Tras leer el comentario anterior de Imanol Zubero, invito a mirar como lo hubiera hecho el mismo Francisco Tomás y Valiente, el esperado auto del juez Garzón sobre el partido Acción Nacionalista Vasca, que ha firmado esta mañana.

Yo lo he leído de cabo a rabo. Pero invito a recorrerlo al menos por encima. Tiene la solemnidad de un documento oficial del Estado, con el amplio escudo de España en cada página, y las humanas imperfecciones de ortografía comprensibles en un documento redactado a toda prisa. Y al final he experimentado una sensación tranquilizadora y esperanzadora sobre el funcionamiento de las instituciones.

Sé que muchos van a hacer retórica y propaganda (a lo Hinmler) sin haber leído el documento: “¡Una prueba más de que el gobierno de Zapatero y sus jueces lacayos se rinden al chantaje de ETA, una nueva tomadura de pelo de Otegui al Estado y a las víctimas!”.

Pero, como decía ayer el abad de Monserrat, quien no lo sabe todo no sabe nada. Quien no se ha detenido en leerlo, no puede opinar del Auto. Caerá mejor o peor el juez Garzón, pero ahí hay hechos y fundamentos de derecho que son en todo caso los que hay que discutir. Ese es el terreno de la justicia. No la pasión del “¡A por ellos!” que es lo único que trasmiten sobre política antiterrorista los dirigentes del PP.

Y personalmente doy mi opinión. Me alegro de que ésta haya sido la decisión a la que le han llevado al juez el análisis de todos los hechos. Puede ser el huevo del que nazca un nuevo partido democrático, como decía Imanol hace una semana. Nunca he entendido cómo hasta comentaristas progres estos días han estado proclamando: “es evidente que esta es una estratagema de HB, su ‘plan C’. Porque, ¿a santo de qué iba ahora precisamente a salir a la palestra un partido que, aunque escindido de HB y condenando el terrorismo, participa de su misma ideología abertzale?”

Bueno, pensaba yo, pues porque la cobardía de Otegui al no desmarcarse del terrorismo les ha dado precisamente ahora la oportunidad de llenar un hueco y recoger para la pacífica democracia mucho del voto nacionalista e independista que existe en Euskadi. Eso al menos es lo que muchos esperamos que suceda y no es una utopía pues lo demanda la sociedad vasca.