Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Aprender un lenguaje no sexista

16-Marzo-2009    Ana Rodrigo

Después de las “batidas” sobre el lenguaje no sexista que se han repetido en ATRIO con tanta participación y entusiasmo, muchas personas han comenzado a cuestionarse si realmente es cierto que hay algún problema, o más bien si solamente son cosas de las feministas, incluso si se puede y se debe hacer algo más de lo que se está haciendo.

Suponiendo que muchos ánimos se hayan sosegado desde la última “envestida”, ya hace bastante tiempo, vamos a ver si nos planteamos como un reto interesante e importante “aprender a hablar” de nuevo, es decir, a nombrar con su propia palabra a aquello que ya existe previamente.

Comienzo con unas cuantas citas de Marcela Lagarde, catedrática en la Universidad Nacional Autónoma de México y reconocida feminista

    “Saber decir y saber escuchar requiere mirar a las mujeres y escuchar sus voces que recuerdan a los cancerberos de la lengua que el castellano, a diferencia de otras lenguas, enuncia los géneros e indica si quien existe, nombra, crea, goza, trasciende, es mujer o es hombre;

    “Al dotar a la palabra mujer de una historia hasta ahora misóginamente silenciada e inferiorizada, la hemos resignificado y la hemos hecho imprescindible en todo discurso abarcador.”

    “.Hay pues que humanizar las hablas, las conciencias, los imaginarios, las relaciones y todo lo que la lengua expresa.”

Es fácilmente comprobable la resistencia, cuando no el rechazo más absoluto y virulento, cada vez que tratamos esta cuestión. Si fuésemos capaces de volver a nuestra más tierna infancia, quizá podríamos encontrar un motivo de juego y de estímulo el aprender a hablar de tal forma que nos entendamos conforme a los nuevos tiempos. Lo exige la sociedad en que nos movemos en la actualidad, es decir una sociedad de hombres y mujeres en relación de igualdad y no de dominio masculino.

Todo cambio y toda novedad nos produce un cierto seísmo interior debido fundamentalmente a ese “gen” de la inercia con la que parece que nacemos los humanos. Si nos analizamos con sinceridad y con el corazón en la mano, lo que en realidad padecemos es de una enorme pereza que a veces nos presenta un objetivo determinado como insuperable.

Sin embargo, no es menos cierto que se da el caso de que muchas personas ya han llegado a la convicción de rechazar la injusticia que supone el actual lenguaje machista y quieren poner remedio. Con toda buena fe y buena voluntad comienzan a resolverlo con las típicas arrobas y/o con los insistentes “-os y -as”, haciendo un poco pesada la expresión y facilitando la crítica más común de que esta nueva forma de hablar es una pesadez.

Partimos de la realidad de que las soluciones en este momento no son totales, pero, aunque sea de forma parcial, podemos suavizar el dominio del masculino. Tampoco debemos obsesionarnos, puesto que las soluciones irán fluyendo con espontaneidad en la medida en la que nos vayamos concienciando y vayamos cambiando nuestra actitud. Alguien dijo eso de que “de la abundancia del corazón habla la boca…”, y el tema de la desigualdad entre hombres y mujeres es cuestión de concienciarnos de la necesidad que tenemos de atacar todos los frentes.

Como todo en la vida, hay que aprenderlo, por lo que me propongo dar unas pautas muy sencillas, pedagógicas y asequibles a todo el mundo. Si bien de nada servirían las siguientes propuestas si partimos de actitudes cerradas hacia estos nuevos horizontes, y negativas hacia la necesidad del cambio. Sin este requisito, no vale la pena seguir leyendo. Tengamos en cuenta que no es tan complicado, y, aunque yo no sea el ejemplo perfecto ni muchísimo menos, podéis ver cómo yo habitualmente procuro no utilizar un lenguaje sexista, y nadie me ha dicho hasta ahora que mi manera de expresarme sea tan insoportable como para que sea horrible el leerme por este motivo, no excluyo otros (quizá esté equivocada).

Lejos quedan la reacciones adversas no hace mucho tiempo al uso de términos como abogada, alcaldesa, médica o jueza, ente otros.

Vamos a ello:

  • 1.- Primer principio: el lenguaje no crea la realidad, la realidad existe, y el lenguaje la nombra: las mujeres existimos en la realidad y en el diccionario. El silencio al no nombrar a la mujer, supone su no existencia. Pero, ¿Existimos?, afirmativo, nombrémoslas. Álvaro García Meseguer pone el siguiente ejemplo: “Todo el pueblo bajó al río, menos las mujeres y los niños”, ¿Quién formaba el pueblo? ¿Quién bajó al río?
  • 2.-Los genéricos no siempre son universales, por ejemplo el término hombre incluyendo a hombres y mujeres no es válido, por mucho que se quiera justificar, y, si nos lo creemos de verdad, utilizaremos otras alternativas más ajustadas a la realidad existente: el ser humano, la humanidad, la persona. Hay quienes están más preocupados por el lenguaje y su etimología que por las mujeres.
  • En cambio otros genéricos sí son válidos: por ejemplo, la gente, las personas, el vecindario, el pueblo andaluz, la sociedad. Podemos decir la legislación en vez de los legisladores, el profesorado en vez de los profesores, el alumnado en vez de los alumnos, la clase política en vez de los políticos.

