Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

La Universidad de ayer y hoy: 1930-1943-1965-2009

25-Abril-2009    Eloy Isorna

Es posible que algún lector muestre su extrañeza de que el tema de la Universidad llegue a ATRIO. Caso de darse, no sería sino una muestra de que algo no funciona en la relación entre la Universidad y la sociedad. Porque no cabe que la vida real se produzca al margen del pensamiento que la Universidad genera, ni la Universidad puede generar pensamiento válido alguno si no es ella misma fruto en gran parte de la sociedad en la que se encuentra y en la que desarrolla su tarea y actividad.

¿Que hace la Universidad en ATRIO?: Es actualidad en la calle (tema Bolonia) y en la prensa diaria que se pregunta si la proliferación de Universidades nos lleva a alguna parte. Recordemos, como antecedente, que la Ley de Ordenación Universitaria de 1943 establecía 12 Distritos Universitarios en España con sus respectivas Universidades de cabecera y un Rector al frente de cada Distrito.

¿De qué a nosotros la Universidad? ¿Podemos dialogar con ella? ¿Tiene algo que decirnos? ¿Tenemos algo que decirle? Quizá valga la pena repensarlo desde ATRIO, esta tribuna de Internet, que es para nosotros como un aula de aprendizaje de múltiples materias vivas y vitales. Y aunque el trabajo se centre en la Universidad española, creo que el tema puede leerse y discutirse también desde Latinoamérica.

  • TRES TEMAS DE LARGA TRAYECTORIA

En la primera página del EL PAÍS del día 14 de abril de 2009, se planteaban, entre otros, tres temas que, como propios de la primera página, podríamos catalogar de “rabiosa” actualidad: Cuba con su contrapunto en Obama, la Universidad en cuanto a su estructura ideal, y la Iglesia, en su doble vertiente de Jerarquía y bases en conflicto. Sobre la Universidad publica también El PAÍS del 16-04-2009, un artículo de Ignacio Sotelo, catedrático excedente de sociología, en el que afirma: “Ante la situación calamitosa en que se encuentra la Universidad, degradarla a mera escuela profesional tal vez sea la única manera de salir del atolladero”.

Curiosamente estos mismos temas, Universidad, Iglesia y Cuba, en contextos distintos, eran también de rabiosa a actualidad hace más de cuarenta años, a mediados de la década de los sesenta. De ello da testimonio el número 4 de la revista LITIS (1) en el que figuran, entre otras curiosas noticias, un comentario editorial dedicada a la Universidad, dos artículos sobre la Cuba de Fidel Castro, y unas citas de textos de la jerarquía eclesiástica.

Los dos artículos sobre la Cuba de Fidel, triunfante desde el 1 de enero de 1959 han de contextualizarse: En enero de 1961 comienza el mandato presidencial de John Fitzgerald Kennedy, la invasión de bahía Cochinos se produce el 17 de abril de ese mismo año y la crisis de los misiles soviéticos instalados en Cuba es de noviembre de 1962. El 3 de enero de 1962 es excomulgado por el Papa Juan XXIII, en aplicación del decreto de 1949 de Pío XII que prohibía el apoyo de los católicos a gobiernos comunistas (posteriormente recibirá la visita de Juan XXIII). El 7 de febrero de 1962, EE. UU. establece el embargo comercial, económico y financiero.

Los citados artículos sobre Cuba se publican en 1965, están firmados uno, a favor de la política de Fidel Castro y sus logros, por José Maria Calviño, posteriormente Director General de TVE (Televisión Española) y el otro por Alejandrino F. Barreiro, actualmente catedrático de Derecho Romano, en el que sin negar los logros económicos por entonces de Cuba, ponía en cuestión la falta de libertades. Ambos artículos son reflejo de un pacifico intercambio de opiniones contrarias y del espíritu universitario de diálogo, a la vez que, ejemplo de las “rendijas” (como diría Antonio Duato), que se utilizaron durante el régimen de Franco para informar más allá de lo que las normas teóricas del régimen admitían.

En cuanto a la cita de textos de la jerarquía, (que refleja su positiva aceptación social y por los estudiantes ) se recogen, en página completa, sin comentario alguno adicional o aclaratorio de lo que hacen allí. La presencia de estos textos en LITIS, resultaría totalmente incomprensible de no conocer las circunstancias políticas y sociales generales de aquel año 1965, bajo un régimen dictatorial (2).

Por lo que se refiere a la Universidad nos extenderemos algo más. Porque en definitiva nos preguntamos: ¿Se nota en falta la voz de la Universidad en estos tiempos de crisis?

  • LA UNIVERSIDAD VISTA DESDE 1930: LA MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD.

