Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Entre capitalismo y comunismo

11-Junio-2007    Luis Troyano

Así lo veo yo:
Me pregunto que me mueve a escribir, sobre los grandes temas, si soy un obrero que ha leído “cuatro libros, mal contados”. Si fuese sensato, seguiría callado o hablaría con los vecinos, pero no, yo también “quiero arreglar el mundo”, me quiero codear con filósofos, economistas y demás “ralea”. Pero como no tengo prestigio alguno que preservar, si hago el ridículo, lo hace un “don nadie”. Vosotros juzgaréis.

Pues bien, os cuento:
Yo también tengo “mi paradigma”, que no podré exponer en toda su extensión aquí. Creo que es un mal endémico de mi generación (tengo 59 años) y creo que obedece a que nos quedamos sin paradigma alguno, con el fracaso de las teorías marxistas y el comunismo. Claro, los conservadores tienen las “verdades absolutas” de “toda la vida”.

Antonio Machado, decía que no era marxista, porque se negaba a admitir que fuese la economía lo que lo determinase todo. De forma difusa y hasta inconsciente, desde mi juventud “revolucionaria” hasta ahora que lo hago conscientemente, siempre me he resistido al reduccionismo materialista marxista.

Pongamos el “núcleo duro” de la izquierda fenecida en Marx y su obra. No quiero quebrarme la cabeza en analizar en qué consiste eso de que: como dicen, le “dio la vuelta a Hegel”. Dicen… (yo suelo escribir, a partir de lo que dicen…) que Hegel con su idealismo llegó muy lejos, siguiendo la corriente neoplatónica. Que le faltó poder validar empíricamente su filosofía. Y ¿cómo podría haberlo hecho? Pues gracias a un “yoga” que hiciera evidente en el individuo sus conclusiones filosóficas. Como le faltó una tecnología espiritual, sus enemigos se lo pudieron cargar alegando que su idealismo era “pura metafísica”.

Creo, y creo no equivocarme, que este idealismo es lo que Marx puso al revés. “Tendremos que volver a ponerlo al derecho”. Tendremos que reivindicar a Hegel. Y lo haremos los progresistas, como vanguardia del pensamiento. (Quien lo diría…).

Viene “el salvador del mundo”, Karl Marx, enfrascado en los libros y en una seguramente apasionante lucha revolucionaria. (Y descuidando a su familia…; vivieron con grandes penurias económicas y, durante algún tiempo, sólo de la ayuda económica de su amigo Friedrich Engels). Y, “nos cuela un embolao de tres pares…”

Humildemente y desde mi ignorancia, considero que con Marx comienza uno de los más grandes desastres de la historia de la humanidad: El comunismo.
¿Dónde ha quedado el comunismo, “la dictadura del proletariado”? ¿Cuantos millones de muertos ha costado la desastrosa experiencia?
Creo no obstante y también desde mi ignorancia. Que no es Marx el verdadero teórico que nos llevó al despeñadero comunista sino Lenin.
Para algunos son todavía iconos sagrados Marx y Lenin y creo que es porque no son capaces de asumir la realidad. Aceptar el colosal derrumbe de nuestras esperanzas.

Es muy simple.
La economía dirigida por el Estado languidece, pierde su dinamismo. Dolorosamente, lo hemos podido comprobar.
A más impuestos a las empresas y más intervensionismo del Estado, menos dinamismo económico. También está demostrado.

De lo que se deduce –al parecer– que sólo permitiendo empresas privadas, y a estas empresas creadas por el burgués, explotar a su antojo al obrero y contaminar a voluntad el medio ambiente. La economía “crece”.

Habría que decirle al burgués que monte sus empresas “en la Isla de Robinson”. Pero no podemos hacerlo, porque él tiene el capital del que dependemos y hemos aprendido que quitárselo es peor, como hemos visto con el socialismo de Estado.

Prosigo:
¿Qué esperanza tiene el obrero, aparte de “tener la suerte” de tener trabajo, donde lo exploten salvajemente?

Pues SI, la hay:

“En el futuro aprenderemos más de Gesell que de Marx.” Esto lo dijo, nada menos que John Maynard Keines

Una de las frases favoritas de Margaret Thatcher era “no hay otra alternativa”, refiriéndose a otra alternativa a su economía de libre mercado.
Pero hay cientos de ideas económicas que se salen del terreno de las ideas capitalistas y socialistas convencionales.

