Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

El papa bendice y recomienda el liberalismo

01-Diciembre-2008    Antonio Duato

El papa ha escrito una carta que aparece al inicio de un nuevo libro de Macello Pera, un filósofo liberal italiano, seguidor de Karl Poper, que en 1996 fue elegido Presidente del Senado tras el triunfo de “Forza Italia” de Berlusconi y ahora vuelve a ser senador también con Berlusconi.

En 2004 publicó otro libro –“Sin raíces”– junto con Joseph Ratzinger, a quien había conocido en diversos encuentros de teocons y con el que, aun declarándose no creyente, ha sintonizado profundamente en la visión de la crisis de Europa: ambos manifiestan su preocupación por una civilización occidental amenazada en su interior por el relativismo y el multiculturalismo, debilitada por el rechazo de sus raíces cristianas y por la amenaza islamista.

Ahora acaba de publicar otro libro que titula “¿Por qué debemos llamarnos cristianos?”. El libro se presenta con una carta de Benedicto XVI que llama extraordinariamente la atención. No es una formal carta de cortesía. El papa alaba y recomienda vivamente el contenido filosófico y político de un senador del partido de Berlusconi.

¿Qué ya era hora de que el papado se reconciliara con el liberalismo en contra de lo decretado por Pío IX: “Es un error que el papa pueda y deba reconciliarse con el liberalismo” (Sílabo, nº 80)? ¡Claro! Es una prueba del profundo relativismo y oportunismo con que se construye el magsterio pontificio,

¿Pero acaso esta nueva alianza con los teocons no conserva la misma intención política de mantener el poder a toda costa que tenía Pío IX al aliarse con los absolutistas y luchar ideológicamente contra los liberales?

La ventaja es que en intervenciones como ésta el Papa, que tiene el título de Vicario de Cristo y la misión de unir en el espíritu de Jesús a todos los hombres y culturas del universo, trasluce más claramente su mentalidad política que en discursos oficiales. Y también podemos descubrir mejor algunos aspectos de su oposición radical al diálogo interreligioso en contra del “espíritu de Asís” que implantó su predecesor. Vean si no:

  • El texto completo de la carta de Benedicto XVI a Marcello Pera, autor de “Por qué debemos llamarnos cristianos”, Mondadori, Milano, 2008, reproducida al inicio del libro:

    Querido senador Pera,

    En estos días he podido leer su nuevo libro “Por qué debemos llamarnos cristianos”. Me ha resultado una lectura fascinante. Con un magnífico conocimiento de las fuentes y con una lógica aplastante Usted analiza la esencia del liberalismo a partir de sus fundamentos, mostrando que a la esencia del liberalismo pertenece su enraizamiento en la imagen cristiana de Dios: su relación con Dios de quien el hombre es imagen y de que hemos recibido el don de la libertad. Con una lógica irrefutable Usted hace ver que el liberalismo pierde su base y se destruye a si mismo si abandona este su fundamento. No menos me impresionó su análisis de la libertad y de la multiculturalidad, sobre la que Usted señala cómo el mismo concepto es intrínsecamente contradictorio, lo que hace de la multiculturalidad algo política y culturalmente imposible. Tiene una importancia fundamental su análisis sobre lo que podría llegar a ser una Europa y una Constitución europea en la que Europa no se transformase en una realidad cosmopolita, sino que encuentrase, a partir de su fundamento cristiano-liberal, su verdadera identidad.

    Especialmente significativo me ha parecido también su análisis de los conceptos de diálogo interreligioso e intercultural. Usted explica con gran claridad que un diálogo interreligioso en el sentido estricto de la palabra no es posible, mientras es más urgente el diálogo intercultural que profundiza las consecuencias culturales de las opciones religiosas de fondo. Mientras sobre estas últimas un diálogo verdadero no es posible sin poner entre paréntesis la propia fe, es necesario contrastar públicamente las consecuencias culturales de las opciones religiosas de fondo. En este terreno cultural son posibles y necesarios el dialogo, la mutua corrección y eln enriquecimiento recíproco. De lo que significa y aporta todo esto para la crisis contemporánea de la ética me parece importante lo que Usted dice sobre la parábola de la ética liberal. Usted muestra que el liberalismo, sin dejar de ser liberalismo sino, al contrario, para ser fiel a sí mismo, puede conectarse con una doctrina del bien, especialmente con la cristiana que le es connatural, ofreciendo así una contribución para superar la crisis.

    Con su sobria racionalidad, su amplia información filosófica y la fuerza de su argumentación, el presente libro es, a mi parecer, de fundamental importancia en esta hora de Europa y del mundo. Espero que encuentre una amplia acogida y ayude a dar al debate político, más allá de los problemas urgentes, esa profundidad sin la que nosotros no podemos superar el desafío de nuestro momento histórico.

    Agradecido para su trabajo le deseo de corazón la bendición de Dios. Suyo

    Benedicto XVI

    Castel Gandolfo, 4 de septiembre de 2008.

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