Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

ETA prueba nuestra resistencia

25-Agosto-2007    José Ignacio Calleja
    En este artículo José Ignacio Calleja descubre la estrategia de ETA respecto al objetivo elegido para intentar que la sociedad vasca trague mejor esta vuelta al terror totalitario. Hay que decir sin paliativos: “no” y “nunca”. A continuación Imanol Zubero analiza también el método elegido por ETA para concluir que “El coche bomba es en sí mismo un arma fascista”,

Como es sabido, ayer, 24 de Agosto, ETA intentó una masacre en Durango al hacer estallar cien kilos de explosivo contra el cuartel de la Guardia Civil en Durango. Sabíamos que tarde o temprano sucedería, pero siempre nos parecerá igual de bárbaro y repugnante. ¡Cómo si las personas y niños que allí viven fuesen distintos a nosotros!

Si me pregunto por qué contra un cuartel, me lo imagino. ETA está probando las tragaderas de la sociedad vasca y comienza por un objetivo “militar”, la Guardia Civil. Su intención es clara, ” a ver si cuela, a ver si la sociedad vasca lo digiere como cosa de otros”. ETA ya sabe que la sociedad española va a sentirse indignada; más aún, ése es el objetivo que busca: provocar ciertos efectos políticos en la gente y sobre el gobierno de turno.

Pero ETA calcula con más cuidado el efecto de su terror ante la sociedad vasca y me imagino que va a ir tanteando hasta dónde estamos dispuestos a callar. Por eso es tan importante decirlo desde el principio de este nuevo ciclo de violencia: el terror nunca, contra nadie, en ningún supuesto de nuestra convivencia política. El valor moral de esas personas, en un cuartel o en una estación, y el derecho político a vivir, debatir y decidir tantas cosas en una sociedad libre y en paz, son irrenunciables y absolutos para todos.

ETA no lo puede entender, y así lo prueba su trayectoria totalitaria, y lo prueban las palabras de sus “valedores” cuando creen que todo se habría podido resolver con un trueque entre ETA y el Gobierno: “paz por política”. Hasta que ETA y su “entorno” no entiendan que estas dos cosas van por separado y que tienen distintos protagonistas, y que lo que unos llaman “derecho democrático de autodeterminación”, otros vascos tienen igual derecho a no verlo así y que, por tanto, sin remedio, estamos condenados al pacto social y político entre distintos, provisional e incómodo para todos, pero siempre, primero y sólo, en una situación política de libertad y no violencia, decía que mientras esto no se entienda por tantos y tantos, ETA está “condenada” a la práctica del terror, su entorno a vivir entre la complicidad y el fanatismo moral y político, y nosotros a decir “no”, “nunca”; a decir que “de ningún modo” lo vamos a admitir, disculpar o dejar pasar, y, por ende, que debe ser perseguido como un delito gravísimo y cruel.

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    MEDIO Y MENSAJE

    Imanol Zubero

Uno de los razonamientos más débiles (aunque más aplaudidos) de los contenidos en el ya famoso artículo de Josu Jon Imaz era aquel que advertía del riesgo de que una iniciativa soberanista como la consulta ciudadana que propone el Tripartito, en el caso más que probable de que se viera rechazada al llegar a las Cortes, sirviera como disculpa a ETA para impulsar su actividad terrorista. “¿Qué pasaría el día después –se preguntaba el líder del PNV- si no hubiera acuerdo político con el Estado? Visto lo visto durante tantos años, no hace falta ser adivino para imaginar a ETA matando en nombre de la defensa de una presunta voluntad popular no atendida”. En realidad ETA nunca ha tenido razones, pero siempre ha estado sobrada de argumentos. Aunque fuesen los argumentos falaces de la sinrazón a ETA, como al cerdo, le ha servido cualquier cosa como autojustificación que alimente su práctica violenta. Y si no, siempre ha tenido un barrenador a mano para que haga un trabajo aún más sucio que el de activar la bomba, cual es el de poner letra a la música atroz de las explosiones.

Tras varias acciones fracasadas, ETA ha roto de hecho el alto el fuego ya roto de palabra hace tres meses. El medio utilizado, que los expertos en etología denominan “estilo Parot” pero que a los legos en la materia nos parece más bien un estilo “deja tu coche bomba y corre”, explica en gran medida la consumación de este último intento. Si en Bagdad, ciudad en guerra, se han hecho explotar vehículos cargados de explosivos incluso en su muy vigilada y restringida “zona verde”, no debe ser imposible abandonar un coche bomba en una pacífica y dormida localidad como Durango. Y como en la sufrida capital iraquí, también en Durango el medio utilizado por ETA es un mensaje cuya interpretación no deja lugar a dudas.

El norteamericano Mike Davis, uno de los pensadores críticos más interesantes del panorama actual, es autor de un largo ensayo sobre la historia de los atentados con coche bomba en el siglo XX titulado “El coche bomba, la fuerza aérea de los pobres”. Cuando analiza los efectos de este medio de lucha Davis destaca su naturaleza radicalmente desmoralizadora. Hacia la sociedad que sufre el atentado, en primer lugar, por su carácter indiscriminado y por el hecho de convertir en arma homicida un artefacto tan omnipresente y característico de nuestras ciudades como es un coche. Pero de igual modo resulta ser un medio que anula la credibilidad moral de quienes lo utilizan. “El coche bomba es en sí mismo un arma fascista”, concluye. A eso nos enfrentamos. No sólo a un arma, sino a un arma fascista.

Por eso, el mismo coche bomba que ha dañado la estructura de la casa cuartel de Durango y de otros edificios colindantes debería servir para reforzar la frágil estructura moral y política de nuestra sociedad con el fin, no de paralizar cualquier iniciativa política mientras exista violencia, sino de distinguir con claridad el grano y la paja en la actual coyuntura: la paja de la conquista de posiciones políticas particulares y el grano de la sintonía fundamental en la tarea de construir una sociedad vasca liberada de la violencia liberticida.

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