La preocupación por la reforma universitaria la manifiesta ya Ortega y Gasset en una conferencia, fallida por falta de audición y luego publicada, dictada en el Paraninfo de la Universidad de Madrid en 1930. Y de esta conferencia emergen, entre otros, dos conceptos clave, uno genérico y si se quiere filosófico y teleológico: la Misión de la Universidad. Otro más finalista pero también funcional: la Universidad como trasmisora de cultura.

La formación de profesionales, y hombres cultos, la adaptación del contenido a las posibilidades de aprendizaje de los alumnos, la selección de los profesores por su “talento sintético y dotes de enseñanza” (y no tanto por su “rango” como investigador) eran parte de los objetivos que a la Universidad señalaba Ortega y Gasset en 1930 al disertar “Sobre la Reforma Universitaria”, en la citada conferencia.

Se cuestionaba Ortega “la misión de la Universidad”, ahora bien hacía notar que la Universidad, como la escuela en general, “depende mucho más del aire público en que íntegramente flota que del aire pedagógico artificialmente producido dentro de sus muros”. La Universidad es también, aunque no sólo, fruto de la sociedad en que se desarrolla y a su vez un sociedad que pueda apoyarse en el liderazgo intelectual de su Universidad tendrá mejores posibilidades de correcto desenvolvimiento.

Para Ortega “el tema visceral de toda imaginable reforma universitaria” no es otro que “la misión de la Universidad”. O, en otros términos, la respuesta a la siguiente pregunta: “¿para que existe, está ahí y tiene que estar la Universidad?” Pregunta no ociosa a la vista la afirmación del propio el autor: “La Universidad significa un privilegio difícilmente justificable y sostenible”

Resaltaba que la Universidad de su tiempo, (elitista y alejada del “mundo obrero”), podía formar profesionales o científicos incluso, pero eso no garantizaba la formación de hombre “cultos“. La cultura viene a ser nos dice Ortega “el sistema de ideas sobre el mundo y la humanidad”, “el conjunto de ideas claras y firmes sobre el universo, convicciones positivas sobre lo que son las cosas y el mundo”. “Cultura es lo que salva del naufragio vital, lo que permite al hombre vivir sin que su vida sea tragedia sin sentido o radical envilecimiento”.

Para Ortega la Universidad necesita un doble contacto imprescindible, por un lado con la ciencia, para no anquilosarse y por otro con la sociedad, “con la existencia pública, con la realidad histórica, con el presente, que es siempre un integrum (…) La Universidad tiene que estar también abierta a la plena actualidad, mas aún: tiene que estar en medio de ella, sumergida en ella (…) y no sólo porque la excitación animadora del aire libre histórico convenga a la Universidad, sino también porque la vida pública necesita urgentemente la intervención en ella de la Universidad como tal”. Y rematará diciendo que tiene “la Universidad que intervenir en la actualidad como tal Universidad, tratando los grandes temas del día desde su punto de vista propio - cultural, profesional o científico. De este modo no será una institución sólo para estudiantes, un recinto “ad usum delphinis”, sino que, metida en medio de la vida, de sus urgencias, de sus pasiones, ha de imponerse como “un poder espiritual” superior frente a la Prensa, representando la serenidad frente al frenesí, la seria agudeza frente a la frivolidad y la franca estupidez. Entonces volverá a ser la Universidad lo que fue en su hora mejor: un principio promotor de la historia europea.”

  • LA UNIVERSIDAD NACIONAL-CATOLICA DE 1943

Pero dejemos a Ortega en su elucubración universitaria. Su pregunta quedaba planteada y pronto llegó el régimen instaurado por Franco para retomarla y plasmar una respuesta legal en la Ley de Ordenación Universitaria de 1943 , Ley que supone un puntal de la universidad franquista que alcanzará vigencia en el período 1943-1970, aunque con modificaciones diversas en base a Decretos, como por ejemplo las relativas a la representación estudiantil que se estableció de elección democrática entre los estudiantes hasta el nivel de Delegado de Curso, en 1961.

Ley de Ordenación Universitaria de 1943, es, a mi modesto entender, plasmación de lo que llamamos hoy nacional-catolicismo, pues en ella s e conjugan la universidad, la religión católica y el falangismo y se concibe a la Universidad como instrumento del Estado pues su misión es la que éste le encomienda en los términos de su artículo primero que describe a la “Universidad española”: “una corporación de maestros y escolares a la que el Estado encomienda la misión de dar la enseñanza en el grado superior y de educar y formar a la juventud para la vida humana, el cultivo de la ciencia y el ejercicio de la profesión al servicio de los fines espirituales y del engrandecimiento de España”.

