Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

MAGIA Y RELIGIÓN (I)

24-Septiembre-2009    Héctor Rodríguez Fariña

Esto puede aparentar una lección de antropología cultural pero no lo es. No tengo preparación para ello. Me limito a mis escasos conocimientos de Sociología y Teología y solo me anima mi deseo de responder a algunas preguntas que se me han hecho con relación al libro Religión sin Magia de Juan Luis Herrero del Pozo.

Se trata principalmente de desglosar e ir delimitando la diversidad de significados diversos y hasta contrapuestos que puede poseer un vocablo tan polisémico como este. Pienso que muchas veces se ha atribuido al autor afirmaciones que él nunca ha hecho debido al sentido que se le ha dado en distintos textos. Una lectura más detenida, sería y respetuosa de su libro debería ser suficiente para aclarar toda duda sobre las opiniones reales del autor.

La magia de los antropólogos, según parece, es anterior a la religión, pero no muy distinta, pues ambas tienen y siempre han tenido por objeto relacionarse con lo desconocido. La religión sigue llamando a lo desconocido lo supranatural y la magia cree que el universo está regido por leyes inmutables, que actúan mecánicamente. La religión cree que está regido por seres conscientes que se relacionan a los hombres con una actitud benévola y favorable

El gran etnólogo inglés James George Frazer opina que el paso definitivo de la magia a la religión se da en «la confesión de la entera y absoluta dependencia del hombre con respecto a lo divino» y que culmina con la sumisión del hombre ante la inmensidad del universo.

La magia blanca, el ilusionismo o prestidigitación, se usa como diversión y se logra con trucos y habilidades o incluso con el aprovechamiento de determinadas fuerzas especiales que algunas personas poseen y no tienen nada de sobrenaturales. Es evidente que esa magia, o habilidad para mover los dedos (prestidigitación) o para suscitar ilusiones ópticas o sensoriales (ilusionismo), nada tiene de anormal o inmoral, por espectaculares que sean sus manifestaciones.

La Magia en las Pinturas Rupestres

Se observa que en el Paleolítico, las representaciones que aparecen en las paredes de grutas como en Altamira o en las Rocas dels Moros de Calapatá tienen una relación directa con la supervivencia del hombre. La caza era dura y peligrosa pero necesaria para un grupo humano determinado que vivía sin la noción de pertenencia y de permanencia. El hombre del Paleolítico es un hombre que no posee la capacidad de producir y transformar a la naturaleza. Un mundo de significados surge a su alrededor. La pintura tiene allí un carácter puramente mágico respecto del mundo que lo rodea.

El carácter sagrado y mágico de todo este arte está confirmado por lugares oscuros y de difícil acceso. La vida de los pobladores no se desarrollaba nunca en la proximidad (por ser prácticamente inhabitables), sino cerca de la entrada, y en muchos casos las cuevas pintadas no servían nunca de abrigo para el uso cotidiano.

La pintura rupestre forma parte de la llamada “magia simpática”, que consiste en la convicción de que cualquier acción que se lleve a cabo sobre la representación de un ser repercute sobre el original. Así, los animales previamente “cazados por la magia” caerán con más facilidad en manos de sus perseguidores. Así se aseguraba la existencia de lo representado en el exterior y la caza se tornaría más fácil.

La Magia en el Antiguo Testamento, en tiempos de Jesús y en las religiones de hoy.

En el libro de los Jueces aparece la figura de Sansón ( Jueces, 13 y siguientes) en donde el narrador bíblico presenta creencias populares, por ejemplo la aparición de un ángel que asciende luego a través de las llamas de un holocausto (13,20), el descenso del espíritu divino que se introduce dentro del cuerpo de Sansón y lo transforma, haciendo de él un héroe (14,6), etc. Pero lo más interesante para es el poder, con aspectos mágicos y supranaturales, es que el relato atribuye a los cabellos una fuerza maravillosa que va unida a ellos porque sólo en ellos redeposita esa fuerza. El núcleo de la historia es bien conocido: cortados los cabellos, desaparece automáticamente el poder.

El narrador bíblico parece aceptar de buen grado el trasfondo mágico de la historia que narra, tomada del folclore popular, pero la cambia atribuyendo esa fuerza a Yahvé. “Anda, dime: ¿de dónde te viene esa fuerza tan grande?”. Sansón la engañaba con diversos trucos: la fuerza de Dios se le iría si fuera amarrado con cordeles nuevos; si le sostuvieran el pelo con la clavija de un tejedor, etc. (Jueces 16,6.10.13). Pero al fin, en un momento de debilidad, Sansón abrió su corazón a su mujer y le confesó: “La navaja no ha pasado jamás por mi cabeza, porque soy nazir de Dios desde el vientre de mi madre. Si me rasuraran, mi fuerza se retiraría, me debilitaría y sería como un hombre cualquiera (Jueces 16,17)”.Dalila le cortó el pelo pero le volvió a crecer y derrumbó el templo sobre los filisteos.

La vestimenta de Elías que deja su manto en manos de un hombre que araba en el campo, Eliseo, y que en contacto con la prenda mudó la personalidad de este.

El paso del Mar Rojo, con Moisés, el paso del Jordán con Josué y la detención del sol para ganar una batalla reflejan actuaciones igualmente mágicas y que ensalzan igualmente la gloria de Yahvé y su actuación inmediata para demostrar su poder y su predilección por el Pueblo Hebreo.

