Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Oso pardo - Oso panda

11-Mayo-2009    Honorio Cadarso

Nuestra visión de China es radicalmente negativa. Es verdad que, al abolirse la esclavitud de los negros, los chinos proporcionaron la mano de obra para el canal de Panamá, el ferrocarril transiberiano, las minas de Australia… Se impone hacer una distinción entre el pueblo chino y sus regímenes políticos.

Pero es que hoy, aún en este supuesto, asistimos a una evolución del continente africano en la que, regímenes y filosofías aparte, la praxis china comercial y de trabajo contrasta con la occidental, y China está barriendo a Occidente de África y poniendo a este continente en el camino hacia su recuperación definitiva. Tal vez la imagen del Oso pardo y el oso panda no son del todo exactas. Quizá sería más oportuna la fábula de la cigarra y la hormiga, quizá, vistos desde África, el occidental se antoja a los africanos la cigarra pretenciosa y vividora, y el chino la hormiga…

China está suplantando en África a Occidente, ya es el segundo socio comercial e inversor en ese continente. Planteamos como hipótesis de trabajo una lectura, discutible desde luego, de este hecho.

“Tras su independencia, África trabaja en su recolonización. Al menos, si ése era su objetivo, no podía haberlo hecho mejor. Solo que aún en eso, el continente fracasa. Nadie volverá a arriesgarse” escribe un tal Stephen Smith, en Negrologie. Y se equivoca, porque los chinos lo están intentando con algún éxito.

Saqueada por las potencias coloniales hasta 1960, amarrada con regímenes tiránicos a partir de esa fecha, África sigue siendo despojada y expoliada impunemente por las multinacionales de Occidente. Dicen que desde 1960, se han invertido en África 400.000 millones de dólares en ayudas al desarrollo, lo cual, lejos de ayudarles, ha empeorado las cosas; África sigue en manos de dictaduras sucesivas, víctima de genocidios, hambre y epidemias, y el desierto avanza por todos sus frentes.

Es el resultado del esfuerzo civilizador de Occidente, en el cual, para vergüenza nuestra, también las iglesias cristianas tienen su parte de responsabilidad.

Pero las cosas están cambiando. Novecientas empresas chinas trabajan en el continente. Se calcula que más de 700.000 chinos han emigrado a África, y el régimen chino, anteriormente reacio a favorecer la salida de sus ciudadanos, ahora se propone facilitar la emigración a África de unos 300 millones de chinos. Entre 1980 y 2005, el comercio China-África se ha multiplicado por 50, y entre 2000 y 2006 se ha multiplicado por 5. Estas cifras no incluyen las inversiones de todos los emigrantes chinos, ese inmenso ejército de hormigas sin rostro, sin nombre, sin voz, que se han hecho presentes en todo el continente.

La estrategia de China no ha tenido escrúpulo, al parecer, en colaborar con regímenes dictatoriales como el de Darfur o el de de Mugabe, aunque últimamente se muestran más cautos y guardan ciertas distancias. En todo caso, así como la política de Occidente ha sido la de excluir de toda ayuda a los regímenes que no son de su agrado, China ha entendido más bien que no se puede excluir de la ayuda y colaboración a poblaciones sometidas a la desgracia de un régimen tiránico…

Cierto es que el intercambio China-África no tiene nada, o muy poco, de filantrópico. Pero es igualmente cierto que China plantea su relación con África como de ganador a ganador, “do ut des”. Y así lo aprecian los africanos. China vende sus productos baratos en tiendas de baratijas; pero también construye carreteras, vías férreas, edificios oficiales, extiende redes de telefonía por todo el continente., hospitales, dispensarios… El blanco era paternalista y presumido, el chino es humilde y discreto. Los africanos están impresionados…

Será China la luz providencial para el continente de las tinieblas? Le ayudará a ser dueña de sus propios destinos?

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