  • LA UNIVERSIDAD REBELDE DE 1965

Volvamos a 1965 ¿Que pensaban, decían los estudiantes sobre la Universidad en 1965? El editorial del número 4 de LITIS comienza diciendo: “Nuestra época ha recibido del pasado un legado difícil que se concreta entre otras muchas cosas en lo penoso de la estructuración de la enseñanza universitaria en España. Y justamente a nosotros nos ha tocado vivir unos momentos en que se siente por doquier el deseo de revisionismo. Esta situación anómala que ha venido arrastrándose durante años amenaza ruina por ser algo carente de estabilidad. La sociedad ha llegado a un límite de resistencia y no está dispuesta a seguir soportando por más tiempo unas estructuras caducas y reaccionarias como las que hasta el presente han encuadrado a la Universidad española“.

A continuación el editorial urge la realización de la reforma universitaria para evitar que siga produciéndose la falta de dedicación de profesorado, el monopolio por el Estado de las Universidades, los planes de estudio mediocres y cerrados a nuevas enseñanzas, falta de autonomía , libertad y prestigio en la Universidad y también se propugna un mejor sistema de ayudas para los estudiantes y finalmente concluye el editorial diciendo:

“Esta situación y la sociedad anhela cambiar y que no está dispuesta a seguir tolerando es algo urgente y que tienen que empezar desde arriba y encaminarse a toda la institución universitaria. Desde Litis hacemos una llamada de atención ara decir que no nos gusta el estado actual de la universidad y no nos gusta porque la queremos y deseamos que sea mejor.”

¿Cuantos universitarios o ciudadanos de a pie no suscribirían todavía hoy la mayor parte de estas afirmaciones de los universitarios compostelanos de Derecho en 1965?

En el mismo número de LITIS figuran unas citas de textos de la Jerarquía. Son breves citas de textos desde León XIII a Juan XXIII, pasando por el “Breviario de Pastoral Social del Episcopado Español”, Pío XII y Juan XXIII en la “Pacem in Terris”. Todas los textos se refieren a los derechos de asociación y a la libertad de organización , cuestiones entonces candentes en general bajo la dictadura y en especial en ese momento para los estudiantes pues estaban en plena lucha pacífica exigiendo la democratización del SEU a todos los niveles (la elección democrática se extendía sólo hasta el nivel, inclusive, de Delegado de Facultad).

El texto recogido de la a Pacem in Terris, es el siguiente: ” De la intrínseca sociabilidad de los seres humanos se deriva el derecho de reunión y de asociación , como también el derecho de dar a las asociaciones la estructura que se juzgue conveniente para obtener sus objetivos y el derecho de libre movimiento dentro de ellas bajo la propia iniciativa y responsabilidad para el logro concreto de esos objetivos” .

Estas citas de LITIS hoy serian impensables, como argumentos de autoridad, en ninguna o pocas revistas universitarias “neutras” como lo era LITIS. Pero reflejan la buena aceptación en ese momento de dichos textos que se utilizan contra la falta de libertad existente en esas fechas bajo el régimen de Franco. (3)

  • LA UNIVERSIDAD EN 2009. ¿QUE PENSAMOS HACER?

El citado artículo de Ignacio Sotelo en El PAÍS toca diversos temas en amalgama, quizá discutible, sobre todo, porque al lector no se le plantea de entrada la pregunta de Ortega sobre cual es la Misión de la Universidad. Así, siendo una misión que puede concebirse como plural habrá de encajar un orden de prioridades donde sí estarán muchos de los conceptos a los que se refiere el artículo de Ignacio Sotelo y que en gran parte manejaba igualmente Ortega: Formación de profesionales, investigación científica, formación cultural, formación de elites dirigentes, equiparación y/o comparación con otras universidades extranjeras, respuesta a las demandas de las “empresas”.Con una frase referida a este último aspecto concluye Ignacio Sotelo su artículo, ligando Universidad con “puesto de trabajo” profesional con esta afirmación: ” a mayor oferta de puesto de trabajo proviene de la empresa privada, pero la Universidad sigue preparando para responder al temario de una oposición y se resiste a acoplarse a las demandas de las empresas”.

Quizá, al margen de otras consideraciones, me hubiera gustado que donde dice, con cierto deje de reproche ” a las demandas de las empresas hubiera dicho: ” a las demandas de la sociedad”. Porque la Universidad en un doble sentido está íntimamente ligada con las sociedad. Por un lado, como decía Ortega porque la Universidad es, en definitiva, en su esencia y calidad, de la sociedad en que vive y se desarrolla. Y por otro lado porque la Universidad debe de responder a esa sociedad con una idea de “servicio” palabra que creo que no figura ni en la conferencia de Ortega y Gasset de 1930, ni en el citado artículo de Ignacio Sotelo, pero que nosotros, los de los sesenta, tenemos muy grabada, entre otras razones porque con ella nos interpeló Jacinto Martín a los jóvenes universitarios de la época (”Juventudes de Hoy”. Editorial ZYX, 1964)

NOTA (1). LITIS, revista que a multicopia editaron los estudiantes de la Facultad de Derecho de Santiago de Compostela en el período 1962-1965, a razón de un ejemplar por año, coincidiendo con la Festividad de Santo Tomas que en 1965 se celebra ya como “Semana Universitaria.” El citado número 4 de LITIS, correspondiente al curso 1964-1965, fue publicado coincidiendo con la “semana Universitaria” a principios del año 1965, apenas unas semanas antes de la “caída” del SEU, Sindicato Español Universitario, “empujado” por los representantes estudiantiles democráticamente electos dentro de su propia estructura.

