Creo recordar que es el físico Jorge Wagensberg quien, en una de sus siempre ingeniosas reflexiones, aclara el famoso dilema sobre el huevo y la gallina. Siendo así que las gallinas nacen de los huevos y que estos son puestos por las gallinas, ¿qué es primero, el huevo y la gallina?

La explicación que Wagensberg ofrece es la siguiente: la primera gallina tuvo que nacer necesariamente de un huevo, sólo que este huevo no podía ser de gallina. Este es el mecanismo que permite la evolución de las especies.

Pues bien: como ocurriera con aquella gallina Turuleta a la que cantaban Gaby, Fofó y Miliki, en su empeño por estar presente en las elecciones municipales y forales del próximo 27 de mayo la izquierda abertzale ha puesto un huevo (ASB), ha puesto dos (agrupaciones electorales locales) y ha puesto tres (ANV). Aunque habrá que esperar hasta la proclamación oficial de las candidaturas, el 30 de abril, todo indica que tanto el huevo ASB como el de las agrupaciones locales acabarán siendo impugnados por el Gobierno en aplicación de la Ley de Partidos al considerar que se trata de simples cáscaras que incuban a la vieja Batasuna. ¿Y qué puede ocurrir con el tercero de los huevos, con ANV? Si, como apuntan diversos medios, la vuelta al panorama electoral de este histórico partido no es más que el “plan C” de Batasuna para intentar estar presente en las elecciones de mayo, correrá la misma suerte que el resto de la puesta.

Ahora bien: ¿cabe alguna posibilidad de que este tercer huevo, aún siendo de gallina, pueda ser el origen de una nueva criatura política? Esta es la hipótesis que maneja Valen Solagaistua, dirigente de ANV hasta principios de los años ochenta, en la entrevista que el viernes día 13 concedía a este periódico. Solagaistua valora positivamente la posibilidad de que Batasuna concurra a las próximas elecciones bajo las siglas de un partido democrático y no violento que luchó con el Frente Popular, republicano y que acató la Constitución y el Estatuto de Gernika. A pesar de que esta decisión sea finalmente consecuencia más de la necesidad que de la virtud. En su opinión, “ANV es una salida de los sectores de la izquierda abertzale partidarios de participar en las instituciones”.

¿Puede ser ANV (o alguna otra realidad parecida) el huevo que permita aunque sólo sea el primer paso en la evolución de Batasuna hacia una nueva organización exclusivamente política y escrupulosamente democrática? Resulta evidente que esta nueva organización sólo puede nacer de la actual Batasuna. Pero también resulta evidente que cuando Batasuna pretende simplemente reproducirse sus huevos salen hueros, como se ha visto con el fiasco de EHAK, todo cáscara y nada de sustancia.

Más allá de lo que los tribunales puedan decretar, en los próximos días comprobaremos si en Batasuna existe la mínima voluntad de evolución o si todo quedará, finalmente, en un nuevo ejercicio de inacción nacionalista vasca.