Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Nombramientos provocadores

23-Noviembre-2009    Antonio Duato

Los últimos acontecimientos que se están sucediendo en la Iglesia universal y en la Iglesia española responden a una misma estrategia de restauración tradicional y de centralización del poder. No vamos a hacer de ATRIO un lugar de cotilleo clerical. Pero sí invitar a una reflexión de fondo.

El poder absoluto de nombrar obispos se usa en la Iglesia Católica como instrumento para reconducir las diócesis hacia… no sabemos dónde. ¿Hacia la concepción que del cristianismo tiene el Opus Dei o Radio María? Nadie puede hacer nada para resistirse, ni en Euskadi ni en Perú, a estos nombramientos. El poder corresponde personalmente al Papa, pero en su nombre actúan una serie de instancias romanas y de delatores nacionalcatólicos, envalentonados hoy por el rumbo que sigue el soberano jerarca a quien corresponde siempre la suprema responsabilidad. Sólo cabe la resistencia interior por una fe bien formada que distingue entre fidelidad y obediencia, entre fe y creencias. Y si esa resistencia a la autoridad en nombre de la misma conciencia cristiana se multiplica cabe la posibilidad de una resistencia colectiva que construya comunidad verdadera.

Los últimos nombramientos episcopales de San Sebastián y Oviedo nos indican claramente que la resistencia tiene un premio. Ahí está la paradoja. Quienes resistieron a la marcha de sus comunidades en el periodo postconciliar y a la desaparición de la España católica en la época de la transición, refugiándose en el Seminario tradicionalista de Toledo que el Cardenal González martín había abierto a los disidentes de otras diócesis. No es casualidad que el mayor esfuerzo reconciliador se haga en la iglesia con los cismáticos de Lefevbre y que aquel seminario preconciliar y nacionalcatólico de Toledo esté hoy alimentando de obispos a España.

Se equivoca quien cree que con el nombramiento de San Sebastián se pretende enderezar el carácter proetarra del clero. Porque no es cierto que ese sea el problema. Lo que se pretende corregir en el país vasco es el carácter sinodal y de acercamiento a los problemas del pueblo que desde los obispos Argaya y Añoveros, pasando por Setién y Uriarte y los vicarios Ubieta y Pagola, se han implantando, a la luz del Vaticano II, en aquellas diócesis en los últimos cuarenta años.

Quedemos a ver cómo van sucediendo los acontecimientos. Que cada cual madure su posición en conciencia. Y que lo mejor que había en las instituciones colegiales de esas comunidades cristianas se resista a desparecer por una falso concepto de obediencia a la “legítima autoridad”.

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