Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Las primeras (y las últimas) comuniones

09-Mayo-2006    Juan Cejudo

Llega el mes de Mayo y empieza el fenómeno de las 1ª Comuniones.

Es un fenómeno social que ha ido, cada vez más, adaptándose a las exigencias de la Sociedad de Consumo.

Dicen los entendidos que se calcula en un promedio de unos 3.000 euros los gastos de una primera Comunión. Y es que, si se suman los gastos de vestidos, zapatos, convites ( en toda regla, claro), album de fotos o reportaje de vídeo etc…. El presupuesto se dispara.

No son pocos los que tienen que pedir créditos en los bancos para poder afrontar estos gastos. Y es que ya se sabe que los sueldos para una familia trabajadora no son altos. Dicen que cerca de un 70% suele tener dificultades para llegar a final de mes. Así que estos gastos son difíciles de afrontar con el presupuesto normal de una familia media española.

No digamos el movimiento económico que mueve todo este “tinglado” para los dueños de restaurantes, fotógrafos, tiendas de ropas, de calzados etc…

Por otro lado, si miramos el significado religioso de estas celebraciones, parece que, una vez pasado ese día importante para los niños, ( sin duda por el atractivo de los muchos regalos que reciben ), lo que debiera ser el comienzo del niño en la participación normal en la Comunidad Cristiana, asistiendo de modo habitual a las Eucaristías y participando del pan y del vino, se convierte, en un porcentaje sin duda muy importante , en el final de la asistencia de esos niños a las Eucaristías y de su participación en otras comuniones.

Por eso digo que, para la inmensa mayoría de los niños, son las primeras y las ´”ultimas” comuniones.

Lo que debería tener un significado claramente religioso, se ha convertido

( hablo siempre en sentido mayoritario), en un acto más de convencionalismo social. Como las mayorías de las bodas, de los bautizos, de las misas de difuntos…

Pero lo que me llama mucho la atención es que nuestros obispos no insistan mucho más en estas cuestiones que tanto inciden en la “mala imagen” de nuestra Iglesia.

En Cádiz salió hace unos años una chirigota en Carnaval que se llamaba “El crimen del mes de Mayo” y que era toda ella aludiendo a este fenómeno en plan gracioso.

He leído todos los titulares de los documentos de la Conferencia Episcopal Española desde 1.985 hasta la fecha y no encuentro ningún documento de nuestros obispos que esté dedicado expresamente a este grave problema, salvo lo que escribieron el 27/11/98 en la Instrucción “La Iniciación Cristiana. Reflexiones y Orientaciones”, que en su número 58 dice:

58 Ahora bien, en la primera participación en la Eucaristía, es muy conveniente que ésta vaya precedida no sólo de la necesaria catequesis de la Iniciación cristiana, sino también de una verdadera introducción y un cierto hábito de asistencia a la celebración eucarística, sobre todo la del domingo.

Es un momento muy oportuno para ayudar a los niños a conocer los signos, las respuestas, y las actitudes internas y corporales que requiere la participación litúrgica. En efecto, “la Iglesia, que bautiza a los niños confiando en los dones que proporciona este sacramento, debe cuidar de que los bautizados crezcan en comunión con Jesucristo y con los hermanos.

De esta comunión es signo y prenda la participación en la mesa de la Eucaristía, a la que se están preparando o en cuya comprensión más profunda van siendo introducidos”157. La preparación para la Primera Comunión, a pesar de los inconvenientes que provienen de los excesos en la fiesta familiar y social con este motivo, debe orientarse hacia una verdadera integración de los niños y de sus padres en la vida de la comunidad cristiana, evitando los inconvenientes que, no pocas veces, se organizan en la desmesura que rodea la fiesta familiar y social de las primeras comuniones.

(Los subrayados son míos)

Parece que “dejan hacer”.Que miran para otro lado, como si no les afectara. ¿Porque estas celebraciones les llena las iglesias?¿Para no indisponerse con sus “clientes” que demandan estos actos? ¿No se dan cuenta de las graves contradicciones que se dan en estas celebraciones?

Porque es evidente que los excesos a que ellos mismos aluden se disparan cada vez más. Que hay una ausencia de “integración de los niños y sus padres en la Comunidad Cristiana” y que la mayoría de los niños hacen su primera y su última Comunión.

Algo más habría que pedir a nuestros obispos para que actúen con coherencia con lo que dicen y pongan medios concretos para dar a estos actos el verdadero significado que deben tener.

Aunque, habría que preguntarse si tiene mucha lógica basar la vida sacramental ( que es tan importante) en la infancia con bautismo de niños y primeras comuniones de niños, o más bien debiera ser en la vida adulta, cuando la persona conscientemente sabe lo que quiere hacer en su vida, cuando se debiera plantear el ingreso en la Comunidad por el Bautismo de adulto y su primera participación en la Eucaristía, también como adulto para seguir participando en ella de modo habitual.

Juan Cejudo Caldelas.- Cádiz. jucecal@ono.com

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