conquistas y colonizaciones. Últimamente se están sirviendo en beneficio propio del trabajo de los emigrantes.

En nuestro país no dudo en considerar violadores de los derechos humanos de muchos españoles a todos que se han enriquecido desmesuradamente, cometiendo un grave delito contra trabajadores, pensionistas, parados y todo el tejido social en su conjunto. Me explico, son violadores de los derechos humanos en grado sumo algunos empresarios superpotentes, que despiden a trabajadores para no sufrir merma en su injusto enriquecimiento. Así mismo lo son diez ejecutivos que, según se ha hecho público estos días, cobran cada uno tres millones (500 millones de pesetas), me imagino que será al año. Lo son igualmente otros muchos cuyos salarios no se han hecho públicos. También hay que mencionar a los futbolistas. El comportamiento de todos estos violadores de los derechos humanos es digno del mayor repudio y debe ser castigado en la misma proporción del quebranto que han producido. Los ciudadanos debemos exigir pacífica, pero contundentemente, que no queden impunes los culpables y que este modo salvaje de crecer económicamente sea detestado y erradicado de una vez.

Ya es hora de acabar con la moda neoliberal de asesinar y de hacer desaparecer por exclusión programada o por hambre mortal en los países en vía de desarrollo. Más de 60 millones de personas, imágenes vivas de Dios, mueren en el mundo por desnutrición. Y todo esto sucede con la aprobación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Tampoco la Iglesia española hace oír su voz, en este caso, con la contundencia que defiende hoy otros derechos que atañen a sus intereses. Entre todos tenemos que hacer un nuevo orden social en el mundo, respetando la sabia norma de la naturaleza, que nos hizo a todos iguales en dignidad y derechos. El Hijo de Dios que se encarnó en los pobres es la proclamación más fuerte de esta igualdad de derechos entre todos los hombres y mujeres del planeta, que los cristianos hemos de reivindicar permanentemente por encima de todo.

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