Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Posmodernismo sin salida y pensamiento integral

02-Mayo-2009    Luis Troyano

La “dictadura del relativismo” denunciada por Benedicto XVI, habría que llamarla “dictadura del postmodernismo”, pues para muchos de ellos todo es relativo, menos su afirmación de que todo es relativo… Pero frente a ella se impone el avance, hacia cosmovisiones mas depuradas de la realidad, no el retroceso hacia lo superado por la evolución de la conciencia humana.

La visión moderna era más ampliamente abarcadora que la premoderna liderada por la ICAR, la postmoderna más que la moderna y la Integral mas que la postmoderna.

Soy un obrero inculto, pero con una gran suerte. Se me ha sido dado el poder trabar contacto con los libros de Ken Wilber. Teólogos, filósofos, intelectuales todos, navegarán perdidos si desconocen las grandes síntesis que hace este teórico y místico. No me cansaré de difundir a mi maestro intelectual, el que me ha dado el esqueleto filosófico que no pude conseguir en la Universidad. Es accesible para una amplísima mayoría de posibles lectores.

Creo que esta entrevista realizada a Ken Wilber apunta hacia lo último en filosofía en todo el ámbito del globo terráqueo.

Para comprender completamente lo que se dice en esta entrevista que traigo aquí, lo conveniente seria estar introducido en la obra de Wilber, no obstante espero que se le entienda en un buen tanto por ciento.

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Postmodernismo sin salida y el salto hacia el pensamiento integral:

    Entrevista a Ken Wilber

    Aspectos positivos y negativos del enfoque postmoderno: inclusión de perspectivas, multiculturalidad; relativismo sin salida y nihilismo de techo. El salto hacia el pensamiento integral. Ya hay líderes políticos, como Bill Clinton, que reconocen este enfoque. Pero, ¿cómo expandir la revolución integral? En el medio de todo esto: la recreación de la democracia, los derechos humanos y la Organización de Naciones Unidas. Entrevista y traducción: Gaspar Segafredo

-¿Cuáles fueron los aportes del pensamiento postmoderno, pluralista y multicultural, que considera orientador del mundo académico contemporáneo, y por qué sostiene que llegó a su fin?
-El postmodernismo empezó a descubrir que lo que llamamos realidad es afectado por nuestras estructuras socioculturales. Indagó las construcciones lingüísticas y los sistemas de significados que pasaban desapercibidos a la fenomenología. Nos presenta determinada verdad, aunque parcial. Sostiene, por ejemplo, que un enfoque de la realidad, supongamos el de un investigador de ciencias sociales en California, no se podrá aplicar a todas las culturas; como pretendía hacer el pensamiento occidental moderno. El postmodernismo señala todo lo que se marginó; como lo femenino, la versión de la realidad de los homosexuales, la gente de color y otras perspectivas excluidas. Hay un intento de corregir todo esto, pero el problema es que el postmodernismo termina absolutizándose para deconstruir todo, incluso a sí mismo.

-¿Qué es lo que absolutiza?
-Llega a dictar que todo conocimiento es sólo construcción social; hasta la ciencia empírica racional no reflejaría datos universales sino productos de la actividad social. Es un absolutismo de uno de los cuatro cuadrantes que desde el enfoque integral llamamos Nosotros, el de la cultura, el interior-colectivo, donde están los valores, significados y formas semánticas comunes. Olvida a los otros tres cuadrantes: Yo (interior-individual), Ello (exterior-individual) y Ellos (exterior-colectivo).

-Usted se refiere a una especie de fundamentalismo de cuadrante, que sería el extremismo de una dimensión humana.
-Sí. Existen varias perspectivas que toman un sólo cuadrante como si fuera el único verdadero e importante. Están los que lo hacen con el interior-individual, como ciertos enfoques de la fenomenología o del budismo zen. También está el ejemplo del materialismo científico que focaliza sólo en la parte exterior del individuo, lo objetivo.

-¿Puede explicar la contradicción del postmodernismo que usted señala a lo largo de su obra?
-Según esta visión, el mundo sería un rejunte de construcciones sociales. Las culturas o sub-culturas quedan aisladas entre sí, porque no se percibe relación alguna entre los fragmentos multiculturales. Este aislamiento tiende a la regresión etnocéntrica, fundamentalista, con una pretensión de cada grupo cultural de tener derechos absolutos. Esto sucede hoy. Sin embargo, la paradoja es que todo este planteo postmoderno contiene una contradicción funcional, porque reivindica su propia verdad acerca de que no hay universales, y de que todas las culturas tienen el mismo valor, como directiva universal. Pensadores como Jürgen Habermas o Charles Taylor señalaron esa contradicción fundamental. Es uno demostración cabal de que el postmodernismo arribó a una calle sin salida, para encontrar refugio sólo en el nihilismo y en su propio narcisismo. Hay que pasar al siguiente estadio para salir de esa trampa y percibir los patrones comunes y la relación entre aquellos fragmentos multiculturales. Aunque, en general, los principales intelectuales contemporáneos se mantengan todavía en la etapa pluralista, el desarrollo de este nivel integral pareciera estar incrementando (ver: Desarrollo: individuo y sociedad).

