Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Exista Dios o no… ¡construyamos humanidad!

02-Octubre-2008    Juan Luis Herrero del Pozo
    Nueve días sólo lleva en ATRIO el anterior artículo de JL Herrero y ha generado ya más de 200 comentarios. Como es normal, el río de los mismos ha ido creando sus meandros, con remansos y remolinos, de forma libre y espontánea. Con esta nueva entrada (en la que promete una tercera), el autor vuelve a centrar el tema de su reflexión sobre el compromiso común al que conduce cualquier experiencia religiosa o reflexión ética.

    Nota preliminar: quiero dejar claro que no pretendo ‘apoderarme de Atrio’ como, al parecer, alguien temía. ¿Que me encantaría -¿cómo no?- que la especificidad (redefinición) del portal fuese en la línea del nuevo paradigma del que estoy convencido? ¡Pues claro! Pero no pasa nada en caso de que se acepten otras líneas también. Mi cosmovisión es estrictamente laica y abarcante, sólo rechaza las formas intolerantes de revelación. Creo que la he fundamentado con rigor múltiples veces, aunque no muchos la han entendido, y constato que nadie ha propuesto argumento alguno que demuestre en todo o en parte su inconsistencia lógica u ontológica o su inoportunidad. Pero sigo invitando a impugnarlo con razones; serán bienvenidas Aunque de notable repercusión práctica, como muchos han reconocido, este paradigma es, ante todo, una clave de interpretación global de la realidad, no una ortopraxis. Pero una buena idea es lo más práctico.

    Creo que debe quedar claro: después de 20 siglos en que se ha impuesto un pensamiento y se ha reprimido cualquier otro… nadie pretende hoy cambiar las tornas radicalemente. No pretendo imponer mi pensamiento a nadie. Pero ¡claro! criticar el de siempre y defender otro diferente parece insoportable y es entendido por algunos conforme al viejo pliegue mental: como si siguiera la inquisición aunque cambiada de mano.

Paso a CONCRETAR lo propuesto en mi artículo anterior.

Sí, insisto testarudamente, el concepto de revelación, entendido en su sentido tradicional, lo embrolla todo. Como don que Dios otorga selectivamente (elección) a quien quiere es discriminatoria y desdice de Dios. Por ello veo en tal don privilegiado la linde que no puede franquear un proyecto de pensamiento crítico inequívocamente laico. Sin revelación, o entendiendo ésta únicamente como experiencias o iluminaciones surgidas en algunos en algunas ocasiones, pueden converger todos los proyectos humanos razonables.

En mi artículo anterior “Pepe” (‘aunque no existe Dios’) y “Juanito” (‘como si Dios no existiera’) representan dos prototipos que delimitan el amplio ámbito de convergencia posible entre todo tipo de gentes de buena voluntad.

Es manifiesta la creciente nebulosa de personas religiosamente indiferentes, de agnósticos explícitos o de ateos convencidos que, exista Dios o no en la realidad, no cuentan con él ni deducen de él sus imperativos de conciencia… Se supone, puesto que se trata de buena gente, que son personas cabales, es decir, no adoradores de otros ídolos (el Yo, el Dinero… )ni siquiera inmaduros ‘distraídos existenciales’. Lo que, a mi entender, implica que su existencia se base en una opción de vida -sincera aunque imperfecta- de construcción personal y de compromiso en pro de un mundo más justo: apertura y atención al prójimo, a comenzar por los cercanos, y con atención preferente a los marginados.

Dentro de la nebulosa creyente’ existe una base de opción vital común con los anteriores. Ahora bien, la característica del ‘como si Dios no existiese’ implica evitar caer en ciertas trampas a las que aquellos son inmunes. Aunque se ha apostado por contar con Dios como fundamento último de sentido y felicidad está claro que Dios no sustituye ni la ignorancia ni exime de construir un mundo justo y amable. Más concretamente:

