Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

El círculo virtuoso del poder

07-Marzo-2007    Ximo García Roca

MEDITACIÓN TEOLOGICA EN TORNO A IÑAKI DE JUANA

    “Maestro, ahí hay alguien que expulsa demonios (y dice lo que nosotros decimos) y no es de los nuestros ¿qué hacemos?”

Un simple cambio de situación penitenciaria en el caso de Iñaki De Juana, ha sido suficiente para que se despierten todos los demonios familiares dormidos en el inconsciente colectivo. “España despierta”, “España católica y no musulmana” proclaman las pancartas de quienes se creen propietarios del cristianismo. Y a la vez ha despertado los recelos de ciertos ideólogos laicos, que se creen custodios de la modernidad. Los primeros han exhibido trasnochadas consignas que nos han situado en una densa oscuridad colectiva; a los segundo no les agrada que se invoquen razones humanitarias, ya que “diluyen el efecto de la medida y enturbian el debate” sino que prefieren “que el jefe del Ejecutivo enfatizara que el gesto obedece ante todo a razones de inteligencia política para evitar males mayores” o proclaman en una de sus columnas que “en política la única ética es la eficacia” (El PAIS Editorial y Columna 5 de marzo 2007),

¿Están legitimados los primeros a secuestrar la tradición cristiana en moldes reaccionarios? ¿Están acreditados los segundos para renunciar a las razones humanitarias en el debate público? Es cierto que la medida puede considerarse desde la perspectiva jurídica, ética y política y se está haciendo con mayor o menor acierto. Pero no sobran en situación límite las consideraciones desde la sabiduría cristiana, que es una de las tradiciones que alimenta las razones humanitarias.

¿Qué aporta la tradición cristiana a la resolución humanitaria del conflicto que ha creado la resolución de aminorar la pena de De Juana Chaos por su estado físico? No cabe duda que al conceder prisión atenuada, se confrontan valores y tradiciones que afectan a lo medular de la sabiduría cristiana. Unos invocan la centralidad de la vida y otros la prioridad de la ley; unos invocan criterios humanitarios y otros la cohesión del estado; unos invocan la prudencia y otros la dureza; unos apelan a la magnanimidad y otros a la inmisericordia.

El paradigma político de la modernidad se ha construido sobre la convicción de que existe un circulo virtuoso entre el Poder y la Paz (a más poder más paz), entre la Potencia y la Felicidad, (a más potencia más felicidad), entre la Fuerza y la Cohesión social (a más fuerza más cohesión social)

Todavía hoy vivimos de este mito de la modernidad cuando creemos que un conflicto se soluciona con más presencia policial, o que una guerra se resuelve con más ejército, o que la inseguridad ciudadana se soluciona con más jueces, o que la paz se consolida con la lógica de la guerra.

Este circulo virtuoso, que es la génesis del paradigma político moderno, se ha extendido a todos los ámbitos de la realidad como un campo magnético que coloniza las conciencias y el imaginario colectivo. De este modo, la obligación se supone más eficaz que la persuasión, la imposición más productiva que la convicción, la potencia más estimada que la debilidad, la voluntad de hegemonía más determinante que el diálogo, los medios fuertes más deseados que los medios discretos. Esta ideología ha comportado el desprestigio del diálogo, el desprecio de la compasión política, la insignificancia de los medios frágiles.

El cristianismo no ha renunciado nunca a promover mediaciones que disuelvan el mito del círculo virtuoso del poder. En sus propuestas sobre la convivencia, advierte que hay un abuso de la autoridad que genera descontrol interno, violencia doméstica y desconfianza; de este modo propone la grandeza de la colaboración, el diálogo y la cordialidad. Se atreve a proclamar que sólo cuando Dios cede su potencia gana en credibilidad; no es la fuerza de Dios lo que llama a conversión sino la abdicación de su potencia ante las posibilidades inauditas del ser humano; de este modo propone la grandeza de la misericordia y la compasión. Se atreve a sugerir la vida comunitaria ya que el poder de la Iglesia sólo crea clientes pero no seguidores de Jesús.

Existe un amplio consenso en las investigaciones históricas sobre Jesús de Nazareth acerca del carácter contracultural de algunas de sus propuestas, que supusieron un desafío radical a los valores hegemónicos. El dinero no es señal de bendición divina, como lo consideraba la teología rabínica, sino el mayor impedimento para construir el Reino de Dios. Los niños y las mujeres no son despreciables, como lo consideraban las estructuras patriarcales, sino que ocupan un lugar central. El dominio, como lo consideraba la teoría política de su entorno, no es la fuerza del futuro sino el camino del “abajamiento”.

De este cuestionamiento radical del circulo virtuoso del poder, nacen las encrucijadas permanentes de la propuesta cristiana, que le otorga un carácter contracultural: “se os dijo”….”yo os digo”. Cuando ese círculo no se deja “humanizar” por la compasión y la reserva teologal, termina por convertirse en círculo vicioso e ídolo para la construcción democrática.

Fuerza y pacificación

Se os ha dicho que “Menos manos blancas y más mano dura; contra ETA Metralleta (Pancarta de Falange en la Manifestación de la plaza de la Villa): Se os ha dicho que la debilidad del poder es la tragedia del futuro, o que la fuerza protege la democracia (Rajoy). Yo os digo que existen otros modelos de política orientada hacia prácticas de colaboración y diálogo. El dialogo y la negociación produce más caminos de paz que las cárceles. Hemos de vivir la transición hacia otras lógicas que recuperen los caminos humildes, las estrategias cooperantes, la lógica relacional.

Ley y misericordia

Se os ha dicho que el Gobierno “ha traspasado todos los límites éticos y morales” (Ruiz Gallardón). Yo os digo que sin esa trasgresión nunca construiréis una sociedad para los seres humanos. La novedad de Jesús consiste en desvelar a un Dios que es amor y cuya bondad se manifiesta en la creación (“hace salir el sol sobre buenos y malos”) y también en la llegada de su reino universal.

Hay una radicalización de la ética en Jesús de Nazareth, que le lleva a denunciar las tradiciones humanas que ocultan y desvirtúan la intención profunda de la Ley (Mc 7,8-13); Mt 23,23); los preceptos rituales del sábado y a las normas de pureza; las costumbres que no aceptaban la relación con pecadores y prostitutas; las fronteras étnicas con las que Israel protegía su identidad.

Paz y debilidad

Se os ha dicho que la “apuesta por la paz hoy es la debilidad del Estado” (Tertuliano cadena Ser) Yo so digo que sin una renuncia consciente al mito de la fuerza y una critica rigurosa a la potencia no se construirá una paz que se hermane con la justicia y la libertad.

Estado y persona

Se os ha dicho que la medida “Es contra la dignidad de la nación española” (Aznar) Yo os digo que el reconocimiento de la centralidad de la dignidad de la persona es el inicio de una nueva era en la práctica política. Esta centralidad de la persona se reconoce por encima de estatus social, de su condicionalidad moral y culpabilidad penal.

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