Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Persona y espiritualidad

01-Febrero-2008    José Luis Servera
    Este breve y claro ensayo, a la vez que nos invita a mirar hacia el interior tras la gresca político-eclesial, nos permite también llamar la atención sobre el último de los autores que José Luis cita en la Bibliografía, su amigo Marià Corbí que precisamente el martes 5 de febrero, a las 19′30, hablará en la Universidad de Valencia (Aula Magna, Universitat, 1) sobre su último libro: Hacia una espiritualidad laica. Sin creencias, sin religiones, sin dioses.

Persona y espiritualidad son dos realidades íntimamente implicadas e interconexionadas y por eso para conocer una de ellas es importante también conocer la otra. La espiritualidad en todas las culturas se ha encontrado siempre implicada en la religión. De aquí que si hoy nos encontramos en un posible comienzo del ocaso de las grandes religiones podamos pensar que también ha llegado la hora del fin de la espiritualidad, realidad que no nos parece cierta. Precisamente, el objetivo de estas líneas es señalar que la espiritualidad sigue gozando de buena salud.

  • PERSONA
  • Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que lo más íntimo y característico del hombre-mujer es ser persona. Sin embargo, ante esta evidencia tiene sentido preguntarse ¿en qué consiste ser persona? O mejor, observando los demás ¿en qué nos fijaríamos en un ser viviente que viniese de otro planeta para saber si es persona? Está claro que la forma humana externa, para esta característica, no tiene importancia. Entonces ¿qué habrían de tener estos recién aparecidos seres extraños para ser personas como nosotros? Bastaría que tuviesen conciencia de sí mismos, porque como veremos, al tener conciencia serían responsables de su conducta y tendrían libertad, siendo entonces iguales a nosotros.

    La palabra conciencia designa un conocimiento (ciencia) que acompaña (prefijo con) nuestras impresiones y acciones. San Agustín afirmaba: “Yo digo que soy consciente porque sé que sé” (Scio me scire).

    La conciencia es una faceta de nuestro modo humano de pensar. Por medio del conocimiento humano, no sólo podemos conocer los objetos externos sino también podemos conocernos a nosotros mismos, nos podemos auto-observar y entonces hacemos que actúe nuestro conocimiento como conciencia. Este autoconocernos nos permite autoposeernos, es decir, ser dueños de nosotros mismos, lo cual implica poder autodirigirnos, poder ser libres y por lo tanto responsables de nuestros actos.

    Esta libertad y responsabilidad no es algo que poseamos ya por naturaleza, sino algo que debemos conquistar, que está en nosotros al nacer como posibilidad de ser conquistada. El hombre no es como el animal que solamente se mueve por sus instintos y de este modo tiene la mayoría de sus problemas resueltos siguiendo dichos instintos. El hombre con su estilo de conocimiento y su conciencia, ha ido supliendo sus instintos por decisiones personales, que le han ido liberando de las necesidades inmediatas, las ha podido distanciar y abrirse a infinitas posibilidades de desear y decidir. El animal está cerrado en su mundo instintivo, el hombre está abierto al mundo de las posibilidades y a la utopía. Por esto podemos preferir y decidir lo que queremos sin que necesariamente, como afirma Sartre, el hombre tenga que ser “una pasión inútil” porque puede encontrar sentido a su vida. En todos estos procesos de conocimiento y decisión está claro que en su base están unos procesos psico-fisio-biológicos del cerebro, pero no porque estén y nos posibiliten el preferir, decidir y amar, estas funciones forzosamente se deban reducir a estos procesos. Recordemos que no es que tengamos cuerpo, es que somos cuerpo y desde nuestro cuerpo obramos. Pienso que se debe huir en la explicación del hombre de todo tipo de dicotomía alma y cuerpo, como también de todo cientifismo reduccionista.

    Como afirma Mounier: “Una persona es un ser constituido como tal por una manera de subsistencia y de independencia en su ser; conserva esa subsistencia por la adhesión a una jerarquía de valores libremente aceptados, asimilados y vividos por un compromiso responsable y una constante conversión”.