  • 1) La que se denomina ‘experiencia’ religiosa o espiritual ha dado pruebas en la historia de gran fecundidad humanizadora. Pero también ha originado procesos aberrantes y enajenantes de todo tipo cuya evitación exige clarividencia, discernimiento y coraje.
  • 2) Dado que ‘a Dios nadie lo ha visto’ la apuesta de fe mencionada es conceptualmente en extremo parca y pudorosa (apofatismo) Todo constructo dogmático de cualquier religión más allá de la reflexión inteligente o de la intuición experiencial subjetiva, cuelga de la única percha posible, la de alguna pretendida revelación sobrenatural en sentido estricto. Y junto con ésta se va a desmoronar como castillo de arena. En la vieja terminología teológica sigue habiendo lugar para la apuesta por el Misterio (credere Deum) no para creer a Dios lo que nos revela (credere Deo).
  • 3) Si tomamos en serio lo de que a Dios nadie lo ha visto no podremos definir lo que es y cómo lo es pero, precisamente por ello, es vital afirmar lo que no es, es decir, derribar los ídolos, de-construir las falsas imágenes de Dios porque le serían injuriosas, indecentes (etimológicamente). Es la conocida como teología negativa.
  • 4) Si desconocemos todo de Dios con igual razón desconocemos todo de su posible actividad en el cosmos. Hemos hablado de Dios como fundamento último de sentido (metáfora mínima) pero sería peligroso aplicarle el concepto de Causa Agente en el sentido de actividad o intervención para ‘hacer’ existir algo o modificar lo existente. La ‘Providencia’, la ‘acción del Espíritu’… son antropomorfismos, formas humanas sugerentes y enjundiosas de expresar la profundidad omniabarcante, la entrañable inmanencia de Dios. Nos valen, pues, como metáforas no como metafísica espiritual.
  • En esta misma línea se pasa por el crisol del sentido crítico todo el imaginario religioso construido en torno a las múltiples intervenciones de Dios en la historia (intervencionismo mágico): revelaciones, fecundación mágica de un óvulo en María, ‘encarnación’ estricta en Jesús, acción instrumental -ex opere operato- de los sacramentos (lavado del pecado original, ¡transustanciación!), inspiración hagiográfica, asistencia al magisterio, milagros, efectos no naturales de la oración de petición, apariciones sobrenaturales, resurrecciones sobrenaturales (Jesús resucitó ¡como todos!).

  • 5) Desde la fidelidad a su conciencia, muchas personas han ‘vivido’ con mayor o menor acierto una relación sana con Dios validada por el comportamiento correspondiente. Son ‘testigos del Trascendente’ y los testigos son parte capital del entramado vital de las personas. Jesús es uno decisivo en la tradición cristiana, aceptado también por muchos no cristianos. Transparenta especialmente a Dios y lo aceptamos no porque él mismo haya afirmado ser Dios sino por ‘sus frutos’ en las conciencias y en la historia. No otra sería su Misión y su peculiar revelación de Dios.
  • 6) La vivencia de la fe en Dios, aparte del silencio contemplativo de que se nutre, aparte de la exigente ortopráxis en que se valida, se plasma habitualmente en algún tipo de manifestaciones externas (religión), simplemente en virtud de la naturaleza humana. Su abanico es extenso, flexible, variable según culturas, personas y momentos de la autoconstrucción personal. Dentro de estas manifestaciones entran las expresiones comunitarias, la reflexión y formulación de creencias y oraciones, expresión cúltica (símbolos y ritos).

Un cristiano o seguidor de Jesús se conduce en este ámbito con la mayor libertad (‘en espíritu y verdad’), sin sentimiento de culpa por ‘practicar’ poco según momentos de la vida y con respeto de la práctica ajena.

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Por lo dicho se entiende el amplísimo espacio de convergencia entre personas de buena voluntad, ya sea que no crean en Dios, ya sea que vivan y actúen ‘como si no existiese’.

“Gloria Dei vivens homo” :Exista Dios o no ¡construyamos humanidad! ¡Cuánto más humanos más divinos! ¿No puede ser ésta la especificidad de un portal plenamente laico?

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Buscando adelgazar al máximo el concepto de Dios (apofatismo) incluso cuando es inevitable nombrarle (en su relación al cosmos) he utilizado la metáfora-metafísica de ‘fundamento óntico’. La cosa es exigencia del nivel reflexivo pero cualquier creyente sabe la inefable riqueza EXISTENCIAL que encierra para él y su vida un concepto tan austero. Me gustaría explicitar este tema en un “III Exista Dios o no…”

Logroño 27 sept. 08

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