Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

La reflexión teológica en la sociedad de la información

16-Agosto-2008    Paco Barco

“La teología es una reflexión crítica acerca de la experiencia cristiana de Dios, del hombre y del mundo, Por consiguiente, la teología consiste en reelaborar la fe cristiana cuestionando y reflexionando sobre ella “. L. Boff citando a K. Rhaner

Con esta cita reconozco la labor de Vigil, Herrero y de las muchas personas que han contribuido en esta reflexión pública y colectiva y me sumo con unas breves sugerencias. Gracias a este portal, ATRIO, y a Antonio Duato

Cada generación y cada colectivo o iglesia, me refiero desde mi pertenencia al grupo de creyentes que nos sentimos y confesamos cristianos, y cada una de las personas que manifestamos tener fe, hemos de reflexionar libre y críticamente y hacerlo con los recursos que nuestra naturaleza y la evolución nos proporcionan en este transcurrir histórico.

En una sociedad informacional no es igual la reflexión que en las sociedades primitivas o incluso en la época de la revolución industrial: desde la genética a las ciencias históricas o de interpretación, sin olvidar el psicoanálisis, son recursos que tenemos, hoy en día, a nuestra disposición en esta noble y exigente tarea.

Gracias al esfuerzo metodológico realizado por creyentes serios como Vigil, Herrero, el citado Boff, Pagola y tantos otros, estamos hablando sobre lo que ellos denominan, de manera muy acertada, nuevo paradigma. Desde esa perspectiva, incluso podemos hablar de la corriente en la exégesis moderna que presentan una interpretación de las Escrituras como una explicación ideológica necesaria del nacimiento de Israel como pueblo y de su experiencia religiosa, o como la interpretación de las comunidades primitivas seguidoras de Jesús de los sucesos acaecidos, de su propio entorno y todo ello desde la experiencia de su encuentro con Jesús y desde esa fe, que creo está muy en consonancia con lo defendido por Juan Luis o Vigil.

Nuestro camino para encontrarnos con Dios, es nuestra propia naturaleza, nuestra conciencia, nuestra inteligencia y razón, es la imagen que tenemos más cercana de Dios, a pesar de lo que en la Historia ha sido capaz de hacer negativamente ese ser humano. Pero entiendo que el hombre, “la imagen de Dios”, es más omnicomprensiva que sólo la razón, por mucho que defienda a la Ilustración. Todo el ser humano, como toda la naturaleza, es esa imagen de Dios: la memoria, la emoción, el sentido, el gesto, la palabra, la alegría y la tristeza, el llanto y la risa, la vida y la muerte, “rastrean a Dios y sufren dolores de parto por su manifestación”.

Hoy, una teología, que es la expresión de la búsqueda de los humanos, en soledad y en comunidad, de Dios, no Dios, ni “palabra de Dios”, sería idolatría, ha de utilizar de manera holística esa naturaleza-puente-imagen de Dios en su búsqueda. Pienso que “la inteligencia emocional”, Daniel Goleman,”la memoria celular”, Faustino Cordón, los anhelos y las utopías, y especialmente los otros y los más sufrientes, teología de la liberación, conforman esa imagen de Dios y son también los caminos teológicos de esta generación.

Igualmente, todo lo escrito, lo que reconocemos como Sagradas Escrituras, es también la obra “reveladora” que los creyentes asumimos como el camino que nos descubre a Dios y el ejemplo de aquellos que con su vida lo han descubierto y nos señalan el cómo: profetas, discípulos, apóstoles y el mismo Jesús. Es decir, obra, Las Escrituras, también de lo que Herrero tan acertadamente defiende como nuevo paradigma, de la naturaleza humana, de la razón.

Pero todo ello no como una pura gnosis, sino desde y a partir de la fe, que no es una creencia, sino una experiencia abierta, personal y vivida grupalmente, de forma gratuita, al menos “misteriosa”.

Termino, con el permiso de Casaldáliga, con dos sonetos suyos que nos descubren este anhelo de Dios, su búsqueda y su encuentro y sus dificultades:

    VI UN CIELO NUEVO Y UNA NUEVA TIERRA

    Entonces veré el sol con ojos nuevos
    y la noche y su aldea reunida;
    la garza blanca y sus ocultos huevos,
    la piel del río y su secreta vida.
    Veré el alma gemela de cada hombre
    en la entera verdad de su querencia;
    y cada cosa en su primero nombre
    y cada nombre en su lograda esencia.
    Confluyendo en la paz de Tu mirada,
    veré, por fin, la cierta encrucijada
    de todos los caminos de la Historia
    y el reverso de fiesta de la muerte.
    Y saciaré mis ojos en Tu gloria,
    para ya siempre más ver, verme y verte.

    Jesús de Nazaret

    ¿Cómo dejarte ser sólo Tú mismo,
    sin reducirte, sin manipularte?
    ¿Cómo, creyendo en Ti, no proclamarte
    igual, mayor, mejor que el Cristianismo?
    Cosechador de riesgos y de dudas,
    debelador de todos los poderes,
    Tu carne y Tu verdad en cruz desnudas,
    contradicción y paz, ¡eres quien eres!
    Jesús de Nazaret, hijo y hermano,
    viviente en Dios y pan en nuestra mano,
    camino y compañero de jornada,
    Libertador total de nuestras vidas
    que vienes, junto al mar, con la alborada,
    las brasas y las llagas encendidas.

* Paco Barco, un cristiano de base en Sevilla, ha enviado este artículo a ATRIO, pero puede ser reproducido en otros medios.

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