Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

VÍCTIMAS Y DIÁLOGO

13-Febrero-2006    Antonio Duato

En los últimos días este portal se ha visto especialmente animado por la cuestión de las famosas caricaturas, la reacción en los países musulmanes y la defensa del derecho a la libre opinión y expresión como valor supremo de nuestra cultura occidental. Podríamos resumir el debate en la postura opuesta que han tomado ante él dos escritores que se han caracterizado por su libertad crítica a lo largo de muchas décadas. Fernando Savater ha dicho en EL PAÍS que el proclamado respeto al otro que debería limitar en este caso la libertad de expresión no sino miedo inconfesable al Fanatismo sin fronteras. Günther Grass, dos días antes, también en EL PAÍS, se había preguntado ¿De dónde saca occidente su arrogancia?

Y también en estos últimos días en nuestro país se endurece la bronca y el debate sobre la política antiterrorista. Para José Luis Rodríguez Zapatero estamos en el principio del fin de la violencia y “el espíritu tiene que ser abierto y generoso”, utilizando una frase de Aznar cuando la anterior tregua. Y no sólo para el PP sino para un socialista clásico como Enrique Múgica “el único diálogo que cabe con la banda es el de la escoba con la basura… el único fin de ETA es la rendición incondicional… con vencedores y vencidos”. Cualquier negociación es una ofensa a las víctimas.
Las víctimas siempre están por medio en todas estas cuestiones. Y se utilizan como arma política e ideológica cuando se simplifican las cuestiones. Es como si las víctimas exigieran venganza y aborrecieran el diálogo. Aunque la palabra que más hemos oído a esposas o madres, tras las muertes de sus seres queridos, haya sido “¡que sea la última víctima!”. Y algunos de los asesinados lo han sido porque proponían el diálogo serio con el nacionalismo vasco, como el mejor medio de desarmar a ETA (Ernest Lluch).
La Asociaciones de víctimas están hoy reunidas en Valencia. Veremos lo que dirán. Han dicho que no quieren ser manipuladas por ningún interés político.
Pero las víctimas principales están calladas y nos interpelan desde el silencio y la luz transcendente de la muerte y del anonimato. Su mensaje es más interior y hay que interpretarlo en la contemplación y la responsabilidad.
Si yo tuviera responsabilidad política, su grito callado me impulsaría a buscar la solución más eficaz al conflicto, a quitar antes que nada las razones de la violencia. A dialogar, si no con los asesinos, sí con los que, sin estar de acuerdo con “los que no saben lo que hacen”, comprenden en parte su rebeldía: en nuestros casos, el islam (religión, cultura y sociedades) y los nacionalistas vascos a los que no hay que criminalizar por lo que hacen algunos fanáticos. Decididamente estoy más con Zapatero y Günther Grass que con Savater y Enrique Mújica.
Por eso me refería hace unos días a la encíclica con la que Pablo VI inició su pontificado. La Ecclesiam suam sobre el diálogo. Dios es diálogo. El diálogo no es debilidad ni olvido de las víctimas. Es estrategia de solución de conflictos. La única válida, porque, sin renunciar a la verdad que uno tiene –la libertad de expresión, la constitución vigente…– se acerca a la parte de verdad del otro, a las otras maneras de pensar de las que ha brotado la condenable acción violenta –los sentimientos nacionalistas, las creencias islámicas, el recuerdo de sus propias víctimas y humillaciones…– para tratar de llegar a una solución.
Me temo que muchos católicos españoles, por ejemplo, que están entusiasmados con la última encíclica del papa y su próxima venida a España, vean en ella una confirmación de lo que ya pensaban. Que efectivamente su Dios es el verdadero porque es Amor y Unidad. No como Alá que es Violencia o el separatismo que es División . Que hay que defender España de esas cesiones al islam que pretende conquistarnos como en el siglo VIII y de ese contagio de nacionalismos que dividen España en reinos de Taifa.

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