Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

CUESTIÓN DE DIFERENCIAS

11-Diciembre-2005    Julián Moreno

No se si han oído hablar del cuento del patito feo. Recuerdo que es uno de esos cuentos infantiles que nos contaban en los primeros cursos de la ya extinguida EGB y que nos leían en la guarderías; incluso el cuento resulta ser muy didáctico para las clases de religión.

El cuento trata sobre un pato que nace oscuro, en lugar de amarillo, y que es rápidamente despreciado por sus hermanos y familia, y termina por quedarse solo y abandonado. Todos los que aprendimos y escuchamos esta historia tuvimos que aprender la enorme injusticia que cometemos a diario con los que son distintos.

Voy a contar otra historia, esta es real. En mi clase de ajedrez tengo una chica majísima con retraso mental; el primer día que la conocí pensé que no duraría mucho con los niños en mi clase, pues los niños son a veces crueles y cuando ven a alguien distinto llegan a portarse mal. Total, no sé si es por la educación y la insistencia que hacen las religiosas de mi colegio, que ni un solo niño de la clase ha hecho comentario alguno sobre ella. Les digo únicamente: "ponte a jugar al ajedrez con ella", y se sientan sin rechistar a jugar. Desde luego mis inocentes alumnos me han dado una lección importante en mi vida que no podré olvidar jamás; algún día ya más mayores les preguntaré más por su excelente comportamiento.

Tras exponer estas dos historias, lo que no llego a comprender es por qué a algunas personas les obsesiona tanto vivir al lado de personas tan inofensivas como puede ser un gay, una lesbiana, un transexual, un testigo de Jehová, un sacerdote, un ateo, un negro, un magrebí, etc, incluso ahora a algunos les da cosa tener por vecinos a un catalán o a un vasco, y en ciertos sitios de España a otros les da reparo vivir con un Españolista. En fin, es realmente curioso cómo nos llenamos de reparos y tonterías. Muchas veces todo consiste básicamente en criticar al diferente, y en posturas más extremas el suprimirlo.

A lo largo de la historia hemos asistido a hechos terribles, como las persecuciones religiosas, raciales, nacionales, familiares, etc. Las persecuciones sobre los indios de América central y del norte, o las persecuciones cristianas de los emperadores romanos, o bien en Rusia con el asesinato cruel de la familia del Zar.

Ahora asesinar ya no está tan de moda, ahora lo que conviene es la marginación, la limpieza ideológica, la expulsión, la excomunión, el aislamiento, la prisión, la reeducación, la evangelización, y a esta lista añadimos una nueva forma terrible, dirigida sobre gays y lesbianas, la “curación”. No sé que vendrá después, pero algunos les gustan cargar sobre los demás el problema propio que uno tiene.  

Resulta que hoy visito una Web de internet, en la que anuncian que curan homosexuales. No sé por qué a algunos les da por tamaña manía, pero tengo presente que sus argumentos bíblicos inconsistentes, no son la base fundamental del problema real que estos intolerantes tienen. 

¿De qué sirve en mi colegio que enseñemos los cuentos del patito feo? ¿De qué sirve que enseñemos que Dios nos quiere tal y como somos? ¿De qué nos sirve juntar a chicos y chicas? ¿De qué sirve que mi alumna que es majísima, y de comportamiento ejemplar, esté con el resto de los alumnos? ¿De qué sirve proclamar la igualdad de todos en la constitución? Si seguimos viviendo con gente, que apoyada por instituciones de mi iglesia no creen ni en la igualdad ni en el amor de Dios a todos tal y como son.  

Pues sí, es lo que denuncio, que es terrible ver esto, que en nuestra iglesia hay que soportar y aguantar a gente que aspira a la destrucción de aquellos que son distintos y diferentes. ¿Qué les ocurre a las mujeres en nuestra iglesia? Por el hecho de ser distintas a los hombres no serán sacerdotes, ¿y ahora a los homosexuales qué les ocurre? Que nuevamente por ser distintos no son admitidos al sacerdocio. Además, ¿dice el documento recientemente sacado por el vaticano qué daño causa la homosexualidad al sacerdocio? No, porque no hay nada que puedan decir, sino lo habrían dicho abiertamente.  

