Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

La palabra divina que se nos escapa

06-Abril-2008    Joan Chittister

He aquí un acertijo: ¿Qué voz de contenido religioso es casi imposible de oír aunque esté en todas partes? ¡A ver si lo adivinas!

¿La voz de los sacerdotes? No, es cierto que cada vez son menos –y en algunas partes del mundo casi han desaparecido por completo— pero tienen canales de comunicación que hablan mucho más alto y con mucha más claridad de lo que cabría esperar de ellos.

¿La voz de los políticos? No; todos ellos utilizan la religión para justificar sus actividades políticas y hablan sin parar de la religión. Es difícil creer en lo que la mayoría de los políticos llaman “religión”, mientras sigan aniquilando de hambre, matando y reprimiendo a la gente a lo largo y ancho del mundo, aunque ellos hablen de la religión a pesar de todo.

¿La voz de los templos, las pagodas, las mezquitas y las catedrales? No, aunque las personas cada vez los frecuentan menos en todos los lugares, su voz no pasa inadvertida. Todavía siguen expresando la voz oficial de las religiones en todo el mundo.

No, la voz omnipresente de la religión en la que estoy pensando, la que no se oye, es la voz de las mujeres que son líderes espirituales. Son mujeres de todas las creencias y denominaciones –gurús hindúes, monjas budistas, rabinas judías, sheiks islámicas, clérigas cristianas, sanadoras indígenas y mediums espiritistas que transmiten los valores de sus tradiciones con las palabras de sus textos sagrados, practicando los valores que prescriben sus distintos documentos revelados, construyendo y sosteniendo sus comunidades de fe en todos los lugares –pero cuyas voces son ignoradas sin miramientos, anuladas y silenciadas por los líderes de las tradiciones religiosas a las que ellas han consagrado sus vidas y que se mantienen gracias a ellas.

Como ya he mencionado en otros artículos, estuve en Jaipur (India) entre el 3 y el 10 de marzo con más de 450 mujeres líderes espirituales de todo el mundo, en un encuentro con el tema “Dejando paso a lo femenino para el bien del mundo”. Aquella reunión claramente indicaba la presencia de mujeres líderes religiosas en todo el mundo, por mucho que éste fuera el secreto mejor guardado de sus respectivas confesiones religiosas. Tienen muy poca, o ninguna, aprobación oficial. Pero sí tienen una cosa: el amor y el apoyo de su gente. Vi a cientos de personas partidarias de estas mujeres abarrotar la tienda del congreso en India en la que estas mujeres hablaban –sólo para escuchar sus palabras durante 15 minutos. Les vi hacer cola para recibir bendiciones y abrazos y oraciones y sonrisas de ánimo de aquellas mujeres que habían estado haciendo el trabajo de sus tradiciones religiosas durante toda su vida. Vi a las mujeres encender las velas sagradas y entonar cánticos sagrados y recitar los textos sagrados e interpretar la tradición con confianza y valentía, por muy invisibles que sean para sus tradiciones religiosas en todo el mundo.

Y les oí pronunciar palabras espirituales duras acusando a las religiones que silencian la voz y el testimonio de mujeres. Un folleto hindú, por ejemplo, decía: “Shakti* está fundada y liderada por una mujer mística iluminada, Anandmurti Gurumaa, para salvar a las niñas y empoderarlas por medio de la educación. Shakti es una llamada a combatir la práctica atroz del infanticidio femenino, el aborto [femenino] y las brutalidades que infringen a las niñas en India. Se prefieren….. los hijos”, explica el panfleto, porque “se considera que son el soporte de los ancianos y porque realizan los ritos religiosos en el momento de la incineración y después”. En un país en el que en nombre de la religión las mujeres rutinariamente se compran, se venden, mueren quemadas y raras veces tienen una formación, este folleto presenta, sin pedir disculpas, el trabajo de Gurumaa para educar a las jóvenes para ser independientes, libres, cultas y francas.

Dadi Janki, de 92 años, es la fundadora y ahora administradora de la organización Brama Kumaris** que cuenta con más de un millón de miembros y 8.000 centros en más de 130 países. Se dedica a la causa de los derechos de las mujeres y a su promoción a puestos de liderazgo en el terreno público. En su conferencia plenaria, hizo un claro y directo llamamiento a la inclusión de mujeres en todos los niveles y dimensiones de liderazgo, tanto civil como religioso.

Tenzin Palma, una monja budista que está formando a monjas tibetanas para su ordenación en una tradición que no ha ordenado a monjas, apoya en todo el mundo a los monasterios de mujeres, los cursos de filosofía sagrada, el desarrollo espiritual y la ordenación Budista plena –y a la vez desafiando la idea de que los monjes hombres tienen mejor karma– y por tanto mejores méritos– que las monjas mujeres.

