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Zapatero, no estás solo

19-Junio-2007    Atrio
    Este artículo del profesor Antonio García Santesmases, publicado en El Mundo de hoy, es estrictamente político, no se refiere a la religión, pero aborda valores éticos de gran trascendencia para nuestro futuro. Los responsables de ATRIO hacemos nuestro el dolor y la decisión que se expresan al final e invitamos a todos a difundir el artículo y manifestar aquí la adhesión o el desacuerdo razonado, desde nuestro mejor estilo de sereno debate.

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    Zapatero, no estás solo

    Antonio García Santesmases

    Opinión. El Mundo, 19 de junio 2007.

E1 grito se escuchó en las calles de Madrid el 13 de enero del 2007 y volvió a sonar el 17 de marzo pasado. En la primera ocasión habíamos sido convocados para protestar por el atentado de ETA, que hizo saltar por los aires una parte de la T 4 de Barajas y costó la vida a Diego Estacio y Carlos Alonso Palate. En la segunda, estábamos conmemorando los cuatro años transcurridos desde el comienzo de las operaciones militares en Irak.

No han sido las únicas manifestaciones que ha vivido la capital española en los últimos meses, y ni siquiera fueron las más numerosas. Aquéllas anunciaban algo de lo que podía ocurrir en las elecciones municipales y autonómicas en ciudades como Madrid y Valencia. Tras la victoria apabullante de la derecha, el alcalde madrileño concluyó, lleno de entusiasmo: «Zapatero será un paréntesis en la Historia de España y en la historia del socialismo». ¿Se cumplirá la previsión de Alberto Ruiz Gallardón?

Puede que sí y ello ocurrirá si no somos capaces de reaccionar y construir un relato alternativo al que está realizando la derecha española, que ha conectado muy bien con los vientos que soplan en Europa tras los triunfos de Merkel en Alemania y de Sarkozy en Francia. No podemos olvidar que el primer objetivo de Zapatero en esta legislatura era «volver a Europa». En marzo de 2004, todavía estábamos en una Europa que había vivido las manifestaciones más importantes desde la Segunda Guerra Mundial.

Pero no sólo se trataba de las manifestaciones populares. En la mente de todos estaba la decisiva intervención del Gobierno francés en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la decisión de Alemania de rechazar la política estadounidense. La Vieja Europa existía y había reaccionado, y ése fue el asidero al que se agarró Zapatero para iniciar una nueva política exterior. Ésta se fortaleció por el nombramiento como ministro de un hombre conocedor como pocos de todos los problemas de Oriente Medio. La elección de Miguel Ángel Moratinos fue un acierto, porque era una elección coherente con el objetivo de no fallar a los miles de manifestantes que le pedían a Zapatero no repetir la triste historia de los años 80, cuando los socialistas pasaron de defender la salida de la OTAN a justificar la permanencia en la misma.

Habían pasado casi 20 años aquel marzo de 2004 y Zapatero sabía que se jugaba su credibilidad; fue fiel a su palabra y retiró las tropas de Irak. A partir de ese momento, era imprescindible que Kerry ganara las elecciones norteamericanas y que el proceso de constitución Europea avanzase sin dilación. Pero Bush ganó y el no de Francia y Holanda bloqueó todo el proceso. Es evidente que había votantes de izquierda en contra del tratado que pensaron que se abriría un nuevo proceso constituyente. Los que defendíamos un sí crítico pensábamos que era el momento de tirar hacia delante y asegurar una política exterior y de seguridad común que diese continuidad y coherencia a lo ocurrido en el Consejo de Seguridad. Era por ello imprescindible que Marianne dijera sí a la constitución.

