Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Evaluación religiosa de los candidatos

14-Septiembre-2007    Joan Chittister

Cuanto más cerca están las elecciones presidenciales en Estados Unidos, más se parecen a la elección de un papa: se habla mucho de religión y muy poco de lo que la religión nos enseña.

Nos gusta decir –y los europeos lo repiten con asombro incrédulo– que los Estados Unidos es el país más “religioso” del mundo, queriendo decir, por supuesto, que es el país que más va a la iglesia en el mundo. Es debatible si el ir a la iglesia está, o no, muy relacionado con los valores religiosos, a saber, las obras de misericordia corporales –dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar casa a los que no la tienen, visitar a los presos, visitar a los enfermos y enterrar a los muertos. Estos son los criterios (Mt 25: 31-46) sobre los que Jesús asienta su definición de “salvación”. No es poco para los que se consideran “religiosos”. No es poco, se podría pensar, si una nación –-si un candidato para un puesto político público-– se tomara realmente en serio el ser “religioso”.

Punto a considerar: parece que las obras de misericordia corporales podrían ser un baremo claro, un estándar constante, en esa nación para evaluar el programa de un partido, un programa legislativo, o la adecuación de un candidato para un puesto político público, a tener en cuenta por los que se consideran cristianos. Imagínate el esquema de la puntuación: el candidato A propone mantener dos de las obras de misericordia; el candidato B, cinco. No es necesario contar los votos. El ganador es….

En una nación en la que, según nos dicen, los católicos y los cristianos evangélicos decidieron las dos últimas elecciones, no es un ejercicio inútil plantearnos la necesidad de definir lo que queremos decir con eso de que estamos buscando un candidato con valores “religiosos”. Dado nuestro compromiso con candidatos que citan la Biblia, ¿somos realmente personas religiosas teniendo en cuenta los principios religiosos que nos han dicho que son esenciales en el cristianismo? Las respuestas nos pueden obligar otra vez a pensar sobre lo que significa realmente la religión en el terreno político.

Si “dar de comer al hambriento” es básico, estamos desviándonos, por mucho que nos felicitemos a nosotros mismos por nuestra virtud. Según Pan para el Mundo (página original en inglés Bread for the World), movimiento cristiano que busca la justicia para los hambrientos del mundo, más de 35 millones de personas –incluyendo 12.4 millones de niños– pasan hambre en Estados Unidos. Se saltan comidas con regularidad o, cuando comen, comen muy poco. El informe dice que algunos pasan días enteros sin comer. Pero los niños hambrientos desarrollan más enfermedades crónicas, sufren más de ansiedad y depresión, y tienen más problemas de comportamiento que los niños que comen con regularidad. Encerramos a esos niños en instituciones, llamándoles problemas sociales, y contratamos más policías para mantenerlos a raya en lugar de darles de comer bien.

Si “vestir al desnudo” –que la gente viva con dignidad– es una obra de misericordia, necesitaremos parlamentarios comprometidos a invertir dinero en educación. Con la cantidad de dinero que hemos gastado en la guerra de Irak –más de 449 mil millones de dólares (más de 325 mil millones de euros)– podríamos haber dado 21 millones de becas de universidad a jóvenes cuyos padres tienen serios problemas económicos. Por supuesto, esto significa que necesitamos parlamentarios dispuestos a invertir dinero en el futuro intelectual de este país. Quizás, entonces, en el futuro no tendríamos tantas guerras.

Si “dar de beber al sediento” es una obra de misericordia, podríamos hacer algo a nivel nacional para cuidar el suministro de agua en este país. Necesitaríamos parlamentarios dispuestos a controlar el calentamiento global que está convirtiendo el suroeste del país en una tierra polvorienta y amenazando con inundar las tierras costeras de Estados Unidos. Podríamos dedicar dinero a cuidar el agua que tenemos antes de que el agua deje de ser gratis y los pobres ya tampoco puedan pagarla*.

Si “dar un techo a los que no lo tienen” es una obra de misericordia, podríamos, por lo menos, equiparar nuestras arcas de la guerra con nuestras arcas de la vivienda y desarrollar 4 millones de proyectos de nuevas viviendas públicas. El informe de 2006 de la Conferencia de Alcaldes de Estados Unidos, “Estudio sobre el Hambre y los Sin Techo” sobre 23 ciudades importantes, dice que el 59 % de estas ciudades constataron el año pasado un aumento de solicitudes de albergues de urgencia para familias. No se pudieron atender casi el 30 % de estas solicitudes por falta de fondos, nos dice el informe, mientras nosotros nos rompemos la cabeza sobre qué candidato político es más religioso que los demás.

