¿Estaremos complicando nuestro acceso a Jesús con tanta teología y tanta crítica de las estructuras eclesiales? Nos ha llegado por correo electrónico un breve texto de una mujer que se presenta como “viejita creyente” que consideramos urgente proponer antes de otro texto mucho más crítico y problemático.
Soy una viejita creyente, inquieta y deseosa de otra manera de caminar, en el seguimiento del Señor Jesús.
De vez en cuando, siento el deseo de decir y comunicar mis sentimientos… si sirve, para personas sencillas como yo… ahí va un deseo desde el corazón.
Gracias por ser como sois..
Un abrazo entrañable.
Mª Pilar García Mz. de Aguirre. Zaragoza

Mirando este mundo nuestro donde vivimos, nos movemos, y somos… Observo en mí, una doble “sensación”.

En general soy una creyente esperanzada, segura, de que los hombres buenos que habitan este mundo nuestro, abrirán por fin sus ojos y sus oídos, al verdadero mensaje del Evangelio, que nuestro Maestro y Señor, dejó en manos tan limitadas como las nuestras. Y convertidos por la fuerza de su amor, y siguiendo sus pasos, su forma de vivir; puesto que seguirle, significa “convertirse” cambiar nuestra mirada corta y egoísta, por una mirada entrañable hacia todos los seres de la tierra, muy en especial, por aquellos que pagan los excesos de los poderosos, tiranos, explotadores, duros de corazón; que alimentan sus “barrigas” con el esfuerzo y trabajo mal remunerado, para crecer sin medida ni rubor alguno…

Cuando miro en torno mío, en mi casa, mi familia, (madre de seis hermosos hijos, y abuela) mi iglesia, nuestros grupos… me asusta contemplar, que, lo que dejamos ver a este mundo dolorido que nos rodea, (porque al otro, no le importa nada, salvo excepciones gratificantes) es, riqueza en muchos de sus templos, en los “ropajes” de sus autoridades, la lejanía de la verdadera situación de tantos hermanos nuestros, el trato frío e indiferente, como si nos molestara su “necesidad”… Adjetivamos con mucha ligereza sus dolorosas situaciones, y hasta nos atrevemos a decir “ellos tiene la culpa de vivir así”…

Desde el seguimiento de Jesús de Nazaret, contemplo que otra mirada es necesaria y urgente; porque experimento movimientos desde la base – el pueblo de Dios; que hay deseos urgentes de volver a la “Fuente” al “Camino” a la sencillez y humildad en el vivir, compartir, crecer juntos desde la fuerza de su Espíritu, sin tanta “parafernalia”… desde el corazón abierto, siempre dispuesto a la acogida, comprensión, amor fraterno, apertura al otro, com-pasión.

Volver a tomar en nuestras manos la Palabra de Dios, rumiándola en nuestros corazones; dejándole hablar a Él, escuchando lo que nos dice, ¡¡que nos dice!!
Si le escucháramos, quizá, pediremos menos, hablaremos menos, amaremos más. Tener menos, dar más, beber y beber de esa Palabra llena de vida, de justicia, de entrega sin límites, porque esa nueva Vida es posible desde Él, con su amor, siguiendo sus pasos, alimentándonos de cada Parábola, de cada vivencia que Jesús tubo, para dejarnos su estilo, sus deseos ardientes de que el proyecto de su Abba se hiciera realidad; no buscaba “cantidad” sino ¡fidelidad en el seguimiento!

Me asustan, tantos y tantos libros, “intentando” aclarar y explicar que nos quiso decir; y no enseñamos lo suficiente a escuchar, a dejarle entrar de verdad en nuestro corazón, para que empiece a vivir de en nosotros, y nosotros desde Él, para los demás.
No lo dudéis hermanos que soñáis como yo, en que otra mirada - manera de vivir, es posible desde la fidelidad y entrega a su Mensaje siempre nuevo y salvador.

A veces me revelo con nuestra manera de dirigirnos a nuestro Dios en la celebración de la Eucaristía: “Te pedimos que alivies las necesidades, de los que están enfermos, solos, presos…etc.
¿Para que estamos nosotros en esta tierra? ¿acaso no somos los que causamos el dolor y la injusticia? ¿quién debería estar cerca de los que sufren, los que no tienen lo suficiente, los enfermos, los solitarios o abandonados?…

A todos los hermanos, que sueñen como yo, en un mundo Nuevo, os animo, a que empecemos a caminar, haciendo cada uno lo que este en sus manos; apoyemos, animemos a aquellos que ya están en ese camino, pongámonos desde el corazón, a su lado, sabiendo con certeza, que Él, va al nuestro y alimentará todos nuestros esfuerzos y trabajos con su Espíritu.
Para todos, Paz y bien, con mi abrazo entrañable.