Creo que la burguesía liberal nos ha legado algo realmente civilizatorio, la democracia parlamentaria. Sabemos que ya en la Grecia antigua hubo democracia, nos ha llegado tarde, pero ahora afortunadamente disfrutamos de esta democracia, con todas las limitaciones y deficiencias que se quiera.
Otra cuestión es la democracia económica, o igualdad social, y la salvaguarda social del medio ambiente, de todos.

Muy resumido: La economía de mercado que hoy conocemos, tiene su embrión en el “trueque” que practicaran nuestros ancestros. El trueque ha ido evolucionando con nosotros.
Pero la economía de mercado o, mejor dicho, el capitalismo se basa en una relación desigual entre dinero-producto o dinero-trabajo. En una perversión del trueque.
La solución está en igualar las condiciones en las cuales capital y trabajo interactúan.
Silvio Gesell creía que el dinero está bien como medio de cambio, pero que tiende a ser usado como in instrumento de poder, capaz de dominar y distorsionar el mercado. Por ejemplo, el dinero puede ser atesorado –sacarlo temporalmente del mercado con propósitos especulativos- sin que el que lo posea sea expuesto a pérdidas. Los bienes materiales reales, por otro lado, no pueden ser atesorados sin coste significativo, bien por el deterioro natural o por el coste de almacenaje.

Con el propósito de estimular la circulación natural de la riqueza en vez del atesoramiento especulativo, Gesell propuso la “moneda oxidable” (una metáfora para el dinero con interés negativo).
De esta manera el dinero circularía como la sangre, por el entramado social.
El pretérito economista argentino-alemán tiene toda una convincente obra escrita. Aquí no puedo más que anunciarlo.
En la misma Red, podréis encontrar, hasta libros suyos. [Véase completo el libro, traducido por su hijo, El Orden Económico Mundial]
Creo que debemos ir más allá del liberalismo, no contra el liberalismo. Aplicar el sentido común basado en una elemental justicia. Para “quitarle el aguijón venenoso” a la economía de mercado. Tal como propugna Gesell.

A partir de ahí, SI, podemos ser neoliberales, a la manera de Friedrich Hayek. Podremos dejar a la economía “en automático”. Porque las relaciones de mercado serán justas y exactas como vasos comunicantes. PODREMOS ABOLIR EL ESTADO, al menos tal y como lo conocemos hoy. Tendremos ANARQUISMO DE MERCADO.
Hay “mucha tela que cortar”, pero me parece que “mi” idea se entiende.

El marxismo es un reduccionismo basado en lo sociológico-economicista de la realidad –exclusivamente- y es un reduccionismo su materialismo filosófico pues lo subjetivo kósmico va a la par de lo objetivo empírico material. ¿Acaso no tiene “peso”, el valor, el miedo, el amor, la envidia, el odio, etcétera? He leído poco de Marx pero creo que como todo cientificismo materialista, su obra trata de “robots” que actúan pero no sienten.
Olvida lo psicológico individual y lo cultural e ignora también, como sabemos, lo espiritual. Ambos factores, lo psicológico y lo cultural tienen su peso específico propio como componente de esta realidad. Y para llegar a las cotas más altas y puras de la realidad, el camino es espiritual.
Así resulta que, por ejemplo: ignora el sentimiento de pertenencia patria en el individuo, de origen cultural (recordemos…, “el proletario no tiene patria”). Eso explica que las reivindicaciones nacionalistas, donde se den, hayan sido principalmente feudo de la derecha.

Estos factores, el psicológico y el cultural, “han de contar” a la hora de reestructurarnos los progresistas en torno a un nuevo paradigma de la izquierda..
Hay pioneros que desarrollando su psiquismo se elevan por encima de la media en la que se hallen incrustados, en lo referente a lo psicológico evolutivo; son los “místicos”. Esto también debe tenerlo claro cualquier futuro revolucionario.

Los mejores revolucionarios futuros, quizá, puedan salir de los conventos, sean de la tradición religiosa que sean.
Analizar estos factores que digo: el psicológico y el cultural, lo dejamos para más adelante…

Luis Troyano Cobo

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