Si “visitar a los enfermos” es una obra de misericordia, podríamos querer preguntar a los parlamentarios que buscan, una vez más, renovar sus puestos, ¿por qué de los 45 millones de personas que no tienen seguro, 21 millones son trabajadores a tiempo completo? ¿Qué ha pasado con la idea de que si uno trabaja en este país se puede cuidar de sí mismo?*

Si “visitar a los prisioneros” es una obra de misericordia, es hora de volver a pensar cómo se comparan los valores religiosos con los objetivos del sistema penitenciario. Según Human Rights Watch (organización internacional para la defensa de los derechos humanos), “la mayoría de los presos [en las prisiones de Estados Unidos] tienen muy escasas oportunidades de trabajar, adquirir una formación profesional o de cualquier otro tipo, recibir tratamiento o terapia debido a la resistencia de los ciudadanos a aumentar los presupuestos de los programas de rehabilitación de prisiones” (septiembre de 2007). Ciertamente somos una sociedad que practica el “enciérralos y tira la llave”. Los enviamos a la cárcel, no hacemos prácticamente nada para prepararles para que lleven una vida digna fuera, y luego nos preguntamos con asombro porqué la reincidencia es tan alta.

Si “enterrar a los muertos”, entonces es una obra de misericordia, es hora de aumentar los servicios de asistencia sanitaria en el hogar. Según la Asociación Nacional de Cuidados en el Hogar y en Residencias de Tercera Edad , “1 de cada 5 familias prestan asistencia sanitaria a un adulto”. Sin embargo, en agosto, Medicare* anunció una reducción de 7 mil millones de dólares (casi 5.100 millones de euros) en programas de asistencia en el hogar. Ciertamente necesitamos parlamentarios dispuestos a proporcionar a los cuidadores y a sus familias el apoyo que necesitan para cuidar de sus enfermos y ganar un salario razonable a la vez.

Si somos cristianos, parece que es hora de juzgar a las personas como Jesús nos dijo que les juzgáramos, “por sus frutos”. En este caso, entonces, la cuestión no es ¿cuál de estos candidatos nos dice que es muy religioso? La cuestión es ¿qué piensa hacer cada candidato para que las obras de misericordia corporales sean un signo vivo de la tradición cristiana en esta cultura llamada cristiana?

En realidad, hasta qué punto somos conscientes de la silenciosa pérdida de significado de estas obras de misericordia en la sociedad que nos rodea mientras definimos “la religión” como un punto separado en un programa político? En definitiva, la alimentación, la educación, la vivienda digna y los servicios de apoyo son precisamente los programas que eliminan el estrés de las familias y hacen que el aborto no sea necesario.

Desde mi punto de vista, puede que sea así porque no nos damos cuenta de que se están perdiendo estos servicios por lo que nos cuesta tanto distinguir entre lo que verdaderamente es “religioso” en nuestros candidatos y lo que es sencillamente una utilización de la religión como cualquier otra estrategia electoral escurridiza. Que Dios nos libre, una vez más, de este tipo de religión.

*Notas de la traductora:

    El agua en los estados del suroeste (Nevada, Utah, Arizona, Nuevo Méjico, Tejas) es muchísimo más cara que en los del norte (Vermont, Maine, Washington, Oregon, etc).

    En Estados Unidos no existe un sistema de seguridad social como el que tenemos en España. Cada empresa ofrece determinados paquetes de seguros a sus empleados, siendo los más cualificados los que tienen mejores seguros. Una persona puede tener trabajo y no tener seguro. Cuando una persona negocia (literalmente) las condiciones de su contrato en una empresa o institución, el seguro médico es una parte muy importante del paquete de beneficios que la empresa le ofrece. Con frecuencia se aceptan salarios inferiores pero con un paquete de beneficios que incluya un buen seguro médico (incluyendo gastos de maternidad para la esposa, en caso de que el contratado sea el marido), guardería para niños, gastos de traslado (hay casi 4.200 km desde San Francisco hasta Nueva York por carretera) y ayuda para encontrar una nueva casa. Como muestra vale un botón: que yo sepa, en Estados Unidos no existe la baja por maternidad remunerada. Cuando una persona tiene una baja por enfermedad larga utiliza los días que tiene acumulados de enfermedad (a razón de 1 ó 2 por mes trabajado hasta un tope que pueden ser 3 meses, o menos), después las vacaciones que todavía no haya disfrutado en ese año (en la mayoría de las empresas son 2 ó 3 semanas, pudiendo depender de los años trabajados; en algunas instituciones pueden ser 4 semanas, pero no es frecuente) y, si todavía sigue de baja, excedencia sin sueldo.

    Medicare es un seguro sanitario del gobierno (Departamento de Salud y Servicios Humanos) para personas que tienen 65 ó más años o algunas circunstancias especiales. Pueden beneficiarse de este programa las personas (o sus cónyuges) que han trabajado más de 10 años en empresas y trabajos que dan acceso al mismo y tienen 65 años o más (deben ser ciudadanos o residentes permanentes). El sistema de primas y prestaciones es complejo. Las prestaciones cubren recetas, estancias en hospitales, residencias de tercera edad, asistencia en el hogar, etc. En 2005 había 45 millones de personas adscritas a Medicare (de una población de casi 303 millones de personas).

[La H. Joan Chittister, OSB, pertenece a las Hermanas Benedictinas de Erie, PA, USA. Ella es conferenciante y autora conocida internacionalmente. Directora ejecutiva de Benetvision (benetvision.org). Este artículo se publicó en ncronline.org para la revista National Catholic Reporter. Ha sido traducida por MR para Atrio.org con permiso de la autora]

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