    Ser persona no es algo que recibimos ya acabado al nacer, sino una tarea que siempre se tendrá que ir acabando. En la autoposesión y apertura al mundo de las posibilidades la persona siempre está en marcha, abierta a su ser y al ser de los demás, necesitada de encontrar sentido a su existir. Por esto, la persona necesita ir encontrando valores que la centren y le den sentido a su vida a través de la reflexión, discernimiento y constantes opciones que constituyen su constante conversión de la que nos habla Mounier.

  • ESPIRITUALIDAD
  • Espiritualidad es una palabra desafortunada dado que con frecuencia ha connotado alejamiento de la vida real, algo eclesiástico, inútil e imposible de demostrar como si fuese fruto de una abstracción irreal (Vigil).

    Por su misma etimología que deriva de espíritu, ha sido vista siempre como lo opuesto al cuerpo. Se ha contemplado negativamente, siéndose uno más espiritual cuanto más se prescindía del cuerpo. Esto no es lo que hoy se piensa. Seguimos usando la palabra pero libre de estas connotaciones negativas y espiritualistas. Hoy día, se entiende por espiritualidad la dimensión profunda y personal del ser humano que, en medio incluso de la corporalidad y la materialidad, es capaz de trascender las dimensiones más superficiales, constituyendo ello el corazón de una vida humana con sentido y abierta a la REALIDAD, en toda su profundidad.

    La espiritualidad hasta hace poco, se ha considerado encerrada y reducida al campo de la religión. Fuera del campo de la religión no se reconocía espiritualidad alguna, lo más se hablaba de virtudes naturales. Hoy día, se ha roto este monopolio religioso de la espiritualidad. Se ha comprobado que las grandes religiones solamente han sido unos modos concretos, no únicos, de cultivar y encauzar la espiritualidad, pero la espiritualidad no es necesariamente religiosa, ni se agota en lo religioso, sino que es profundamente humana, centro de nuestra humanidad, lo que da calidad verdaderamente personal a nuestra vida humana. La espiritualidad es un nivel profundo que desde siempre existe en el hombre como posibilidad. Decimos como posibilidad porque es algo que el hombre debe desarrollar y aún siendo lo más propio del hombre, puede quedar en el hombre pobremente desarrollada si no se cultiva.

    La espiritualidad no es una dimensión religiosa sobreañadida al ser humano. Es una dimensión natural del mismo ser humano, elemento integral de su plena realización. Según Paul Tillich: “El espíritu del ser humano es la misma dimensión de profundidad”.

    La espiritualidad no es nada contrapuesto al cuerpo, ni a la materia, ni a la vida corporal, sino que los inhabita y les da fuerza, vida, sentido y pasión. La espiritualidad es la realización plena del ser humano, su apertura a la naturaleza, a la sociedad, a la contemplación del misterio, su realización espiritual, en una palabra es una realidad plenamente humana y plenamente natural, absolutamente ligada a todo ser humano.
    Para atender a la propia realización espiritual basta poseer un cierto nivel de introspección y trabajar el desarrollo de las propias potencialidades, por lo tanto se trata de una cuestión netamente laica.

    Ahora que estamos presenciando la caída de las grandes religiones en un mundo secularizado es necesario que recordemos que espiritualidad no equivale a religión y que nos urge salvar nuestra espiritualidad y la de generaciones futuras. ¿Cuál será el camino? El camino habrá de pasar por cultivar el silenciamiento interior, aprender a escuchar nuestro interior y a reconocer nuestros pensamientos y sentimientos, a no tener miedo a nuestra soledad interna y aprender a buscar desde nuestro interior, sabiendo que allí en el fondo de nuestro ser es donde estamos más cerca de nuestro Dios-Padre siempre abierto a nosotros y que sólo se llega a Él a través del camino del prójimo y no por prácticas de interiorismo vacías.

      Bibliografía que puede ser útil:
    • Inteligencia Espiritual.(2002) Danah Zohar. PlazaJanes.
    • Teología del pluralismo religioso. M. Vigil. Almendro
    • Religión sin religión y Más allá de las formas religiosas. Mariano Corbí

    Haz hoy mismo tu APORTACIÓN (Pinchar aquí)

    Escriba su comentario

    Identificarse preferentemente con nombre y apellido(s). Se acepta un nick pero con dirección de e-mail válida.

    Emplear un lenguaje correcto, respetar a los demás, centrarse en el tema y, en todo caso, aceptar las decisiones del moderador