Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Una Iglesia que se construye desde la base

16-Abril-2008    Atrio
    El pasado fin de semana, más de 500 personas se reunieron en el Fòrum anual “Cristianisme y mon d’avui”. Se celebraban los veinte años desde la primera convocatoria. Vino desde Brasil José Comblin para hablar de “La Iglesia de los pobres y la experiencia de Dios”. Todo un acontecimiento eclesial de base, con la ausencia total del Cardenal o sus auxiliares que fueron, como siempre, invitados. En espera de poder ofrecer más crónica y materiales del evento, publicamos el mensaje final, que puede leerse también en la versión original en valenciano.

    MENSAJE FINAL DEL XX FÒRUM “CRISTIANISME I MÓN D’AVUI”

    Agradecimiento y compromiso. Estas son las dos palabras que más hemos repetido en este XX Fòrum.

Damos gracias a Dios porque durante veinte años hemos sido capaces de reunirnos, año tras año, en estos encuentros de reflexión, plegaria y convivencia fraternal, y proclamar nuestra convicción de que estos tiempos civiles y eclesiales, tan llenos de pragmatismo político y restauracionismo eclesiástico, han sido, también, una fuente de gracia y de libertad; y porque, a pesar de las deficiencias personales y colectivas que sin duda hemos tenido, nos hemos mantenido fieles a los principios que dieron origen a esta iniciativa eclesial. Los nuevos aires que entraron en la Iglesia por la ventana abierta por Juan XXIII continúan estimulándonos a quitarle el polvo del autoritarismo, del clericalismo y del machismo, que aún se manifiestan no sólo en determinadas actuaciones de la jerarquía sino, a veces, en nuestros mismos grupos y comunidades.

Conducidos en todo momento por la espiritualidad cristiana de “la levadura que se mezcla en la masa hasta que toda ella fermenta” y fieles a nuestra tierra, nos comprometemos a continuar presentes en la sociedad laica, plural y democrática y, con los mismos derechos y deberes de todos los ciudadanos, colaborar con lealtad en todos aquellos proyectos, vengan de donde vengan, que son fuente de justicia, verdad, libertad y humanización integral, especialmente de los más pobres y desamparados.

Porque creemos que Jesús Resucitado es el fundamento de nuestra fe y esperanza, al terminar este XX Fòrum, queremos proclamar con toda fuerza que otro mundo y otra Iglesia son posibles:

     Un mundo que ya no estará en guerra contra los pueblos pobres, sino contra toda clase de pobreza de cualquier lugar del mundo, y en el que la industria mi9litar no tendrá más remedio que desaparecer.

     Un mundo donde nadie morirá de hambre, porque tampoco podrá morir nadie de un hartazgo.

     Un mundo donde nadie se verá obligado a emigrar y a vivir en clandestinidad, porque a toda persona se le reconocerán sus derechos humanos y todos gozarán de la plena ciudadanía en un mundo que respete la pluralidad cultural, lingüística y política de los diversos pueblos y naciones de la tierra.

     Donde la libertad y la seguridad, condenadas ahora a vivir separadas, volverán a juntarse y ningún político las utilizará para meter miedo en el corazón de las personas y las instituciones.

     Una Iglesia más evangélica, libre y liberadora, potenciadora de la felicidad de las personas y animadora de gozar del cuerpo, como obra del Buen Dios, Padre-Madre.

     Que interpretará como se debe el precepto divino “amarás la naturaleza”, de la cual la persona humana forma parte, y no la someterá ni explotará.

     Una Iglesia en la que la unidad no será sinónimo de uniformidad ni la persona estará al servicio del derecho canónico ni de las rúbricas litúrgicas; en la que la comunión será bidireccional, no únicamente de arriba a abajo.

     Soñamos con un mundo y una Iglesia donde nadie podrá trabajar, a la vez, para la gloria de Dios y para los propios bolsillos, prestigio y poder; donde ningún político triunfará sirviéndose de agua bendita.

     Un mundo y una Iglesia que con humildad se dejen salvar aprendiendo de la solidaridad, la estima, la alegría y los valores humanos y evangélicos que nos aporten todos los crucificados por un sistema económico perverso.

En este mundo nuevo y en esta Iglesia nueva, todas las personas que tengan voluntad de justicia y voluntad de paz convivirán y tendrán las mismas oportunidades, sin que importen en absoluto las fronteras del mapa o del tiempo, de la lengua o del sexo, de la raza o de la creencia.

¿Un sueño, una utopía? Quizás. Lo bien cierto es que “més lluny, hem d’anar més lluny”(“más lejos, hemos de ir más lejos”) si queremos llegar a la “Itaca” del Reino de Dios. “Dejemos el pesimismo para días mejores” y, sin mirar hacia atrás, continuemos avanzando con la fuerza que nos dan la fe y la hermandad que nos vienen del Cristo Resucitado y que en estos días de Pascua estamos actualizando.

València 13 de abril de 2008

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