La rabina Naamah Kelman, la primera mujer ordenada rabina en Jerusalén, es una voz fuerte y testigo solitaria de las mujeres del Testamento Hebreo que fueron jueces, reinas y líderes de sus pueblos, mientras impulsa el primer “Proyecto Torah de Mujeres” de Jerusalén y su interpretación de la escritura desde los puntos de vista de múltiples mujeres académicas.

Mujeres religiosas indígenas clamaron contra la colonización de la vida espiritual de los africanos por las religiones coloniales occidentales y, con rabia contenida, exigieron a los occidentales que se llevaran sus religiones patriarcales y dejaran el continente.

Las voces de estas mujeres resonaron alto y claras, fuertes y seguras –pero en ningún sitio están institucionalizadas oficialmente y en todos los sitios se les opone resistencia. Para aquellas personas a las que se les dice que la masculinidad de Jesús es la razón por la que las mujeres cristianas –las mujeres católicas– no pueden ser sacerdotes, la cuestión se convierte en un serio problema teológico. Si Jesús es la razón por la que las mujeres deben ser invisibles en la iglesia, ¿cómo es que esta orden ha llegado a todas las demás religiones en las que Jesús no es el centro focal? ¿Es realmente divino el origen de esta orden –o sencillamente humano, demasiado humano en todo los sitios?

La realidad es que las mujeres están alzándose en todas las religiones de la tierra. Quizá es ésta, realmente, la palabra divina que se nos escapa.

Estas mujeres están comprometidas en todas las dimensiones de la condición humana –terreno político, áreas conflictivas, sostenibilidad ecológica, preocupación por las mujeres y las niñas, estudios religiosos y desarrollo litúrgico. Atienden [a las personas] aún a riesgo de sus vidas, y siguen atendiéndoles mucho tiempo después que los ministros del culto hombres hayan dejado la zona. Después de que los ejércitos pasan violando y arrasando, estas líderes espirituales permanecen en los poblados con las mujeres, cuidan a los niños, construyen las escuelas, reparan los comercios y apoyan a las comunidades.

Y sin embargo, en una sesión especial dedicada a la reconciliación de género en la religión, cada una de ellas, de cada una de las confesiones, citaba el mismo tipo de anulación religiosa de las mujeres por los proveedores oficiales de la religión de su entorno: invisibilidad en el lenguaje religioso; interpretación patriarcal de los textos sagrados; prejuicios de género contra las mujeres académicas; falta de reconocimiento institucional a su trabajo, a su ministerio, a su condición de discípulas; negación del reconocimiento de la autenticidad e igualdad de su relación espiritual con la divinidad; rechazo a sus voces, a su dirección, a su sabiduría. Es decir, Dios en cada una de las tradiciones religiosas, es sexista.

Y estos han sido sólo unos pocos ejemplos de las mujeres a las que escuché en cada sesión de este foro internacional, que fue patrocinado por la Iniciativa Global para la Paz .

Mientras estaba entre ellas traté de imaginar cualquiera de sus tradiciones religiosas sin ellas. Los templos estarían vacíos, las personas no estarían atendidas, los textos sagrados estarían olvidados en los tabernáculos, como conchas vacías del impulso que los inspiraron. Pero los rituales, aparentemente, continuarían. La cuestión es, ¿son suficientes los rituales para que una tradición religiosa sea verdaderamente religiosa? Este es el acertijo que tenemos que resolver.

Desde mi punto de vista, parece que las religiones en todo el mundo carecen de la esencia de la religión. Al menos carecen de la visión, la amplitud y santidad de sus fundadores. Hay una cosa clara: si las mujeres, finalmente, aceptan la respuesta de que no son necesarias en la religión y dejan de luchar para hacer lo que los textos sagrados, todos ellos, piden sobre la igualdad, santidad, condición de discípulas y sacralidad –entonces, la oración, las velas, el incienso y los ensalmos no serán nunca suficientes para sustituir el espíritu de la religión que estas mujeres aportan pero cuyas voces permanecen silenciadas.

Nota de la traductora:

    * Shakti significa fuerza, poder o energía, y es el concepto hindú que personifica el aspecto femenino de la divinidad. Representa los principios activos y dinámicos del poder femenino.
    ** Organización espiritual sin ánimo de lucro dedicada a producir cambios positivos en todos los niveles de la sociedad.Tiene página web en castellano.

    [La H. Joan Chittister, OSB, pertenece a las Hermanas Benedictinas de Erie, PA, USA. Ella es conferenciante y autora conocida internacionalmente. Directora ejecutiva de Benetvision (benetvision.org). Este artículo se publicó en ncronline.org para la revista National Catholic Reporter. Ha sido traducida por MR para Atrio.org con permiso de la autora]

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