Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Debate sobre la visita papal

05-Julio-2006    Atrio
    La revista 21rs publica en su número de julio un debate con el título La visita del Papa: ¿fe o espectáculo?. Reproducimos aquí los dos textos divergentes (enviados hace un mes), por el orden en que han sido publicados. El primero fue ligeramente recortado en el papel por exigencias de maquetación. Estamos ya en vísperas del viaje, entristrecido por la tragedia del metro que -como pasó en 1982 con la riada-pantanada de Tous, dos semanas antes- será incorporada al viaje papal. El debate de 21rs puede continuar en ATRIO, comunicando vivencias y reflexiones sobre la visita, a medida que se vaya siguiendo en directo o por televisión.

    ESPECTÁCULO Y PODER
    Antonio Duato Gómez-Novella
    Teólogo, moderador de Atrio y editor de la revista Iglesia Viva.

El barroco es arte espectacular y apabullante. La desmesura de las formas para impresionar y subyugar. Fue el arte de la Contrarreforma, instrumento para exhibir el poder de lo alto y abarcar al mundo entero. Bernini exaltó la cátedra de Pedro en la gloria celeste y diseñó la grandiosa columnata, vocación de globalidad.

El barroco servía también para tapar y simular. Fachadas que quedaban en pura fachada, ocultando semiruinas. Perspectiva en bóvedas para aparecer mucho más altas. El barroco fue precursor de los decorados de Hollywood o de las imágenes virtuales de la televisión digital. En la contrarreforma la Iglesia necesitaba presentarse mucho más fuerte de lo que era. Utilizó para ello al barroco y también a los ejércitos de las monarquías católicas. Vencía más que convencía.

La actual contrarreforma, la gran restauración neoconservadora en curso, utiliza las técnicas espectaculares del barroco mediático, el apoyo de gobiernos obsequiosos y la fuerza de las grandes manifestaciones. Los viajes y convocatorias masivas no fueron una iniciativa personal del comunicador y showman que fue Juan Pablo II.
Respondían a una estrategia planteada antes de su elección. Los analistas del Vaticano descubrieron en el año santo de 1975 que las masas católicas respondían a la convocatoria de grandes aglomeraciones. Esto favorecía la imagen de una iglesia triunfadora y el turismo de la ciudad.

La misma multitud hace espectáculo. Ya en Woodstock se había demostrado que la gran concentración había dejado en segundo plano la misma música que convocaba.. ¿Por qué reducir la estrategia pastoral a pequeños grupos de revisión de vida y a comunidades parroquiales de profundización en la fe?
Actualmente la televisión se ha impuesto como la gran creadora de espectáculo. Lo importante ya no es el evento en sí sino su hábil retrasmisión que llega a todo el mundo. Y los técnicos del espectáculo televisivo imponen sus estudiadas técnicas de montar espectáculos. Los viajes, lo mismo que las olimpíadas o los mítines, se organizan para ser retransmitidos. El año pasado la colaboración Vaticano-RAI consiguió hacer de la enfermedad y muerte de un papa y de la elección del sucesor un espectáculo técnicamente perfecto. La retrasmisión aumentaba la muchedumbre en la plaza y ésta daba más dramatismo a la retransmisión.
La creación de espectáculo en torno a la figura papal no puede interrumpirse con el nuevo pontífice, aunque su persona aparezca mucho menos expresiva, si se sigue con la estrategia de comunicar la imagen de una Iglesia fuerte y unida en torno a su líder que oculte los problemas y debilidades. Se reducirá el número de viajes, pero se harán más extraordinarios y espectaculares. Valencia puede convertirse en el nuevo paradigma. Los movimientos y los episcopados de todo el mundo compiten en congregar más gente en torno al estandarte de la familia tradicional, en un estado supuestamente corrompido de laicismo. Se monta el espectáculo para dar imagen y ocupar la calle manifestando poder.
En Valencia hay unas autoridades locales, plenamente obsequiosas con la jerarquía, que llevan años desarrollando políticas de imagen aun a costa de ostentar el record en endeudamiento público. Por otra parte, Valencia es experta en derrochar para crear espectáculos callejeros efímeros: fallas, fuegos artificiales. En esta ocasión va a prepararle al papa un genial escenario. El “nuevo Vaticano para un día” de Bernini-Calatrava. Si hay que cortar durante tres meses un puente muy concurrido y gastarse decenas de millones pera el espectáculo de unas horas, no importa. Resaltará la importancia del personaje que va a venir, como ha dicho la alcaldesa. Todo lo pagarán las instituciones gobernadas por el PP. Porque llevar a 300 millones la imagen de un papa y una Valencia en la cresta de la modernidad no tiene precio, como ha dicho el portavoz del Consell. ¿Prenderá algo de la mansa catequesis papal en esos espectadores? Nos tememos que el medio oculte el mensaje, que a la gente le quede sólo la imagen de grandiosidad, como después de una cremá. Unos con deseo de asistir a otro espectáculo. Otros con alivió porque todo terminó. La sociedad más dividida y crispada. Eso es lo preocupante.