Esa actitud pasó al Nuevo Testamento, aunque en los textos del Evangelio no se alude directamente a ella. Pablo la rechaza rotundamente: Hech. 19.18; Gal. 5.20.

Según Pagola los israelitas del tiempo de Jesús sentían recelo hacia la medicina griega impulsada por Hipócrates y que se había extendido por el Mediterráneo. Para ellos sólo Yaveh podía salvar. Tampoco tenían medios para recurrir a estos médicos y su único recurso era dejarse morir sin remedio alguno. Aparece Jesús que fue considerado como un curador y exorcista de gran prestigio. Flavio Josefo atestigua que Jesús “fue un hombre sabio autor de hechos asombrosos” (Pagola, Jesús, p 162). Las actuaciones de Jesús eran mucho más que curaciones asombrosas, ya que buscaba ante todo una relación con Dios que le ayudara a vivir con dignidad. Es verdad que sus actuaciones concretas similares a las que usaban los magos eran cosas que la gente daba como normales, pero sin que esto supusiera ni por asomo la manipulación de fuerzas invisibles. Para más información capítulo 6 de Pagola, Jesus, “Curador de la Vida”.

¿Qué pasa con la magia en la religión popular? Un estudio que puede ser interesante aquí es “El uso popular de la religión popular en América Latina: una introducción”

que se puede encontrar en http://www.uam-antropologia.info/alteridades/alt9-7-rostas.pdf

¿Y qué pasaría cuando hablamos del sentido mágico de la vida, de los Reyes ‘Magos’ y los juguetes, de la cigüeña que venía con el niño para depositarlo junto a su madre? Pues que es una pena que nuestra carrera tan rápida por lo que llamamos civilización no nos permita seguir usando nuestra imaginación y la alegría de seguir soñando e inventando historias ´mágicas’ con nuestros niños.

¿Y que pasa cuando le decimos a un persona con quien nos entendemos bien: “entre nosotros hay algo mágico”?. Pues simplemente que hasta una buena relación que no es fácil explicar la describimos usando el sentido mágico de la vida. Esta maga tiene que seguir existiendo porque en ella hay un valor positivo y nadie podrá nunca terminar con ella ni falta que hace.

Así las cosas…

A mi me parece que Juan Luis Herrero del Pozo no introdujo el tema de la magia en su nuevo paradigma para destruir, interpretar, condenar ninguna forma de magia. Tampoco introdujo este concepto para ir machacando con él cualquier elemento extraño que no encajara. bien. en el nuevo paradigma. Él trata de buscar una definición propia que es distinta de la magia de los antropólogos, de la magia anterior a la religión de Frazer y de la magia buena y positiva de la vida y de los sueños.

Herrero del Pozo busca el paso definitivo a la religión como “la confesión de la entera y absoluta dependencia del hombre con respecto a lo divino” que el mismo etnólogo admitió. Más exacto y explícito que Frazer ha sido Pagola en Jesús, en su capítulo cuarto: “Profeta del Reino de Dios” y sobre todo en el apartado que titula “Las cosas tienen que cambiar” ( p. 104) ¿cómo se imaginaba Jesús la implantación del Reino de Dios?

Todos tenemos que reconocer a Dios y ‘entrar’, de forma personal, experiencial, en la dinámica de su Reino lo que conlleva no sólo una relación de tipo religioso sino un compromiso de orden político y social. Jesús estaba poniendo en cuestión la soberanía absoluta del Cesar. Nada ni nadie está por encima de Dios.

El autor de “Religión sin Magia” encontró al ir configurando su reflexión teológica que no podía seguir adelante por las numerosas contradicciones que le salían a su paso. Estas contradicciones se encontraban en gran parte en la estructura en los ritos, en las leyes, en las creencias de nuestra querida comunidad cristiana. Esta es la comunidad a la que nos sentimos unidos con millones de hermanos por todo el mundo y que nos llega desde hace casi 2000 años a través de la misma fuerza de la Creación que nos ha venido empujando a todos por esos caminos para celebrar y vivir juntos el amor que nos legó Jesús. Es una comunidad no excluyente ya que está abierta a todos los hombres, mujeres y niños de todas partes, de cualquier religión, creencia y culto.

Herrero del Pozo descubrió que aquellas contradicciones provenían de una racionalización extraña que mediante conocimientos y prácticas pretendía producir resultados contrarios a la aceptación llana y precisa del mensaje de Jesús. Se trataba por lo tanto de una actitud mental negativa que era necesario erradicar para seguir adelante con la construcción del Reino. La semilla había caído en terreno pedregoso y no podía seguir germinando auque se recibiera con alegría. (Mateo 13) A las piedras que no dejaban germinar la Palabra Herrero del Pozo las denominó magia.

En la segunda parte : El Viejo Paradigma Arrastrado por la Magia (II) podríamos ir viendo como el autor usa el concepto de magia para aclarar cual debería ser la relación entre el ser humano y Dios. La realidad de ambos, de Dios y del hombre, queda falseada por la presencia de ese elemento extraño que no es fácil captar. Es una de tantas construcciones mentales que toda sociedad realiza al ir creando su mundo de significados. Así se aseguran su supervivencia como grupo y todos las aceptan después como verdades absolutas. Más tarde se descubrirá que no tienen sentido pero seguirán aferradas a nuestras mentes y nuestro vocabulario. Por eso todavía en el sigo XXI seguimos hablando de una preciosa ‘salida del sol’ o de que Dios creo al principio el sol, las estrellas, la tierra, las plantas y los animales.

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