Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

UNA MULTINACIONAL LLAMADA IGLESIA CATÓLICA

02-Abril-2006    Francisco Asensi
    El autor es un veterano colaborador de ATRIO, del grupo ¡AU! de Valencia. Lo que tal vez no sepan todos es que es también un prestigioso novelista, especializado en ambientar sus novelas en el mundillo del Vaticano y uniendo la ficción con la historia y el análisis ideológico, en la tradición de Gide y de Umberto Eco en “El nombre de la Rosa”. Su última obra, “El secreto de Sant’Angelo” (Roca Editorial, 2006) describe a la vez, relacionados por el hilo de la intigra, el Vaticano del siglo XIX y el de ahora.

Como dice José Antonio Marina (”Por qué soy cristiano”), las religiones tuvieron una función benéfica y moralizadora frente al poder arbitrario… hasta que ellas mismas se convirtieron en poderosas.

A la Iglesia Católica, hace siglos que le llegó ese momento. Desde sus mismos orígenes, se convirtió en lo que hoy llamaríamos una multinacional religiosa cuyos fines y objetivos, disfrazados de una u otra forma, fueron, en resumidas cuentas, siempre los mismos: el poder y el dinero.
¿Qué tiene que ver esa Iglesia que nos retrata la Historia con el mensaje de Jesús? A mi entender, muy poca cosa. La condena profética de Jesús contra la Religión, el Templo y los Sumos Sacerdotes de su tiempo no ha perdido vigencia y se puede trasponer a la Iglesia Romana de hoy, a sus gerifaltes vaticanos y, salvadas pocas y honrosas excepciones, a todos sus altos funcionarios esparcidos por el mundo. Basta abrir el Evangelio y cotejarlo con esa realidad eclesial: ritos y ceremonias desprovistos de espíritu, espectáculos carnavalescos multimedia, lujosísimos viajes de turismo apostólico, concentraciones multitudinarias de propaganda al más puro estilo de regímenes totalitarios, papolatría, encíclicas y declaraciones de todo tipo que son puro “flatus vocis” cuando no letra que mata… Todo, todo, pura añoranza de la cristiandad medieval, cuando la Iglesia cortaba el bacalao. ¿Han leído las declaraciones de Ratzinger al Partido Popular Europeo? La jerarquía católica tiene pleno derecho a “participar” en el debate político… Conociendo las sinuosidades del lenguaje palaciego vaticano y la praxis que Rouco, Cañizares y Martínez Camino (ratzingerianos de pura raza) aplican por aquí, habrá que sustituir la palabra participar por “mangonear” por ser más exacta y ajustada a la ideología que viene de Roma.

Valencia será un buen exponente de esa Iglesia y de ese marketing religioso del que hablo.

* El viaje del Papa y la Copa de América han aparecido publicitados juntos en el manto floral de la Virgen de los Desamparados. De lo que se deduce que los dos eventos son vistos y tratados como productos comerciales de los que se habla tanto en las parroquias como en los despachos empresariales. ¡Hay mucho dinero en juego!

* García Gasco, preclaro hijo de esa Iglesia, ha querido echar la casa por la ventana, malgastando dinero a espuertas (¿de su bolsillo particular…?).
Basten algunos botones como muestra:

a) Un lujoso apartamento de 180 m2 ha sido construido dentro del palacio episcopal para que el papa duerma plácidamente una o dos noches. A 200 metros del palacio de García Gasco, bajo el puente, malvive un grupo de inmigrantes. Pero, ay, a los pobres siempre los tendréis con vosotros, en cambio, al dulce Jesús en la tierra apenas unas horas…

b) Reformas en el Seminario para que la corte de cardenales y arzobispos del papa-rey tenga dignos aposentos como corresponde a su condición de príncipes.

c) El altar efímero de 2.000 m2. en el que celebrará Ratzinger contendrá un microclima para que él y su corte no se derritan. Al parecer, al santo padre le abruma el calor y había puesto esa condición para su viaje… Total, la broma costará sólo unos 600.000 € = 100 millones de pesetas. ¡Qué menos se puede hacer por el servus servorum Dei!

d) La misa concelebrada será televisada a todo el mundo y será la más grande jamás vista. García Gasco quiere batir el récord y entrar en el Guinnes. Los gusanos de China no dan abasto para producir tanta seda: 900 casullas, 3000 sacerdotes…

Todo ese monumental teatro, ¿para qué? Para que el universo mundo se entere de que a esa Iglesia “muerta” aun le queda poder.

¿Y qué pasa con la Iglesia de los pobres? Por favor, más bajo, y no vengáis con demagogias, que el santo padre está haciendo la siesta…

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