NOTA (2) La relativa y parcial democratización en el sistema de la elección de los representantes de los estudiantes universitarios que se produce en 1961, unida al impulso de las fuerzas de pensamiento democrático que llegaron a España con los aires de algunas Encíclicas de Juan XXIII y del Concilio Vaticano II, principalmente, así como de nuevos planteamientos de la relación cristiano-marxista y de los postulados democráticos del eurocomunismo (quizá también la renovación de personas en puestos de responsabilidad docente o de la estructura del Estado), propiciaron en el periodo 1961-1965 un verdadero “movimiento universitario”, que culminó en marzo-abril de 1965 con la dejación del SEU por los representantes universitarios elegidos y dio lugar a la desaparición del mismo. El SEU era el sindicato único de adscripción obligatoria para los estudiantes universitarios desde la entrada en vigor de la Ley de Ordenación Universitaria de 1943 y fue sustituido por las llamadas Asociaciones de Estudiantes, en virtud del Decreto de 5 de abril de 1965 (BOE 7-04-2009), que además creó la Comisaría para el SEU, sin funciones representativas pero sí de prestación de servicios para los estudiantes. Poco duró esta norma porque ya en 1966 se estableció un nuevo sistema de elección de la representación estudiantil que pervivió, quizá con modificaciones puntuales, hasta los notorios sucesos de febrero compostelano de 1968 y el movimiento estudiantil general de dicho año. Este movimiento estudiantil lo es , entiendo, en el pleno sentido de esta palabra, muy distinto de los puntuales sucesos universitarios producidos en Madrid en 1956, de los que resultó la muerte de un joven falangista y la “tormenta” política de la destitución de Ministro de Educación Joaquín Ruiz Jiménez y Raimundo Fernández Cuesta, Ministro Secretario General del Movimiento.

Un detalle, que quizá interesa resaltar, es que en toda la historia del SEU y el movimiento JUMAC - JUFAC (Juventud Estudiante Masculina y Femenina de Acción Católica) y luego en el de su sucesores directos, la JEC y la JECF, no se ven momentos de convergencia, a lo largo de su historia. Una inicial trayectoria en paralelo (compartiendo el campo común de la universidad) se transformará en lucha abierta de la JEC “animando” e “impulsando” en lo que le corresponda, el movimiento estudiantil hacia su democratización , no como una actitud meramente “activista”, sino como resultado de la reflexión realizada mediante los “Círculos de Estudio” (JUMAC) o posteriormente, a partir de 1961, mediante el método de la REVISION DE VIDA (JEC) generalizado a partir de esa fecha en los movimientos especializados de Acción Católica Una invitación oficial, en enero de 1953, del SEU a la JUMAC para participar ese mismo año en el primer “Congreso Nacional de Estudiantes” organizado por el SEU, fue inicialmente aceptada por la JUMAC, pero en abril consta ya en acta que previamente a la celebración ya se había contestado oficialmente declinando la invitación. Dice el acta: “Se da lectura para el conocimiento de toda la Comisión, a la carta de Jordana Pozas (pres. del SEU) contestando a la nuestra en la que le comunicamos nuestra retirada o no participación en I Congreso N de estudiantes y los motivos por los cuales tomamos esta decisión, Libro de actas, reunión 24-IV-53″ (”Juventud Estudiante Católica 1947-1997″, página 33, nota a pie de página nº 18)

NOTA (3). Pocos años más tarde uno de los primeros desacuerdos entre Jerarquía y los jóvenes estudiantes católicos se producirá en relación a la JEC (Juventud de Estudiantes Católicos). . La crisis de la J.E.C con la Jerarquía se produce mas centralmente entre 1967 y 1970, pero tiene su raíz en los acontecimientos del curso 1964-1965 .Yo no viví ya esas rupturas, pero constancia de ellas quedan en la memoria de muchos militantes y en concreto en dos libros de autoría colectiva y de obligada lectura en este tema: Uno, “Juventud Estudiante Católica 1947-1997. JEC 50 años”, publicado por la JEC en 1998, con participación de varios autores y coordinado por Feliciano Montero y el otro “De la Dictadura a la Democracia. La acción de los cristianos en España (1939-1975)” editado por Desclée de Brouwer en 2005 No es ahora el momento de extendernos en esa etapa de desencuentros de cercana radicalidad, mutatis mutandis, a la que hoy pueda vivirse.

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