Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Al Lazarillo de Tormes “le pone” la crisis

26-Septiembre-2009    Honorio Cadarso

La picaresca es en esta nuestra Piel de toro algo así como el deporte nacional por excelencia. Y El Lazarillo de Tormes su “elogio” y su misal o libro de ceremonias. La crisis que nos ha visitado ha despertado nuestro ser picarón, si es que se había dormido antes…

La economía sumergida ha crecido este verano pasado un 30%, según cálculos de los entendidos en la materia. El trabajo no declarado ha crecido de forma espectacular en todos los sectores, especialmente en la agricultura, los servicios y el turismo.

Se calcula que en el año 2007 un 22,6% de nuestro producto interior bruto, PIB, procedía de la economía sumergida. Esta cifra se cree que ha subido hasta el 25% en este año. Este 25 % se cifra en un volumen de unos 250.000 millones de euros.

Se trata de trabajos no declarados que no cotizan a Hacienda ni a la Seguridad Social y que son realizados por obreros que han perdido su puesto de trabajo anterior, o por inmigrantes sin papeles.

En número de personas, una Asociación de Trabajadores Autónomos calculaba que en el año 2008 trabajaban al margen de la ley alrededor de un millón de personas, de las cuales un 60% han perdido su puesto de trabajo, un 20% complementan su salario y su trabajo legal con esa actividad extralegal.

Estas cifras nos acercan al paraíso europeo de la economía sumergida, Italia, en la que se calcula que el 30% del PIB procede del trabajo no declarado. De ahí que se hable de “italianización” de la economía española.

La Inspección de Trabajo ha detectado en 2009 un total de 26.798 trabajadores en situación laboral irregular en Madrid, 16.163 en Andalucía, 17.934 en Cataluña, 5.580 en Murcia, 7.460 en la Comunidad Valenciana, 10.965 en Castilla-León…

No son pocos los entendidos en sociología que se preguntan cómo es posible que, con 4 millones de parados en España, no se produzcan brotes de conflictividad laboral más virulentos y más generalizados. Tal vez la respuesta está en esta gran mentira del trabajo sumergido. En todo caso, cifras recientes señalan que en los últimos meses, es decir durante este verano, la circulación de dinero contante y sonante en la calle ha aumentado; sube el paro, pero paradójicamente circula más dinero en el mercado…

El conjunto de esta información ha sido recogido en el periódico El Mundo del martes 22 de setiembre.

Esta “desregulación” y clandestinidad del mercado laboral deja al obrero en una total desprotección: ante cualquier posible accidente laboral, sin seguridad social, y por supuesto con un salario muy por debajo del que marca la ley. Por su parte, el empleador paga un salario más bajo y unos impuestos más bajos. Y el estado, por un lado deja de percibir unos impuestos fiscales y de seguridad social que se pagan religiosamente por los trabajadores declarados, y por la otra está pagando a ese mismo trabajador no declarado unas subvenciones y un subsidio de paro al cual no tiene derecho. En resumen, gana el patrón, pierde el trabajador, (a no ser que esté cobrando por otro lado…) y pierde el Estado, que somos todos.

Desde el ángulo de la inmigración, es justo admitir que estas irregularidades se producen con cierta frecuencia, a veces con la anuencia o complicidad de entidades benéficas, incluidas las de signo religioso o eclesiástico, que pretenden así garantizar un mínimo de recursos económicos para los inmigrantes sin papeles.. Pero sería injusto cargar las culpas de esta lacra nacional que ya denunció El Lazarillo del Tormes en nuestro siglo de oro a un sector minoritario en nuestro mercado de trabajo.

La crisis, además, tiene otra versión paradójica: la crisis consiste, desde un ángulo de visión muy real, en que el trabajo que antes hacían tres personas, pongo por ejemplo, ahora lo hace una sola y las otras dos han quedado en el paro… Son las dos caras de la crisis: unos se han quedado sin trabajo, y su trabajo lo hace otra persona que se inmola en jornadas de trabajo de 24 horas diarias…

Es la consecuencia de la desregulación, de la destrucción del derecho del trabajo que seguramente es uno de los objetivos perseguidos por los que han provocado la crisis. Un episodio más del proceso en marcha que hace cada vez a los ricos más ricos y menos en número, y a los pobres más pobres y más numerosos.

La derecha no está por la labor de frenar ni mucho menos de invertir este proceso. No aguanta que le hablen de aumentar la presión fiscal sobre los que más tienen. La izquierda en el poder no sabe cómo plantear su propuesta de subir los impuestos a las grandes fortunas, resbala hacia impuestos que inciden sobre el ciudadano de a pie…

Pero aquí no pasa nada más que… pues que falta trabajo para 4,5 millones de trabajadores… Lo demás es pura anécdota, detalles irrelevantes de la crisis…

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