-o-o-o-o-o-

    UN REFERENTE MUNDIAL NECESARIO
    Pablo Cabellos

    Vicario de la delegación del Opus Dei en Valencia.

La Iglesia Católica ha conservado intacta la sucesión apostólica del heredero de Pedro, aunque en ocasiones haya ocurrido en medio de no pequeñas marejadas. También la ha conservado cada obispo para gobernar la porción del pueblo de Dios que le ha sido encomendada bajo la suprema autoridad de] Romano Pontífice y en comunión con él.
Nuestra ciudad tiene el privilegio de recibir, con su cordial y reconocida hospitalidad, a Pedro en la persona de su sucesor, Benedicto XVI. Los últimos Papas, sobre todo Juan Pablo II, han estado en multitud de lugares –incluida la ONU–, muchos de los cuales no eran de mayoría cristiana. Nuestro país lo es, al margen de alejamientos o escasa vivencia de la fe de algunos. Nuestra matriz cristiana está incluso en la cabeza de los que no lo saben. Por ejemplo, me atrevo a afirmar que los Derechos Humanos, universalmente reconocidos, tienen substancialmente ese origen, aunque evidentemente son anteriores al cristianismo y éste los haya asumido, elevado, y difundido, lo que no obsta para que algunos cristianos los violen. Toda la cultura occidental está empapada de la fe en Cristo.
Los católicos recibimos, pues, al que es padre común. Pero todos podemos ver no ya al jefe del Estado Vaticano, sino a un referente mundial necesario. Los católicos sabemos que, al margen de nuestras opiniones, el Papa es el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles, como recordó el Concilio Vaticano 11; y tiene en la Iglesia, en virtud de su función de Vicario de Cristo y Pastor de toda ella, la potestad plena, suprema y universal, que puede ejercer siempre con entera libertad. Así lo recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, evocando también al último concilio. Algunos se molestan por la expresión Vicario de Cristo, pero así fue creado el primado de Pedro y de sus sucesores. Aparece en diversas ocasiones, y de modo claro, en el Evangelio.
Es Vicario para atender a la gran familia de los hijos de Dios. Ha de ser el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, que las conoce, carga con la herida sobre sus hombros y avisa donde está el lobo. Y las ovejas oyen su voz, reconociendo en ella al mismo Cristo. Esto no es papolatría, sino recuerdos de doctrina católica para el que la quiera seguir. La fe es unitaria, es decir, o se cree todo lo que enseña el Magisterio de la Iglesia, fiados de la autoridad de Dios revelante, o se cree por motivos humanos, por convencimientos personales, y se elige, se selecciona y se hace una religión a la carta, que ya no está enraizada en la fe. Pues bien, Cristo ha colocado a Pedro a la cabeza del colegio episcopal para custodiar ese invariable depósito.
Un referente mundial necesario, dije antes. Así me lo parece observando el mundo que vivimos, que parece exaltar al hombre y, a la vez, lo destruye.
Parece delicado, pero es real, aludir a lo que supone la venida del Papa para vender nuestra ciudad al mundo entero y, en particular, a un público que no vendrá para emborracharse, utilizar droga o causar actos vandálicos. Por todo esto, y por muchas más razones que aquí no caben, nos disponemos a recibir al Papa, a los obispos que nos visiten, a la multitud de gente que atraerá el evento, a los muchísimos millones de personas que lo seguirán a través de los medios de comunicación, con los brazos, el corazón y la mente bien abiertos. Acabo con otras sencillas palabras de un santo español y universal: “Gracias, Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi corazón” (Camino).

Haz hoy mismo tu APORTACIÓN (Pinchar aquí)

Escriba su comentario

Identificarse preferentemente con nombre y apellido(s). Se acepta un nick pero con dirección de e-mail válida.

Emplear un lenguaje correcto, respetar a los demás, centrarse en el tema y, en todo caso, aceptar las decisiones del moderador