Los bahá’ís perseguidos en Irán
05-Marzo-2009 Maddi BediagaQueridos amigos:
Por invitación de ATRIO paso a exponeros la situación de los bahá’ís en Irán. Siete de ellos están pendientes de juicio en el que les pide la pena de muerte, sólo por pertenecer a esta religión desgajada del Islam, como el cristianismo se desgajó del judaísmo.
Precisamente hoy 5 de marzo se cumple un año desde que Mahvash Sabet, secretaria del grupo de coordinación de la Comunidad Bahá’í de Irán, fuera detenida. Dos meses después, el 14 de mayo, los otros seis miembros del grupo fueron arrestados y conducidos a la tristemente famosa prisión de Evin, tras una redada que guarda un fatídico parecido con los episodios de los años 80 en los que decenas de líderes bahá’ís fueron citados sumariamente y asesinados.
Estas detenciones han provocado gran preocupación a nivel internacional ya que las vidas de estos siete dirigentes corren peligro inminente. Pesa sobre ellos la acusación de “espionaje para Israel”, “injurias al carácter sagrado del Islam” y de hacer “propaganda contra el régimen, delitos castigados en Irán con pena de muerte. El juicio que debía haberse realizado el pasado miércoles 25 de febrero se ha retrasado dos semanas. Incomprensiblemente, la abogada de todos ellos, señora Shirin Ebadi, no ha tenido aún posibilidad de entrevistarse con los acusados ni de acceder a la documentación del caso.
Como podéis ver la situación es absolutamente kafkiana. A continuación voy a intentar explicaros cómo se ha llegado hasta ahí y qué es lo que podemos hacer.
Hablar de la comunidad bahá’í de Irán es hablar de siglo y medio de persecución, cárcel, tortura, linchamientos, asesinatos y toda suerte de vejaciones.
La Fe bahá’í surgió a mediados del siglo XIX en Irán, y si bien sus orígenes están unidos al Islam de la misma manera que el Cristianismo lo está al Judaísmo, sus enseñanzas suponen motivo de escándalo para la ortodoxia islámica que considera que la revelación divina concluyó con Mahoma, el sello de los profetas.
La declaración por parte de esta nueva religión de que las leyes sociales del Islam habían sido abolidas, que el clero había dejado de tener sentido, que los hombres y las mujeres eran y siempre habían sido iguales, que la superioridad de una persona no depende de su género ni de su posición, sino que está en función del amor y servicio de esta hacia sus congéneres, y otras enseñanzas de esta índole atrajeron una enconada oposición por parte de los sacerdotes de la época quienes encendieron a los dirigentes políticos y a las masas en contra de los seguidores de la nueva Fe.
Ya en el siglo XIX más de 20.000 de nuestros correligionarios fueron cruelmente torturados y asesinados a manos de sus compatriotas quienes, instigados por los sacerdotes, intentaban acabar con sus creencias. Cientos de bahá’ís fueron desterrados a diferentes territorios del Imperio Otomano; el propio Bahá’u'lláh, fundador de la fe bahá’í, fue desterrado de por vida a la ciudad prisión de San Juan de Acre, territorio otomano que 80 años después pasaría a pertenecer al estado de Israel y donde se encuentran tanto los Lugares Sagrados como el Centro Mundial bahá’í.
Durante el siglo XX las persecuciones han proseguido intermitentemente en función de la necesidad que el gobierno en cada momento tenía de congraciarse con la jefatura islámica. Y así tenemos sucesos sangrientos como la matanza de 101 bahá’ís en 1903 en la ciudad de Yazd; las persecuciones que se iniciaron en 1933 cuando los matrimonios bahá’ís dejaron de ser reconocidos, todas sus publicaciones prohibidas, se cerraron cerca de 50 escuelas y se expulsó del trabajo a todos los funcionarios bahá’ís; o las persecuciones de 1955 cuando a consecuencia de los sermones incendiarios de un famoso sacerdote chiíta se sucedieron asesinatos, violaciones y robos a bahá’ís a lo largo de todo Irán.