No ocurrió y Francia entró en una grave crisis. Los electores de derecha estaban agazapados a la espera de poder conectar con los vientos neoliberales y con la política neoconservadora. Sarkozy –el amigo de Aznar–, el defensor de la identidad nacional sin complejos, el que quiere enterrar el espíritu de mayo del 68, es el gran triunfador. Zapatero, tras esa victoria apabullante, está un poco más solo, todavía más aislado en un contexto internacional que quiere acabar cuanto antes con la osadía de un presidente de Gobierno que tuvo la audacia de retirar las tropas y que ha gobernado sin ser recibido por Bush durante todos estos años.
Esa soledad internacional de Zapatero es la clave de muchas de las cosas que nos están pasando. Es el dato más relevante, porque refleja que la derecha de la FAES, los neoconservadores españoles, no están aislados, ni son franquistas residuales: son la expresión más clara de la actual derecha atlantista neoliberal y neoconservadora. Pueden ganar las próximas elecciones y lo harán si las personas de la izquierda plural no somos capaces de reaccionar y mostrar que, frente a sus valores, nosotros tenemos muchos principios que reivindicar y muchos valores que defender.

Por citar algunos ejemplos: no pensamos lo mismo acerca de la herencia del 68, ni valoramos de la misma forma la educación para la ciudadanía, ni tenemos el mismo concepto de nación, ni pensamos que estemos abocados a un choque entre las civilizaciones. Tampoco entendemos de la misma forma la relación ente memoria e historia. Son muchas las cosas que se han hecho en esta legislatura, pero necesitamos un relato que las articule. Un relato comprensible para nuestros votantes Y para nuestros militantes. Se ha producido tal cambio que muchos están desconcertados.

Si a un cuadro político del PSOE de los anos 80 le hubiesen dicho que un día iba a gobernar España con el apoyo parlamentario de Izquierda Unida, a formar un Gobierno en Cataluña con Iniciativa per Cataluña y con Esquerra Republicana, en Galicia con el Bloque Nacionalista Galego y en Aragón con la Chunta Aragonesista, hubiera pensado que eso era imposible y hubiera descartado inmediatamente esa hipótesis como propia de un alucinado.

Si querernos articular el nuevo discurso tenemos que partir de esa perplejidad. El PSOE de aquella época jugaba el papel de la inexistente burguesía liberal y no quería saber nada de ningún partido a su izquierda, ya que a la izquierda del PSOE sólo habitaba el abismo.

Hoy todo ha cambiado. Hoy no tenemos enfrente a la derecha conservadora de Fraga a la que siempre le podíamos recordar el pasado franquista. Hoy tenemos una derecha dura, sin complejos, dispuesta a todo, bien engrasada con el discurso de Bush y con el triunfo de Sarkozy. Pero hoy también tenemos una izquierda que no va a permanecer pasiva viendo cómo se acaba con un presidente que ha demostrado valentía y audacia. Muchos se lo reconocernos y, más allá de los errores, se lo agradecemos. Y vamos a estar dispuestos a movilizarnos, porque la derecha ha llegado tan lejos en sus imputaciones, en su deseo de acabar con la experiencia de este Gobierno, que sabemos que nos jugamos mucho en el envite.

Recuerdo que, cuando yo era estudiante de bachillerato, ante cualquier ruptura del orden escolar el prefecto del colegio donde yo estudiaba nos regañaba y mostraba claramente su enfado. Un día nos dejó sorprendidos al decir: «Habéis llegado demasiado lejos: no estoy enfadado, estoy dolido». Me temo que la derecha ha llegado tan lejos en las acusaciones cotidianas contra el presidente del Gobierno que hay muchos electores de izquierda que las viven como propias, que no están sólo enfadados, están (estamos) profundamente dolidos; y por eso vamos a reaccionar y a impedir que Zapatero sea «un paréntesis» en la Historia de España y en la historia del socialismo. Vamos a impedir que la previsión de Ruiz Gallardón se haga realidad porque para una gran mayoría de los votantes del PSOE y de Izquierda Unida, de los movimientos alternativos y del nacionalismo de izquierda, Zapatero es y debe seguir siendo su presidente.

Antonio García Santesmases es profesor de Filosofía política de la UNED, Recientemente ha publicado los libros Historia, memoria y futuro. Nicolás Redondo (1927 2007) y Laicismo, agnosticismo y fundamentalismo.

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