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¿Podría decretarse la abolición de la Legión de Cristo?

05-Abril-2009    Atrio
    Hace unos días supimos por los mismos legionarios que el Vaticano iba a decretar una visita apostólica a su congregación, a consecuencia de los recientes descubrimientos sobre la doble vida del fundador. Hoy una prestigiosa revista estadounidense -NRC- publica la opinión sobre el caso de un arzobispo conservador, muy experto en visitas apostólicas y buen conocedor de la Legión. Creemos que es una opinión muy autorizada porque pone el acento en el respeto a los derechos humanos y achaca los males al culto a la peronalidad y el secretismo. Un buen análisis generalizable. Por eso, no parar remover heridas, publica su traducción ATRIO.

    El arzobispo Edwin O’Brien de Baltimore se ha manifestado como uno de los críticos más abiertos de los Legionarios de Cristo entre los obispos norteamericanos. En una entrevista a NCR en junio 2008, O’Brien expresó su frustración acerca de lo que él consideraba una falta de transparencia y dijo que había decidido pedir a los Legionarios y a su brazo seglar, Regnum Christi, que se retiraran de su archidiócesis, pero luego retiró la orden a petición del Vaticano. Sólo pidió a los Legionarios que proporcionaran la contabilidad de todas sus actividades en la archidiócesis.

    En febrero de este año, O’Brien dijo en el periódico arquidiócesis que tras una aceptación por parte de os Legionarios de que su fundador, el sacerdote mexicano Marcial Maciel Degollado, había cometido graves faltas de conducta, teniendo incluso una hija fuera del matrimonio, la orden debía ofrecer una «declaración completa de las actividades de Maciel y de quiénes fueron sus cómplices en ellas o supieron de ellas, y de los que todavía se niegan a ofrecer esta declaración», agregando que las finanzas de la orden también deben ser objeto de una « investigación objetiva abierta ». Esos comentarios se hicieron después de que O’Brien se encontrase en Roma con el sucesor de Maciel como superior de los Legionarios, P. Álvaro Corcuera.

    O’Brien, que es considerado generalmente como un conservador en teología, dijo en febrero que su oposición a los Legionarios no tiene nada que ver con su reputada ortodoxia y su lealtad doctrinal al papado. Al contrario, dijo, se trata en este caso de «respeto a la dignidad humana en cada uno de sus miembros».

    El 29 de marzo, los Legionarios revelaron que el Vaticano había decidido realizar una visita apostólica a la orden cuestionada. En su primera entrevista desde ese anuncio, O’Brien resumió su perspectiva sobre la investigación. Tiene experiencia personal en el tema, ya que fue encargado por el Vaticano de coordinar una amplia visita a los seminarios norteamericanos y casas religiosas de formación entre 2005 y 2006.

    Esta es la entrevista telefónica que le hizo el National Catholic Report el 3 de abril.

¿Está Usted satisfecho de la decisión del Vaticano de promover una visita apostólica?

Ciertamente lo estoy. Pienso que calma las preocupaciones de muchas personas que pensaban que nada se iba a hacer. Está por ver cómo se realizará esta visita, cuán a fondo se entrará en todo el asunto de los Legionarios y del Regnum Christi. Me gustaría pensar que esto ha sido una cosa aislada, que haya sido un desliz aislado y espero que se conteste a las preguntas y se responda a las dudas que han surgido en tantas personas.

Usted tiene experiencia de haber dirigido una Visita Apostólica. ¿Qué es necesario para que se haga bien?

Ante todo confianza por parte de la institución que es revisada. Esto significa cooperación, cooperación plena, abriendo toda la documentación y proporcionando toda la información de fondo que se requiera para conseguir una imagen completa de la situación.

¿Está usted seguro que los Legionarios están dispuestos a cooperar?

Lo espero. Yo lo haría y espero realmente eso. Depende de qué tantos individuos estén abiertos, porque son suficientes unos pocos para tratar de bloquear y desencaminar la visita. Confío en que los Legionarios se den cuenta de que a largo plazo ésta les ayudará.

Usted ha tenido recientemente conversaciones en Roma con el P. Álvaro Corcuera, el superior de los Legionarios. ¿Está usted seguro que él está dispuesto a cooperar?

No lo puedo decir. Estoy bastante seguro de que él querría ver que estas cosas se aclarasen y espero que él se dé cuenta de que la mejor manera es animar a todos a cooperar.

¿Qué asuntos debe considerar la visita?

En primer lugar, se debe mirar a Maciel mismo. ¿Cuáles son los hechos, quién los conocía, cuándo los conocieron y por qué se tardó tanto tiempo para que llegaran a hacerse públicos? Se deben investigar los aspectos financieros. También hay que examinar quienes son las víctimas y que se ha hecho para satisfacer las necesidades de esas víctimas.

Después, es necesario mirar la estructura que Maciel creó. Había mucho secreto en su propia vida y hay secreto en las estructuras que él creó. Sería útil saber por qué hay tal secreto. Por ejemplo, ¿por qué se hace tanto esfuerzo con sus seminaristas para limitar su exposición al mundo real de fuera? ¿Cuáles son sus estrategias para conseguir vocaciones al sacerdocio? ¿Cuán a la vista están ellos? ¿Cuántos son de verdad, cuántos sacerdotes han sido ordenados y cuántos están todavía activos en el sacerdocio con los Legionarios?