Es de destacar que todas estas campañas contra nuestra comunidad han coincidido con momentos en que el Gobierno iraní necesitaba desviar la atención de la población de los asuntos públicos. En su empeño de distraer el descontento de los iraníes de las políticas antipopulares del Gobierno, se lanzaban campañas mediáticas que encendían a la población en contra de un enemigo común: los bahá’ís.
Con el advenimiento del régimen de los ayatolás la situación de nuestros amigos en Irán empeoró dramáticamente. Acusados de ser partidarios del régimen Pahlavi se les responsabilizó de todo delito y desgracia acaecidos en Irán antes de la Revolución Islámica.
Así, durante los años 80, cientos de bahá’ís fueron asesinados, ejecutados o linchados; muchos más detenidos y torturados; sus cementerios profanados, muchas casas y propiedades quemadas; se les expulsaba de los trabajos; se les retiraban las pensiones de jubilación, cuando no se les exigía el reembolso de todos los salarios percibidos; se les negaba cualquier crédito; se les impedía el acceso a los estudios; se les impedía el ejercicio de sus profesiones, se vilipendiaba a sus hijos en las escuelas… Todo esto provocó un éxodo masivo de bahá’ís a países occidentales.
Pero no era esa la única posibilidad de escapar de la persecución. Había y sigue habiendo una salida mucho más sencilla, una simple firma en un documento donde el acusado reniegue de su Fe y se declare musulmán era y es suficiente para que todas las acusaciones desaparezcan, para recuperar la jubilación, acceder a la universidad, recibir el crédito, en fin, para poder vivir como cualquier otro respetable ciudadano iraní.
Gracias a la presión internacional la persecución a bahá’ís se hizo más sutil. Cesaron las penas de muerte, pero continuaron los arrestos bajo las acusaciones más peregrinas, todas las restricciones, así como los seminarios anti bahá’ís impartidos por sacerdotes musulmanes en los que se organizan las campañas de acoso.
Concretamente durante el año 2008 además de la habitual falta de protección legal y de las muchas detenciones arbitrarias, entre las que destacan la de los siete coordinadores nacionales de los que os hablaba en un principio, se denunciaron múltiples agresiones, casas y vehículos quemados, ataques y palizas en la calle, cócteles molotov arrojados en los lugares de trabajo, etc.
Para una información más detallada pulsar aquí
Como en tantas otras ocasiones, gracias a la movilización de la comunidad mundial bahá’í, organismos internacionales como la ONU y muchos gobiernos como el de Alemania, Holanda, Estados Unidos, Canadá y Australia, por citar algunos, instaron al Gobierno de Irán a atenerse a lo firmado en la Carta de Derechos Humanos de la que es signatario. Esta presión internacional ha impedido que la situación de nuestros hermanos en aquel país sea aún peor.
Pero en esta ocasión hay una nueva circunstancia que nos llena de alegría y esperanza, y es que un número cada vez mayor de musulmanes iraníes han comenzado a levantar su voz en contra de los desmanes del Gobierno en contra de sus conciudadanos bahá’ís.
Recientemente varios cientos de intelectuales iraníes repartidos por todo el mundo han firmado un documento en el que reconocen su vergüenza por el silencio de todos estos años y se comprometen a levantar su voz por el respeto a los Derechos Humanos en Irán (aquí); jóvenes universitarios iraníes se han manifestado en contra de la expulsión de compañeros baha’ís (aquí); la web de los musulmanes a favor de los derechos de los bahá’ís se actualiza constantemente y recibe a diario multitud de visitas (aquí); la protesta de los escritores iraníes contra la represión generalizada en Irán no deja lugar a dudas de que la situación en aquel país ha llegado a un extremo insoportable para los propios musulmanes.
Si quieres mostrar tu apoyo a los detenidos y poner tu granito de arena para la mejora de la situación de nuestros hermanos en Irán hay dos cosas que puedes hacer.
Puedes unirte a la campaña de Amnistía Internacional a la que se accede desde este enlace: aquí
También puedes acudir a las reuniones de oración a favor de los bahá’ís de Irán que las comunidades bahá’ís están llevando a cabo en muchos lugares. Y si no puedes acudir a las reuniones seguro que sí puedes tenerlos presentes en tus oraciones.
Gracias por tu colaboración.
Fotografía de los siete detenidos
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