Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

¿Conciencia sin ciencia? Creyentes ante las elecciones

14-Mayo-2007    Juan Masiá

Don Fernando Sebastián exhortó a sus feligreses el 27 del pasado abril a “votar en conciencia”. Dicho así, en términos generales, nadie podrá objetar. Totalmente de acuerdo en la primacía del “brindis por la conciencia”, que decía el cardenal Newman.

Para concretar los detalles, remitía el obispo de Pamplona a la declaración de la Conferencia episcopal española “Orientaciones morales sobre la situación actual de España”(23-XI.2006). A partir de ahí, cabe la discrepancia, sobre todo para quienes se preocupen por el complejo de víctima perseguida, que aqueja estos últimos años a una parte significativa de la Conferencia episcopal del estado español, así como por su postura de beligerancia antigubernamental y apoyo descarado a la estrategia crispadora de la oposición política de este país (El desencrispador que nos desencrispare buen desencrispador será).

Coincidiremos, cien por cien, en suscribir la postura de los obispos cuando denuncien las ideologías de “ciencia sin conciencia”. Pero tendremos que discrepar cuando caigan en la estrechez de una “conciencia sin ciencia”. A santa Teresa le asustaban los confesores muy espirituales y fervorosos, pero de poco estudio. Con buena voluntad y buena fe podían decir sandeces. La santa castiza los prefería con un poco menos de celo, pero más al día, para no provocar malentendidos.

Tenían toda la razón los obispos cuando denunciaban las ideologías pseudocientíficas : el “oscurecimiento y debilitamiento de la conciencia moral” y la “obnubilación de la conciencia ante el rápido desarrollo de los recursos de la ciencia y de la técnica” (declaración citada, n. 19). Al hablar así defendían una “ciencia con conciencia”, como tan a menudo repitió Juan Pablo II.

Pero se equivocaban cuando, en el mismo contexto, aludían indirectamente al proyecto de legislación biomédica como si fuese “producción de seres humanos como materia de investigación” o cuando criticaban el programa de la nueva asignatura de ética de la ciudadanía (declaración citada, n.18). Al hablar así estaban cayendo en el extremo opuesto: “conciencia sin ciencia”.

Éste es uno de los mayores problemas de los dirigentes de la iglesia española en el momento actual: hace falta que la conciencia vaya acompañada de ciencia, es decir, de experiencia y conocimiento de la actualidad; de la actualidad de la vida cotidiana y de la actualidad científica. Ojalá el laicado creyente, con su experiencia de la vida, y el laicado profesional, con conocimiento de la ciencia, se atreva a decir sin miedo a sus pastores: ¡Basta ya! Y dicho así, a continuación, votar en conciencia como recomiendan sus obispos (aunque su voto no coincida con el de los obispos).

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