Los Legionarios presentan números. ¿Sugiere usted que pueden ser sesgados?

Los números son difíciles de conseguir. Quizás tengamos la cifra de la ordenación este año y de la suma de esos ordenados, pero oigo decir que hay una tasa de abandono muy grande… todo es un mundo de rumores, de todos modos. Si ése es el caso, les ayudaría a revelarlo todo y hacer preguntas en cuanto al porqué. ¿Refleja eso algo en su formación? No lo sé, pero debemos hacer esa pregunta.

¿Cuál es el perfil de la persona apta para realizar esta visita?

Tiene que quedar claro que quienes la hagan trabajan directamente para el Santo Padre. Deben estar convencidos de esto y también deben estarlo los miembros de la Legión. Deben tener también algún estatus, así que pienso que sería útil que los obispos se implicaran en ello. Deben ser tan objetivos como sea posible. Y también deben tener un poco de experiencia con la vida religiosa, con los votos, la formación, estructuras y espiritualidad canónicas de la vida religiosa.

¿Cree usted que la abolición de los Legionarios debe estar sobre la mesa?

Pienso que todo debe estar sobre la mesa. Por supuesto, la última esperanza es que lo que es bueno [en la Legión] pueda ser preservado, para que crezca en un movimiento más fuerte. Eso es lo que todos querrían ver. He dicho antes, sin embargo, que es posible que haya algo endémico en toda la cosa que pudiera no permitir que suceda eso.

En su opinión, ¿los visitadores deberían no tener miedo en recomendar medidas drásticas?

En absoluto. Esto es una obligación solemne que ellos tienen. Es muy grave. Las almas están en juego, las vidas están en juego. Estoy seguro que el Santo Padre permitirá que sepan que cada aspecto debe ser investigado, incluso los logros de la Legión, las áreas que necesitan ser mejoradas, así como las áreas que tienen que ser extirpadas.

Usted se ha manifestado muy públicamente en sus críticas a la orden. ¿Por qué ha elegido hablar francamente?

Vi a muchos de la Legión cuando estuve en Roma y oí mucho acerca de ellos de vuelta aquí en Estados Unidos. Cuándo llegué a Baltimore supe que el cardenal William Keeler había estado tratando con ellos a nivel de base local durante tres o cuatro años, pidiendo mayor transparencia y sin conseguir básicamente nada. Nuestros sacerdotes quedaron frustrados. Cuándo les dije que pediría responsabilidades, y que compartiría los resultados con el consejo de sacerdotes, conseguí una recepción muy positiva.

Cuándo se supo lo que estaba haciendo, fui sorprendido por la respuesta. He recibido algunas reacciones duramente negativas, pero también he tenido cartas de todas las partes del país que me dicen: «gracias, aquí está mi historia». Me llegó una justo la semana pasada, de alguien que había estado en la organización durante siete años y la dejó la semana pasada, diciendo lo culpables que se sentían y que tienen pesadillas. Parece que tienen tan asidas a las personas que necesitamos averiguar por qué. Yo no sé de ninguna otra organización que haya creado esta atmósfera de sospecha. Por su bien y por el bien de la iglesia, se debe sacar a la luz la imagen completa de la organización.

Cuando comenzó esto no tenía la menor idea de que tendría esta recepción. No me arrepiento de ello, pero ciertamente no fue planeado. A largo plazo, yo creo que va a ser útil para ellos.

¿Aparte de los detalles acerca de Maciel, se deduce de todo lo que ha sucedido con los Legionarios lecciones más amplias para la iglesia?

Pienso que en Maciel todo empieza, junto con el culto a su personalidad, con el secretismo. Los santos no necesitan eso. Tenemos a muchos santos que son respetados y admirados de manera semejante a como lo era Maciel, pero los santos no tienen esa valla alrededor de ellos, ese misterioso seguimiento.

Podemos aprender de esto. Tantos han sido devastados y descaminados que será bueno ver cómo se pudo producir. Es una lección acerca de la santidad en la iglesia. Hay también algo que aprender acerca de la transparencia. Por supuesto, hay algunas áreas donde la iglesia debe trabajar en foro interno para proteger los derechos de las personas y las conciencias. Pero pienso que en el centro de los Legionarios ha habido un secretismo innecesario y poco sano.

¿Presiente usted que un número creciente de Legionarios y miembros de Regnum Christi están de acuerdo con usted?

Creo que sí. He hablado con un par de sacerdotes Legionarios que dicen que ellos están en la valla en este momento, deseando que todo se clarifique. Son sacerdotes buenos, han recibido mucho del movimiento, pero ahora les parece que lo que los alimentó es menos ideal de lo que ellos pensaron que era.

Será duro para ellos. Yo no sé de ninguna orden religiosa fundada por alguien como Maciel, o si existió no duró mucho tiempo. La Legión ha logrado ahondar dentro de sí muy profundamente y extenderse mucho. No pienso que necesariamente tenga que venirse todo abajo, porque hay algunos elementos que han contribuido a la santidad de muchas personas. Si es posible preservar lo bueno que haya, será lo mejor.

[Traducción de ATRIO]

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