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Seis preguntas a Congregación para la Doctrina de la fe

17-Abril-2007    Tissa Balasuriya
    En ATRIO ya conocemos al autor, teólogo ceilandés que no rompió el diálogo con el Vaticano a pesar de haber sido excomulgado por su teología (y readmitido posteriormente). Este escrito, con el que vuelve a tender puentes, lo hemos recibido de ADISTA.

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SEIS PREGUNTAS A LA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

La Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) publicó recientemente una Notificación sobre algunos escritos teológicos del jesuita Jon Sobrino de El Salvador. Se trata de la primera acción de relieve por parte del cardenal norteamericano William Levada como prefecto del CDF en sustitución del cardenal Joseph Ratzinger. Esa pone en guardia a los católicos respecto a posibles errores en diferentes principios de la doctrina católica.

La Congregación para la Doctrina de la Fe tiene por objetivo salvaguardar la fe y promover el desarrollo teológico. La Notificación trata de asuntos de cristología entre los que se encuentra la personalidad de Jesucristo y su papel en la salvación humana. Critica los escritos de Jon Sobrino, subrayando como algunas de sus posiciones son erróneas respeto a las enseñanzas de la Iglesia Católica. Sin comentarlas directamente, se pueden mencionar brevemente algunas cuestiones respecto a la teología dogmática tradicional de la Iglesia que son problemáticas en nuestro contexto asiático y en alguna medida también en otras partes. Esperamos que estas cuestiones se aclaren (o se problematicen más) en el diálogo que se ha suscitado en esta ocasión.

La enseñanza dogmática de la Iglesia respecto a Jesucristo y a su papel de redentor único y universal del género humano se fundamenta en la premisa de que todo el género humano se encuentra en el pecado original y no puede salvarse solo de la condenación a la pena eterna. Sólo la gracia de Dios merecida para nosotros por Jesucristo puede realizar la reconciliación de Dios con los hombres, individual y colectivamente. Además, forma parte de la doctrina el hecho de que la adhesión a la Iglesia es esencial para la salvación también a causa del pecado original (cfr XVI Concilio de Cartago 418; Segundo Concilio de Orange 529, Concilio general de Florencia 1442; Concilio de Trento: Decreto sobre el pecado original, 1546).

A este respecto se pueden presentar a la CDF algunas importantes cuestiones:

1) Existe un problema de naturaleza científica respecto al monogenismo y al presupuesto que se deriva de él, es decir, que toda la humanidad proviene de los dos primeros padres, Adán y Eva.

2) Otra cuestión es la de las fuentes de la revelación divina y de su interpretación exegética, incluido el hecho de tomar al pie de la letra, como verdad histórica basada en hechos, la descripción del Génesis.

3) Habría que dirigir a la CDF una pregunta de orden general para que se la doctrina católica. ¿Cómo podemos proponer como doctrina católica el hecho que todo los que no han pertenecido a la Iglesia fueron destinados a la condenación eterna? ¿No era ésta la doctrina de la Iglesia hasta hace unas décadas? ¿Es compatible con la enseñanza de Jesús de que Dios es amor? ¿No es acaso esta doctrina inaceptable para los que no pertenecen a la fe cristiana?

4) ¿Acaso esta doctrina y este pensamiento no han conducido a la Iglesia en una dirección equivocada, empujándola hacia una actitud intolerante con las otras creencias? ¿No es t únicamente en el Concilio Vaticano II cuando la Iglesia aceptó la libertad religiosa, tratando las otras creencias como posibles caminos hacia la salvación? En esta perspectiva, la mayor parte de los asiáticos fueron considerados fuera de la salvación. ¿Quizás es esta la razón por la que el cristianismo es aceptado sólo por el 2% de la población en Asia (excluyendo a Filipinas)?

5) La Notificación hace frecuente referencia a la preocupación de la Iglesia por la asistencia a los pobres, especialmente por parte de miembros que emprenden acciones caritativas en su favor. Pero el tema que Jon Sobrino subraya es el de la justicia social. ¿No se ha situado la Iglesia en general de parte de los opresores durante los siglos del colonialismo y de la esclavitud, y, también ahora, de la dominación masculina?

6) La Notificación crítica esta afirmación de Sobrino:

    “Los pobres en la comunidad interpelan la fe cristológica y le dan su sentido fundamental… La Iglesia de los pobres… es el lugar eclesial de la cristología porque es una realidad configurada por los pobres. El lugar social es así el más decisivo para la fe, el más decisivo para dar forma al modelo de pensamiento de la Cristología, y lo que pide y alienta la ruptura epistemológica”.

La Notificación, criticando esta posición, presenta la fe de la Iglesia como la regla primaria para valorar los escritos teológicos: “El lugar teológico fundamental puede ser solo la Fe de la Iglesia; en ella encuentra su correcto emplazamiento epistemológico cualquier otro lugar teológico. (…) En la Fe apostólica transmitida a través de la Iglesia a todas las generaciones”.

Una pregunta que se oye a menudo en la región asiática es: ¿cómo puede la enseñanza tradicionalmente exclusivista de la Iglesia respecto a las otras religiones y a la salvación conciliarse con el amor universal y la voluntad salvífica de Dios? ¿ No fue esta posición de cerrazón sostenida por la Iglesia durante muchos siglos hasta el cambio ocurrido con el Concilio Vaticano II (1962-1965)?

La Notificación de la CDF afirma que Jesús como Dios-Hombre, desde el momento de la concepción en el seno de la Madre de Dios gozó de la visión beatifica de Dios. ¿Cómo puede la Iglesia que recibe la revelación de un Jesús omnisciente proponer doctrinas equivocadas como “fuera de la Iglesia no hay la salvación”? ¿Cómo puede ser una enseñanza tan inaceptable de la Iglesia el lugar epistemológico correcto para el discernimiento de la fe de la Iglesia?

El papa Juan Pablo II pidió perdón por más de 100 errores cometidos por los hijos y las hijas de la Iglesia contra otros, en la prosecución incluso violenta de lo que ellos retuvieron ser la verdad. Él entendió que la doctrina eclesial había contribuido mucho a errores y conflictos como las Cruzadas y las invasiones coloniales. Apeló a la purificación de la memoria y a una apertura a las otras religiones, como en los días de oración en Asís.

Quizás las respuestas a estas preguntas podrían ayudar a los lectores de Jon Sobrino a colocar su búsqueda teológica en su contexto, y podrían ayudar e la misma CDF a definir su papel histórico en el siglo de XXI, en el marco de una difusa secularización, sobre todo en Occidente, y en el ámbito de nuestras culturas, caracterizado por la pluralidad religiosa. Una respuesta pública a estas preguntas sería útil para muchos, incluidos los teólogos como Jon Sobrino, que se ocupan de las relaciones interreligiosas y de la justicia social. Con esto lla CDF puede dar una contribución positiva a la purificación de la teología cristiana, a la armonía interconfesional y a la justicia en el mundo. Quisiéramos invitar a la CDF a contribuir al desarrollo de la teología en una dirección que no alejara a las personas de buena voluntad de la Iglesia e invitara a todos a construir el reino de Dios en la tierra, según el carisma de cada uno.

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