Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Sobre el discurso del Papa en Ratisbona

02-Octubre-2006    CCP Andalucía
    Comunicado de las Comunidades Cristianas Populares de Andalucía sobre el discurso del Papa en Ratisbona

En la Coordinadora de CCP de Andalucía hemos analizado el discurso que el papa, Benito XVI, dirigió al profesorado en la Universidad de Ratisbona el pasado 12 de septiembre. Se trata de una intervención académica poco asequible para el gran público. El papa quiso recordar sus años de docencia en aquella universidad y se extiende en reflexionar sobre las relaciones entre fe y razón y las implicaciones entre cristianismo y cultura griega. En ese contexto es donde introduce la cita de un emperador bizantino del s. XIV que habla de forma peyorativa sobre el Islam.
La primera impresión es que esa dichosa cita resulta profundamente desacertada. Conviene recordar que el papa se ha movido durante su vida en el mundo de la docencia y en el de la burocracia vaticana. Desde esa limitación puede entenderse una cita erudita que queda tan fuera del contexto social actual, tanto político como religioso. Aún así, llama la atención que ninguna persona haya asesorado al papa o, lo que sería peor, que no se haya dejado asesorar.
Tras este desacierto, sacamos una primera conclusión que podemos formular así: el papa también mete la pata. No está de más constatar este hecho para desmontar esa pretendida infalibilidad de todas las actuaciones papales. La disposición para pedir disculpas es un gesto muy humano y muy cristiano. Reconocer las propias limitaciones tanto individuales como institucionales facilita el diálogo y el entendimiento en todos los niveles.
Pero el tema tiene mucho más calado. Según la cita papal, el emperador bizantino reprocha a Mahoma, “su directiva de difundir la fe por medio de la espada”. Nos sorprende mucho que el Papa no incluya en ese mismo reproche al cristianismo tal como ha procedido en tantas épocas de la historia. La fe y la espada han caminado juntas demasiadas veces y demasiado tiempo como para no ver también la viga en nuestro propio ojo. Todavía a estas alturas tenemos que avergonzarnos de G. Bush, presidente de EE.UU., cuando invoca a Dios para justificar el ataque a Irak.
Las implicaciones entre religión y violencia exigen una profunda autocrítica, no sólo para revisar la historia de las religiones y lamentar las atrocidades que se han cometido en nombre de Dios, sino para aterrizar en la historia presente y desmontar la violencia estructural que todavía existe. Por ejemplo, en nuestra Iglesia Católica se sigue ejerciendo la violencia contra las mujeres negándoles el acceso a las responsabilidades de gobierno, se ejerce la violencia contra determinados teólogos excluyéndolos de sus cátedras o imponiéndoles un silencio excluyente e injustificado, se marginan los grupos cristianos más críticos con la jerarquía… Y todas estas actuaciones se siguen ejerciendo en nombre de Dios.
Paralelamente, expresamos nuestro rechazo más absoluto a las reacciones injustificadas de algunos grupos radicales islámicos. La libertad de expresión es un irrenunciable derecho humano conseguido con dramáticos esfuerzos e incluso con la oposición de la propia institución eclesiástica.
La respuesta de la diplomacia vaticana a la avalancha de protestas nos parece insuficiente. La consideramos más propia de un jefe de estado que de un dirigente religioso. Hemos echado de menos la búsqueda de una plegaria en común dirigida al mismo Dios misericordioso que es el punto primordial de referencia para todas las religiones, mucho antes y sobre todas las discrepancias posteriores. Con todo respeto, pensamos que todavía se está a tiempo de realizar esa oración en común junto con otras religiones en plano de absoluta igualdad y de humilde búsqueda de la fidelidad a Dios como paso decisivo para trabajar por la igualdad y la dignidad de todos los seres humanos.
Como cristian@s de base que convivimos cada vez más de cerca con personas de diferentes culturas y religiones, nos vemos impelidos a vivir con humildad nuestra fe. Sentimos la necesidad de “desarmar” nuestras teologías en aquello que sean abiertamente hirientes y despectivas hacia las demás. También sabemos que esa “deconstrucción” se irá haciendo como fruto de una convivencia fraterna y solidaria entre unos y otros. Nunca las teologías oficiales se pondrán de acuerdo desde arriba.
De una cosa sí estamos segur@s: Que el Dios de la Vida y de tod@s nos invita a una Paz, fruto de la justicia, la solidaridad y la libertad. Esa es nuestra tarea.

Antequera 23 Septiembre 2006.

Mariano Martín Civantos
Francisco García Pozo
Domingo Gómez Leiva
Secretaría Comunidades Cristianas Populares de Andalucía

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