Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

La Iglesia: una “gran fábrica” en crisis

13-Enero-2009    Mario Cervera

Como cada mañana, muchos trabajadores han ido a trabajar. Otros no han podido, porque no tienen trabajo, algunos lo han perdido recientemente… (mi solidaridad con ellos)

Sin embargo, la Iglesia, esa “gran fábrica cristiana”, sigue trabajando, pero es innegable que también ella está en crisis.

Lo hace muy bien en muchos aspectos: de manera profética, utópica, educadora, esperanzadora, constante, resucitadora, con indudable buena voluntad y compromiso… pero puede mejorar en otros muchos aspectos, porque a veces:

    trabaja a destajo, muchas veces en cosas que no tienen mucha importancia. Y lo hace sin darse cuenta de sus impactos negativos en la sociedad, en la cultura, en la educación.
    no siempre valora la calidad de su producto, y con frecuencia sigue la inercia de la historia y la tradición, sea o no conveniente el producto, su manera de producirlo o de darlo a conocer.
    no se da cuenta de la mala imagen corporativa que emite con frecuencia: una imagen anclada en el pasado, envejecida, machista, gris, conservadora, en la que falta el consenso y la escucha a las gentes, que está a la defensiva, que moraliza, que no incluye, que espanta a tantos sectores, que indigna a tantos otros…
    sin quererlo, puede dar mala imagen del “fundador” de la Comunidad cristiana, ya que le atribuye a él la voluntad de la gestión machista y piramidal (por “voluntad divina”, dice, “una mujer no puede ejercer un servicio de responsabilidad y gestión”, “por voluntad divina las decisiones la toma el clero”, “por voluntad del fundador los homosexuales, los divorciados… ”). Y así, lleva veinte siglos de decisiones tomadas por hombres, con teologías, gestiones y sensibilidades masculinas, pertenecientes la inmensa mayoría a la “casta sacerdotal” (cuando no a los poderes temporales). Y lo hace desde interpretaciones parciales y, no pocas veces, con lecturas fundamentalistas y desde una sensibilidad histórica que no sabe relativizar.
    no acaba de adaptarse a las sanas leyes de la demanda, a las necesidades y preocupaciones de las personas
    no acaba de evaluar su gestión interna, su parecido real al “proyecto original” de sencillez y compromiso evangélicos. No se da cuenta que su verdadero “pecado original”, quizás, sea su una incorrecta comprensión de ella misma.
    se siente, no pocas veces, la principal fabricante del producto evangélico y portavoz de la voluntad de Dios, sin darse cuenta de que fa tabrica tantos productos que no saben a Dios, porque no puede venir de Él la falta de consenso, el machismo, la falta de diálogo con otras teologías, otras sensibilidades…
    llama “made in Dios” teorías y doctrinas que son explicaciones humanas, limitadas, frutos de la historia. Le puede atribuir a Él insistencias que son manías (sean litúrgicas, teológicas o sexuales).
    tiene el peligro de cambiar el “Made in Nazaret” en un “Made in ella misma”.
    no de da cuenta de que, aunque produce muchos productos de calidad (nadie lo discute), también está siendo una fábrica de ateos y desencantados.

¿Entrará esta gran fábrica en crisis? ¿Se purificará de verdad? ¿Intentará volver al estilo más genuíno “made in Nazaret”? ¿Morirá esta fábrica? ¿En una cruz?

Pero, a pesar de todo, huele a Resurección, porque el Amor es más fuerte. Pero también el amor necesita un empujón, el de tantas obreras y obreros de esta gran fábrica (que es comunidad), y el de tantos “responsables” que se dan cuenta de que algo no está funcionando. Sigamos intentando darle ese cariñoso empujón, sobre todo “en tiempo de crisis”.

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