Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Del “Gaudeamus igitur” al “Venceremos nos”

10-Abril-2008    Eloy Isorna
    Falta un mes para que se celebren los 40 años del Mayo 68. Muchos comentarán el significado de esa fecha. Tanto Sarkozy como Benedicto XVI ya han manifestado que significó un gran deterioro de la cultura europea y de una ordenada renovación de la Iglesia. Pero es interesante recordar que la revolución juvenil y la vivencia de un cristianismo comprometido en todas las causas de la liberación es anterior al mayo francés. Nos recuerda algo Eloy Isorna.

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    RETAZOS DE UNA HISTORIA PARA RECORDAR

Se acaban de cumplir en febrero pasado 40 años del movimiento estudiantil en la Universidad de Santiago que culminó, ¡en aquellos tiempos!, con una encerrona de cientos estudiantes en el edificio central de la Universidad. El encierro duró tres días ante unos dirigentes universitarios desconcertados quizá por la fuerza de las razones de fondo en que se apoyaban los universitarios y una ciudadanía compostelana, quizá igualmente desconcertada pero que no dudó en colaborar facilitando mantas y víveres durante el encierro, que terminó el 12 de marzo de 1968 con el desalojo no violento de los encerrados por el cuerpo de la Policía Armada.

Estos actos protagonizados por los estudiantes fueron esencialmente pacíficos, sus reivindicaciones eran concretas y razonadas. Respondían a un proceso de concienciación ciudadana que se había venido desarrollando durante los años anteriores en la comunidad universitaria española en general y gallega en particular. Movimientos similares se desarrollaban en otras ciudades de España y la lucha por la democracia y el respeto a los derechos humanos no era desde luego patrimonio universitario. Hacía años que el mundo obrero participaba en esa lucha clandestina que incluía no solo movilizaciones sino también y de forma importante grandes dosis de formación y concienciación, a las que no fueron ajenos, desde distintos campos y circunstancias pero algunas veces complementariamente, el Parido Comunista en la clandestinidad, y algunos movimientos cristianos como la JOC y la HOAC.

Los protagonistas del movimiento son estudiantes universitarios, en su mayoría hijos de la burguesía gallega que en su desarrollo personal y desde una postura de honestidad tomaron conciencia de forma individual, pero también de forma grupal y colectiva, del valor de la persona y de su dignidad y de las contradicciones existentes entre unos teóricos principios de derechos y/ o de doctrina y la realidad de la falta de libertad democrática y de derechos.

Una exposición celebrada en el Edificio de Fonseca de la Universidad de Santiago, ha venido ahora a recordar aquel tiempo y a aquellas personas que participaron en estos acontecimientos. Como siempre muchos han quedado en el anonimato por más que su participación activa, la de todos y cada uno, fue eslabón indispensable en el desarrollo de los acontecimientos.

La Exposición lleva por título: “Do Gaudeamus Igitur ao Venceremos nos” (Del Gaudeamus Igitur al Nosotros venceremos). El título señala una evolución e el mundo universitario: desde el canto del himno “Gaudeamus Igitur, himno medieval y universitario con cuyo canto solían celebrarse las liturgias laicas universitarias de manera oficial, hasta el “Venceremos nos” versión gallega y revolucionaria de un canto pacifico de revolución cargado de fe en el futuro y de esperanza, y que los estudiantes coreaban en aquellos años en sus pacificas manifestaciones y en sus reuniones de grupos.

La exposición ha tenido sus puertas abiertas hasta hace unos días desde el 28 de febrero de 2008. Ha sido organizadora de la Exposición la Fundación 10 de marzo y su Comisario Ricardo Gurriarán. Se ha contado también con diversas colaboraciones de la Xunta de Galicia y de las Universidades de Santiago y Vigo.

Entre los movimientos estudiantiles que la exposición nos recuerda están el por entonces sindicato oficial universitario (SEU), el servicio universitario del trabajo (SUT), la organización cultural “O Galo”, el Cine Club Universitario, los grupos musicales de “Voces Ceibes”, el Partido Comunista y los Movimientos Cristianos, especialmente la JEC (Juventud Estudiante católica), entre otras. Algunos estudiantes tenían duplicidad de militancia en estas organizaciones, desde luego todos en las organizaciones oficiales obligatorias (SEU) y en el grupo voluntario de adscripción. Ceo que es importante destacar la conjunción de acción entre los distintos grupos, propiciada quizá también por las relaciones de amistad personal entre los integrantes de cada uno de ellos, que en muchos casos se mantiene hasta hoy y así se les ha vistos juntos en la jornada de la inauguración de la exposición que concluyó con el canto por todos del “Venceremos nos”.

Hubo también mucho trasvase de personas de una a otras organizaciones. Especialmente desde la JEC, de la que salieron significados militantes, alguno de los cuales por aquellos años o posteriormente se integraron en otros grupos.

La Fundación 10 de Marzo ha editado un gran catalogo de esta exposición integrado por 371 páginas con fotografías de aquella época y textos explicativos de los acontecimientos que se evocan. E imposible dar aquí cuenta del contenido.

La JEC era por entonces un movimiento preocupado por la formación de personas, creo recordar que se decía en aquel tiempo, a modo de consiga, que era preciso convertir un mundo salvaje en humano, y el mundo humano en cristiano.

Ese afán de formación humana y su ejercicio práctico, quizá explique la fuerza de la presencia de personas provenientes de la JEC en aquel movimiento que se ve constatada en los textos y las fotos de la exposición.

El método de formación e impulso a la acción de la JEC, similar al de otros movimientos como la JOC, era la revisión de vida, practicada semana tras semana y año tras año.

Finalizo con un párrafo de un texto del citado Catalogo de la exposición (..) Tamén foi significativa a axuda para infraestructuras prestada pola cidadanía e algúns hostaleiros santiagueses durante o peche; e a do clero mais comprometido, que fixo pública a sua opinión contra a negativa das autoridades ao dialogo e o seu rexeitamento á violencia policial”. (1) Fue quizá este apoyo de parte del clero, el que dio lugar a los siguientes titulares en un artículo del semanario “¿Que pasa?”, en 1968: “Prosigue la rebelión de los clérigos. La marea negra - con pintas rojas- alcanza a Santiago de Compostela. (reproducción fotográfica en página 272 del catalogo. Archivo de Xosé María Méndez Domenech.

La añoranza de aquellos hechos no es meramente sentimental. El pacifismo y lo razonable de las protestas, la madurez humana y cívica de sus protagonistas, la amistad y colaboración en la acción entre las personas incardinadas en los distintos grupos, salvo excepciones puntuales, su sacrificio personal (algunos terminaron en la cárcel y / o perdieron para siempre su vida académica) y la amistad y el respeto que aún hoy se siguen en general profesando, debieran ser referentes para la acción política y ciudadana del día a día en la actualidad, muy lejos de los reproches y broncas habituales y de las descalificaciones globales, alentadas desgraciadamente desde algunos medios y portavoces mediáticos.

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