Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

La capa magna de Cañizares trae cola

29-Agosto-2007    Antonio Duato

Salió la foto del cardenal Cañizares con capa magna y parecía una “maldad” más de la prensa anticlerical, como la del primado mundial de elegancia zapatil que la revista Esquire concedió al Papa. Pero en el Blog de Xabier Pikaza, ha dado ya ocasión para publicar tres magníficas entregas sobre Los vestidos en la Biblia.

Es tan grande la contradicción con el Evangelio de Jesús y tan manifiesto el carácter pagano secular con que entraron esas modas en la Iglesia, que el tema no da para mucho más. En todo caso para preocuparse que caigan en este secularismo quienes ven en él el mayor enemigo de la fe cristiana.

Pero me parece provechoso visitar la página del Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote, donde se puede ver todo un reportaje fotográfico de la ceremonia presidida por el Cardenal Cañizares.

Vale la pena recorrer las 15 páginas con 16 fotografías cada una, ya sea en miniatura o abriendo la primera y continuando después una a una por todo el reportaje. De esta contemplación del fervoroso evento se deduce:

    –A Cañizares le llaman “Pontífice”, término relegado en la liturgia de hoy y con reminiscencias paganas más que cristianas.
    – Al “menudo” hombrecillo de Sinarcas (no es despectivo: a un predecesor suyo, que implusó la carta colectiva del 37 a favor de Franco, le llamaban “Su Menudencia”) se le ve satisfecho y contento en toda la serie, pero sobre todo en los posados finales.
    –En el Baldaquino se han bordado “las Armas del Cardenal”.
    –Se trata de la ordenación de dos sacerdotes franceses hecha toda en latín y según el ritual antiguo.
    –Le asisten entre otros dos “familiares”, que es un título que daba a los secretarios de un cardenal. Sus nombres son extranjeros. No creo que sean sus actuales secretarios. ¿O sí?
    -Pero desde España le acompaña el Vicario Episcopal y Ecónomo de la diócesis de Toledo, don Juan Miguel Ferrer Grenesche, antiguo Rector del Seminario. La diócesis, de alguna manera, estaba comprometida.

¿Dónde se celebró esa ceremonia?

Esa ceremonia se celebró en la capilla de la antigua Villa Martelli , en Gricigliano, cerca de Florencia, donde tiene su seminario el Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote, una de esas congregaciones que han surgido para restaurar la liturgia y la Iglesia anterior al Vaticano II.

La Villa pertenecía a dos ancianas señoras de una de las grandes familias florentinas desde el siglo XV, quienes en 1977 la donaron a una rama de benedictinos franceses de Fontgombault, en Bourges, defensores a ultranza del latín y el gregoriano. Por falta de vocaciones tuvieron que dejar la fundación y buscar un nuevo Instituto religioso con esos fines, para que no se cambiara el destino que fijaba el legado de la última condesa Martelli.

Y aquí es donde se ofreció un instituto fundado a finales de los años ochenta por un sacerdote francés, Gilles Vach, que se había formado en Génova, baja la directa orientación del cardenal Siri. A Siri, el gran perdedor en la sucesión a Juan XXIII y en el Vaticano II, le oí directamente decir en los años sesenta a un grupo de empresarios italianos: “harán falta más de veinticinco años para restaurar el mal que ha hacho a la Iglesia Juan XXIII”. Y, como hizo Don Marcelo en España, se dedicó a formar los nuevos sacerdotes que fueran los líderes de la restauración.

La capa la tienen allí para esas ocasiones. Para lucirla (con sus más son cinco metros de cola) tienen que contratar a un Cardenal. Y esta vez le tocó a Cañizares. Él aceptó sin dudar ni prever consecuencias, pues le gusta ser homenajeado por ese tipo de respetuosos religiosos, Sse conoce su predilección por los fervorosos legionarios de Cristo que tan bien le acogen en Roma.

Pero lo que queda por investigar es saber el carácter de la satisfacción que demuestra en las fotografías. ¿Es sólo simple vanidad y deseo de verse engrandecido de forma que pueda superar sus complejos de inferioridad? ¿O es un acuerdo ideológico con ese numeroso tipo de movimientos paralefebvrianos que se ven hoy tan reconocidos por las últimas decisiones de Roma?

Lo que está claro es que esa capa magna tiene cola de verdad… Nuestra próxima entrega será sobre esa red de institutos y asociaciones unidos, con el mismo espíritu de Lefebvre pero sin llegas a la excomunión, en esa gran empresa de restaurar no sólo la liturgua sino la Iglesia que precedió al Vaticano II.

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