Pasa lo de siempre. La Jerarquía católica declara doctrinas y pone normas restrictivas que excluyen el uso de anticonceptivos o la intercomunión entre las diversas iglesias cristianas. Pero si se trata de religiosas violadas en el primer caso o de una personalidad como el difunto Hermano Roger de Taizé en el segundo, todas las doctrinas y normas se olvidan. ¿Y por qué no para todos?

En una entrevista en “L’Osservatore Romano”, el cardenal Kaspers define a Roger Schutz como “Símbolo de ecumenismo espiritual” y despeja el enigma de si el ilustre pastor calvinista se había convertido o no al catolicismo, ya que los dos últimos papas le habían dado la comunión. No había dejado de ser protestante pero se había acercado tanto a la Iglesia católica en algunos puntos que los papas permitieron esta intercomunión en público.

La intercomunión está expresamente prohibida en el nº 45 de la Ecclesia de Eucharistia de Juan Pablo II, publicada en 2003, un poco antes de que antes de que la coincidencia en Berlín del Kirchentag protestante y del Katholikentag hiciera pensar a los responsables de ambos en un acto conjunto que significase y animase el camino ecuménico hacia la unión de las iglesias.

La entrevista a Kasper sobre el hermano Roger es reproducida y comentada por Sandro Magister en su página Chiesa.

Hay que recordar que este mismo cardenal Kaspers es quien, en una reciente intervención en la Conferencia de Lambeth (Reunión cumbre de toda la Iglesia anglicana), había expresado su preocupación por la división que estaba sufriendo el anglicanismo por la ordenación episcopal de mujeres. En vez de manifestar, como invitado, una postura respetuosa y compensiva con el debate interno, se manifestó desafiante. Si se confirma esa división, dijo, se dividirá el anglicanismo y la posibilidad de unión futura con el catolicismo. Por su parte la Iglesia Católica esta dispuesta a acoger en su seno a todos los obispos, pastores y comunidades anglicana que se resistan a aceptar el que las mujeres sean admitidas a todos los ministerios de las iglesias, en perfecta igualdad personal con los varones. A esto se llama “urgar en la herida” y “pescar en río revuelto”. ¡Qué actitudes más cristinas! Véase sobre esta cuestión también Chiesa.