-En cuanto a realidades como la democracia, las Naciones Unidas y los derechos humanos, ¿tienen una orientación pluralista hoy en día? ¿Cree que podremos superar el trasfondo etnocéntrico occidental del discurso universalista para realmente llegar a una práctica global, sin antes abandonar la tarea por la tendencia relativista-nihilista?
-Pienso que en gran medida la ONU y otros intentos de federaciones mundiales son lideradas hoy por esta orientación postmoderna. Esto es un cambio respecto de su matriz original, que surge del nivel moderno y universalista de desarrollo. La idea era la igualdad de todo hombre y mujer, y también de las naciones. Pero cuando la postura postmoderna comenzó a desarrollarse muchas de estas estructuras comenzaron a ir de módulos modernos a módulos postmodernos, especialmente las Naciones Unidas. Y despertó la conciencia acerca de que los planteos universales aún eran parciales, sustancialmente eurocéntricos u occidentales. Por un lado es positivo porque la crítica del postmodernismo pone luz sobre todo lo que había olvidado el modernismo; culturas asiáticas, africanas… Lo malo es que muchas personas todavía están en niveles premodernos de desarrollo. Y, a pesar de todas sus fallas, la modernidad es el primer estadio que sale de estructuras completamente etnocéntricas para entrar en una comprensión mundicéntrica.

-¿El peligro es que se critique toda la modernidad y que se deseche por completo?
-El problema es exactamente eso; la crítica a la modernidad terminó siendo un ataque a toda característica moderna, inclusive a sus logros. Por lo tanto, en lugar de suplementar el proyecto universal de la modernidad con verdades necesarias, resolviendo el eurocentrismo y agregando puntos de vista marginalizados, el postmodernismo llegó a deconstruir el iluminismo occidental casi por completo. En la modernidad se extienden los derechos a todos los seres humanos por primera vez en la historia. En un siglo se erradicó la esclavitud -que existió en todas las anteriores formas de sociedad- de las naciones industrializadas, con el proyecto de hacerlo para el mundo entero. Fue el primer intento de tratar a todos justa y equitativamente.

-Usted mencionaba su preocupación respecto de esta deconstrucción postmoderna de la modernidad, en relación a que gran parte de la población mundial todavía no ha llegado a estadios de conciencia correlativos a la modernidad, racionales-mundicéntricos…
-El 70% de la población mundial todavía no llegó a ese nivel. Eso significa que aún están en módulos egocéntricos o etnocéntricos. Reflejados tanto en actos terroristas de extremistas islámicos, o de baptistas estadounidenses que hacen explotar clínicas abortistas, o budistas que atentan con gas sarín en los subtes de Tokyo, u otras acciones de este tipo. Mientras los individuos se hallen en niveles etnocéntricos o más bajos, habrá algún tipo de guerra de valores. Y cuando la postmodernidad desecha todo lo moderno, está desechando el estadio necesario para que se pueda llegar al postmodernismo. Es una especie de suicidio. Es que ataca a lo moderno mientras defiende a lo premoderno también porque confunde postmoderno con premoderno, lo preracional con lo transracional.

-¿Qué está sucediendo con la ONU y otras creaciones universalistas en el medio de esta lucha?
-Creo que hoy estas organizaciones políticas buscan tratar a todos los individuos, las creencias y las culturas, equitativamente, con la orientación pluralista. Pero no están siendo realmente inclusivas, porque, por ejemplo, rechazan los valores modernos. Comenzarán a ser realmente inclusivas cuando los estadios integrales empiecen a orientarlas; cuando el 20, 30, 40, 50% de los individuos que forman esos organismos hayan llegado a niveles integrales de desarrollo. Así como cambiaron de moderno a postmoderno en los últimos veinte años, creo que en los próximos diez o veinte años habrá un punto de inflexión que traerá la perspectiva integral, con la inclusión de las importantes verdades postmodernas, modernas y premodernas. Creo que la transformación está empezando ahora. A medida que esto suceda irá emergiendo una cultura realmente inclusiva.

-Lo que está diciendo implica un antes y un después en la historia humana.
-Creo que hay algo en el aire, algo realmente fundamental empieza a cambiar. Mucha gente está tomando conciencia de la perspectiva integral, mía o de otros… Hay muchos enfoque que están tratando de ser más integrales. Hay un gran entusiasmo. Como si estuviéramos viviendo una de las grandes transformaciones de la historia humana; que pasó de la estructura recolectora a la hortícola, a la agraria, a la industrial y a la informática. Estaríamos pasando al siguiente estadio, y pareciera ser un cambio realmente profundo, porque es la primera transformación que lleva a la gente a un estadio que incluye a todos los anteriores. Es el primer nivel que considera a las verdades descubiertas por los niveles precedentes y que comprende que toda persona pasa por cada uno de los escalones del desarrollo: arcaico, mágico, mítico, racional, pluralista… No es simplemente una idea. Esta transformación no se aprende, se basa en un estadio de crecimiento humano interno, es algo en lo que uno se desarrolla. Comparable a un árbol que tiene hojas; es simplemente algo intrínseco de la naturaleza humana que se está empezando a revelar.

-Supongo que es importante que los líderes mundiales reconozcan y asuman el enfoque integral.
-Sí. De hecho ya hay un número considerable de líderes políticos que son concientes del enfoque integral. Tanto el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, como su ex vicepresidente, Al Gore, lo endosaron públicamente. Los varios líderes que empiezan a reconocer y avocar esta perspectiva tendrán impacto en la transformación de los demás estadios, pero ayudarán especialmente a quienes se encuentran en el nivel pluralista y estén listos para moverse hacia el integral. Está sucediendo especialmente en organismos como la ONU y en ONG, porque han operado con una orientación pluralista ya por dos décadas y están empezando a encontrar las contradicciones y limitaciones. Pero creo que incrementará el número de líderes que apoyarán públicamente al enfoque integral. Ya puede sentirse el entusiasmo por la revolución integral.

Fuente: Myriades 1. Siglo XXI en construcción.

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