Voy a dedicarle unas líneas a Aquilino Polaino, y a todos esos siquiatras y sicólogos Aquilinianos. Esta gente debieran volverse más cristianos en su trato con la gente, o simplemente más humanos, porque en ellos parece que ser cristianos es título de adorno como sus diplomas. Por otra parte las cátedras y títulos a algunos les sientan muy mal, pues enseguida se creen con los superpoderes que de niños soñaron tener, la sensación de ser superiores, de sentirse distintos a los demás, es lo que lleva a tales individuos a ver sobre los pobres y miserables no una gente que haya que ayudar, sino gente sobre la que ejercer una influencia o un poder o bien cambiarlos según lo que uno quiera o pretenda. El problema que se le achaco a Juan XXIII cuando estuvo de nuncio en Bulgaria, fue que utilizara dinero para las victimas y la reconstrucción de templos ortodoxos sin lograr por ello conversiones de los Ortodoxos. Tampoco olvidemos la labor de muchas órdenes religiosas que se empeñan más en ayudar a salir de la pobreza a los pobres que en convertirlos al cristianismo. Pues bien, con esto quiero matizar que frente a muchos sicólogos y siquiatras que buscan que gays y lesbianas se acepten a si mismos, estos hacen lo contrario, aspiran a cambiar su personalidad, su forma de pensar y de ser, y no dudarían para ello de usar drogas y métodos represivos, o simplemente los sentimientos de culpa, que en algunas ocasiones derivan en enfermedades mentales todavía más graves. Por tanto, a estos señores que justifican sus fines con sus métodos tan poco éticos por los efectos secundarios que pueden tener, sobre todo si es jugar con los sentimientos de culpabilidad, no me cabe la menor duda que han abandonado el camino de la medicina.       

Además, Aquilino Polaino y de algunos de estos Aquilinianos, que hablan y escriben en revistas y diarios, y que utilizan sus cátedras y cargos para justificar muchas de sus opiniones, como si el cargo o el título los acorazara de decir disparates, a esta gente en definitiva los acuso de mentir y engañar a la cristiandad. No se me olvida que algunos siquiatras y sicólogos, con métodos semejantes a los que proponen los Aquilinianos para curar la homosexualidad, engañaron a algunos obispos norteamericanos al decirles que podían remediar los casos de pederastia en el clero. Pues no olvidemos que muchos sacerdotes recibieron tratamiento y luego fueron mandados a otra parroquia volviendo a recaer. A los Aquilinianos los acuso de mentir y engañar a la Iglesia, y a muchos cristianos los acuso de ingenuos por dejarse seducir por los mensajes que uno más desea escuchar en lugar de pensar, meditar y escuchar otras versiones alternativas.

¿Es ético cambiar la orientación sexual de una persona? Desde luego imponiéndolo obligatoriamente no, pero aún siendo voluntario, constituye en si mismo un ataque al SER de la persona humana, pues cada uno es como és, y solo cambiamos nuestra forma de ser buscando mejorar nuestra relación con los demás. Si a mi alumna deficiente le tuvieran que dar terapia para que se volviera tan inteligente como los demás, y de paso adquirir los problemas, preocupaciones y obligaciones, y llegar incluso volverse revoltosa como el resto de mis alumnos, si con ello tiene que renunciar a ser feliz con las cosas pequeñas e insignificantes, a no reírse de las pequeñas bromas, entonces pido por favor que me la dejen como está, porque no la cambio por ningún genio. De la misma forma que no cambio a ninguno de mis alumnos por nadie, tan solo a los revoltosos les pido orden, a los difíciles que sean pacientes, y a los que progresan que sigan como hasta ahora.

¿Es acertado calificar de enfermedad la homosexualidad? Tampoco, de la misma forma que creo que no son enfermedades mentales la deficiencia intelectual, o de la misma que pienso que no son enfermos ni los minusválidos, ni los ciegos, ni las personas con el llamado Síndrome de Down, pues nacen así, hay que respetarles, y nuestro deber es ayudarles a vivir, otra cosa es que logremos que los tetrapléjicos anden, o los ciegos vean, pero esto nace de nuestro deseo de ayudarles a que vivan mejor, no a que cambien para que sean del montón, integrar no es convertirles en la mayoría. La medicina tiene por objeto ayudarnos a todos vivir mejor manteniendo bien la salud corporal y mental, si un homosexual puede vivir siendo homosexual, sino hace daño a nadie, si ni siquiera su sexualidad le hace daño a él, ¿Por qué debe cambiar?¿Porque debe considerársele enfermo? Antes están más enfermos los que viven en la perpetua culpabilidad, que es a lo que algunos Aqulinianos les gusta estimular.    

Lo mínimo que pido al Vaticano, a mis obispos es que nos traten mejor a los disidentes, a los distintos en la forma de entender la doctrina oficial o simplemente a los diferentes, que no se preocupen tanto por la diferencia a la hora de acceder al sacerdocio, a la hora de comulgar, y a la hora de reunirse y de atendernos a todos. Que con su manía de echarnos y de hacernos abandonar su inhumana dinámica, de echar del sacerdocio a los que estorban, de sus cátedras a los teólogos escandalosos, de sus trabajos a laicos, religiosos y sacerdotes cuando dicen o hacen lo que ellos no quieren.

La división del cristianismo se debe a que no hemos sido capaces en la historia de asumir las críticas y las pequeñas diferencias, y esto nos ha ocasionado diferencias significativas mayores. Lo que debiéramos hacer entre nosotros es entendernos, antes que montar cismas, excomulgar, expulsar, etc.

Un saludo

Julián Moreno Mestre

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