Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Primeras impresiones de una encíclica

10-Julio-2009    Atrio
    Ya nos van llegando diversas impresiones de la encíclica Caritas in Veritate de quienes la leido íntegra. La primera de Honorio Cadarso, en un comentario a un post anterior, que reproducimos aquí. La segunda de Luis Ángel Aguilar que hace referemcia la frialdad con que ha sido acogida en algunos medios ultraconservadores.

Comentario de Honorio Cadarso

Acabo de leer la Encíclica en cuestión, no me resisto a registrar mi primera impresión.

A mi entender, aunque el Papa elogia la Constitución Gaudium et Spes del Vaticano II, está muy lejos de valorar como se debe las aportaciones de las otras religiones y de los no creyentes a una visión humana y cristiana del Desarrollo. Por su boca, la Iglesia pontifica desde una postura de superioridad y prepotencia que los no católicos no creo que aprecien mucho. Pero en esto, es más de lo mismo, no acaba la Iglesia de renunciar a su complejo de superioridad y su desprecio olímpico por los demás.

Me aburre también ese otro complejo de que lq doctrina social de la Iglesia siempre ha ido por delante y alumbrando el camino a la sociedad. Cuando vamos a reconocer de una puñetera vez que hemos ideo a remolque de la Revolución francesa, del socialismo utópico, del marxismo, del movimiento obrero? Qué puede enseñar alguien que no es consciente de sus propios errores y empecinamientos? ¿Cuándo demonios la Iglesia, la Cátedra de Roma, va a cantar su mea culpa por la falta de consideración y respeto a la clase trabajadora, al mundo de los pobres, a los países subdesarrollados?

El documento sigue una concatenación de temas tratados aisladamente unos de otros, para repetir una serie de slogans demasiado manidos: bioética, aborto, anticonceptivos, eutanasia…al tema de la emigración le dedica una atención muy escasa y una visión muy rastrera…Me duele por lo que podría ofenderles. Hay también un constante cotejo o comparación entre países ricos y países pobres que me huele a racismo, y perdón si soy demasiado cruel en mi expresión. Es verdad que en momentos subraya que todos somos iguales, pero son tantas las veces en que se deja caer que los países pobres tienen la culpa de sus desgracias!

Y luego esa proclamación de que olvidando a Dios, marginándolo de la vida pública, no habrá ninguna solución posible…y la obsesión por el relativismo…El Buen Samaritano creo que no penso en Dios cuando vió al herido en el camino, pensó en que el herido necesitaba ayuda…Llegamos al prójimo por Dios, o a Dios por el prójimo?

Si en las encíclicas anteriores hacía una mención explícita del marxismo para condenarlo, en esta no habla ni de capitalismo ni de marxismo, pasa del tema. Pero en este pasar del tema subyace quizá un dar por bueno el orden actual, mejor dicho el casos actual, y colmarnos de consejitos y recetitas culinarias para intentar salir de la crisis.

No tengo reparos en admitir aciertos y enfoques positivos; me gusta cuando repite por activa y por pasiva que se trata de promocionar “a todo el hombre y a todos los hombres” y que lo uno no es posible sin lo otro.

Me gusta la visión global y completa de todos los problemas de la humanidad de hoy.

Pero nunca me ha gustado la doctrina social de la iglesia, y esta encíclica nos ofrece más de lo mismo. Un disco rayado, amigos. Tal vezz disfrutaréis comprobándolo, y tal vez entre col y col encontraréis alguna lechuga, porque no deja

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Tras tantas de arena, Benedicto XVI da “una de cal”.

Por Luís Ángel Aguilar Montero*

El Papa continúa la línea aperturista de la doctrina social de la iglesia, con una buena encíclica -heredera de la magnífica “Sollicitudo Rei Sociales” de Juan Pablo II- y que para mí confirma, como la Iglesia Católica es “Integrista” en lo moral, “conservadora” en lo político (hoy ultra conservadora), y “progresista” en lo social.

Tanto el diario “Público”, como “Religión Digital”, destacaban en sus primeras crónicas sobre la reciente encíclica de Benedicto XVI, “Caridad en la verdad…” su petición de la necesaria reforma de la ONU y del sistema financiero internacional. “Diario Crítico” se preguntaba si es un progre B-16, y hasta “El País” calificaba al papa de globalizado y de izquierdas.

Y la verdad no es que sea para tanto, pero sí es justo reconocer -y ya que siempre me dicen que soy de los que desde dentro, más leña le doy a este deshonroso seguidor de Pedro-, que en esta ocasión el pastor alemán nos ha dado la de cal. Y lo ha hecho brillantemente en la línea secular de una iglesia que en lo social, siempre fue más bien avanzada.

“Caritas in veritatis”, que así se llama esta encíclica social, no es que supere a sus dos predecesoras, la “Sollicitudo rei sociales” que Juan Pablo II promulgó el 30/12/1987″, ni la Populorum Progressio de Pablo VI de 20 años atrás, a la que esta última conmemoraba, pero tampoco puede decirse que no sea valiente, realista y progresista. ¡Ojalá! siguiera por este camino, y estuviéramos hablando del cambio o “metanoia” que necesitaba este Papa para retomar las riendas de una Iglesia que él y su curia romana “and cía”, estaban desprestigiando.

Son 127 páginas que recogen los pensamientos del Pontífice sobre la crisis mundial y sus posibles vías de salida. La idea central del texto es que para que la economía funcione correctamente es necesaria la ética, y todo ello lo expresa con categorizaciones como que:

    •· el mundo precisa de nuevas reglas y de un gobierno de la globalización que aspire al bien común
    •· hace falta una autoridad política mundial que se atenga de manera coherente a los principios de subsidiariedad y de solidaridad
    •· hay que pedir -y de hecho él la pide- una “urgente” reforma de la ONU y de la arquitectura económica y financiera internacional.
    •· los sindicatos deberían “instaurar nuevas sinergias a nivel internacional ” para afrontar la reducción de las redes de protección social, y
    •· las “finanzas, después de su mal uso, que han dañado la economía real” deben volver a ser un instrumento orientado al desarrollo.

En definitiva, destaca la crisis del capitalismo, denuncia el hambre y la injusticia en la sociedad globalizada, y pide la “urgente reforma” de Naciones Unidas, y, aunque sigue con su “tole tole” de la defensa de la vida y de la libertad religiosa, también carga con dureza contra los excesos del sistema capitalista, y reclama una globalización que tenga en cuenta el carácter humano de las personas y su dignidad.

* Luís Ángel Aguilar Montero es miembro de las comunidades cristianas populares

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