    Otras veces podemos utilizar expresiones como “es bueno para nuestro bienestar” en vez de “es bueno para el bienestar del hombre”. O poner el verbo en tercera persona, por ejemplo: En vez de “recomendamos a los alumnos el cuidado del material escolar”, “Se recomienda el cuidado del material escolar”, o “Aviso a los vecinos” por “Aviso al vecindario” ¿suena raro?, ya nos acostumbraremos

    También se puede cambiar un pronombre por otro, por ejemplo: “Cuando uno salga al pasillo”, por cuando “alguien salga al pasillo”, en vez de “los que tengan que salir”, por “quienes tengan que salir”. El uso de quien, quienes, cual, alguien, es un comodín fácil en vez de “los que”, “el que”.

  • 3.-Debemos evitar la duplicación cargante y pesada de, por ejemplo, “Los asistentes y las asistentes a la conferencia” pudiéndose sustituir por “el personal asistente” o “quienes asisten a la conferencia”. Sin embargo no confundamos lo que es duplicar el lenguaje a cuando damos el nombre a lo que le corresponde; decir los hombres y las mujeres, los niños y las niñas, los padres y las madres, porque se corresponden con realidades existentes y por tanto no se trata de un duplicado.
  • 4.-Es intolerable el nombrar a las mujeres como dependientes o propiedad de los hombres como “los nómadas se trasladaban con sus ganados y sus mujeres”.

Y, finalmente lo que sí es absolutamente intolerable el lenguaje dual: zorro/zorra, individuo/individua, hombre público/mujer pública, coñazo/cojonudo.

Sin olvidar los inmorales refranes, chistes y dichos populares que son manifiestamente despectivas hacia las mujeres como “la mujer y la espada, ni prestada ni probada”, “el asno y la mujer, a palos se han de vencer”

Aporto el siguiente glosario copiado de una página de Internet que puede dar ideas para facilitar ciertos cambios léxicos a la hora de expresarnos. Y no lo pongo como enlace, porque me parece muy interesante tenerlo presente.

Bueno, amigos y amigas de la igualdad efectiva de mujeres y hombres, apelo a vuestra conciencia y a vuestro interés por eliminar un escollo más en este lento caminar hacia nuestro objetivo común y beneficioso para la humanidad.

  • Accionistas (los) = Accionariado (el)
  • Aficionados y socios… = La afición, socia o no,…
  • Americanos = Población americana, ciudadanía americana
  • Amigos = Amistades
  • Antepasados = Ascendencia
  • Autores = Autoría, quien firma
  • Cada uno = Cada cual, cada quien
  • Comprometidos = tienen un compromiso, compromiso
  • Consumidores = Consumo, quien consume
  • Ciudadanos = Ciudadanía
  • Clientes = Clientela, quienes compran
  • Competidores = Competencia, empresas competidoras
  • Director = Dirección
  • Doctores = Personal médico, hospital (”le dijeron los doctores”=”le dijeron en el hospital”)
  • Dueño = Propiedad
  • (Implica) Estar limpios = (Implica) Pulcritud
  • (Vivimos) Empeñados = Vivimos con empeño
  • Empleados = Personal, plantilla, quienes trabajan
  • Empresarios = Empresariado
  • Españoles = Las gentes españolas, la población española, quienes residen en España
  • Expertos = gente experta, quienes saben
  • Famosos = Gente famosa, gente VIP, famoseo
  • Indígenas = Población indígena
  • Invitados = Personas invitadas, asistencia
  • Lectores = quienes leen, público lector, audiencia
  • Los que piensan que = Quienes piensan que
  • Los demás = El resto de la gente, otras personas
  • Muchos piensan = Como mucha gente sabe
  • Niños = Infancia, criaturas, menores
  • Nosotros: Diferentes a nosotros = Diferentes a cada cual,
  • Nosotros valoramos = Yo valoro (cuando es plural de modestia) o simplemente ‘valoramos’ (obviar el pronombre)
  • Políticos = Clase política
  • Ponentes = Ponencias
  • Proveedores = Proveeduría, aprovisionamiento, empresas proveedoras o simplemente ‘proveedoras’ (por coherencia pues son empresas, entidades, maquilas, fábricas, organizaciones, personas,… términos femeninos todos ellos los más generales, excepto si previamente se hace referencia a términos más específicos como ‘talleres’)
  • Si mismos = cada cual
  • (Para) Todos = (Para) Quien sea, Todo el mundo
  • Todos sabemos = Todo el mundo sabe / De sobras es sabido
  • Trabajadores = Personal, plantilla, personas trabajadoras, personas, quienes trabajan
  • Usuarios = Usuariado
  • Viajeros = quienes viajan
  • Voluntarios = Voluntariado

Tomado de Blog Responsable

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