Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

¿La Inquisición Americana?

27-Octubre-2007    Joan Chittister

El haber nacido en los Estados Unidos no le prepara a una persona para imaginar ciertas cosas. Una de ellas es el titular de la primera página de un periódico local informando sobre un “debate” que se está desarrollando en el Congreso sobre el uso de la tortura como parte de la política militar norteamericana. ¿Un debate? ¿Qué es lo que hay que debatir? A menos que Ud., por supuesto, estuviera trabajando para la corte de Felipe IV en la Francia del siglo XIV*. Pero no, es aquí y ahora. En los Estados Unidos. En nuestra generación. En realidad, ahora están haciendo películas sobre esto.

Le aseguro que esta columna no es una crítica de una película. Otras personas más próximas a la industria cinematográfica lo harán muy bien después de que se estrene la película el día 19 de octubre. Pero en este momento no se trata de la calidad de la película. El problema es el contenido.

La película “Interpretación” (Rendition en el original inglés) trata de la recientemente refinada práctica de Estados Unidos de subcontratar la encarcelación y los “interrogatorios” (utilizo esta palabra en sentido amplio) de los prisioneros militares a otros países. El Presidente le llama “interrogatorios avanzados”. El resto del mundo le llama “tortura”. Si Ud. creció inmersa en el honor, la integridad y el alto nivel moral de este país, le resultará casi imposible creer que semejante cosa pueda estar sucediendo aquí, que nosotros lo hagamos y que tenga tan poca respuesta ciudadana. De hecho, decir lo contrario –decir casi cualquier cosa sobre mantener los estándares nacionales tradicionales– es ser acusada de “echarle la culpa a América en primer lugar”. Lo mismo si citas lo de “quitar la paja del ojo de tu vecino mientras ignoras la viga en el tuyo”. No digamos nada de “libertad y justicia para todos”**. Pero ¡vaya viga que es, y vaya injusticia que puede crear! Lo que te hace preguntarte quiénes son los verdaderos conservadores.

La más sorprendente conciencia pública de torturas por parte de EEUU llegó en 2006. Pero no en este país. En absoluto! Fue la BBC (British Broadcasting Corporation) la que emitió un documental en Londres en el que se detallaba el trabajo de los vigilantes de aviones a lo largo y ancho de Europa, que habían seguido el rastro de aviones norteamericanos secretos implicados en el transporte de detenidos “desaparecidos” a prisiones clandestinas. Los lugares de estas prisiones van desde países del Este de Europa hasta Egipto, Siria y Yemen. Y todo esto con el apoyo y el conocimiento de los países europeos que simplemente miraban hacia otro lado mientras los aviones norteamericanos cruzaban su espacio aéreo llevando hombres detenidos en una redada, es decir, sin una razón clara, a prisiones secretas y desconocidas para lo que Washington llamaba ‘interrogatorios agresivos”. “Esto no puede ser cierto”, pensé mientras veía los detalles de la metódica investigación británica. “Nosotros no haríamos semejante cosa”.

Pero Amnistía Internacional también había estado recogiendo información sobre este asunto. El 6 de abril de 2006, AI publicó su condenatorio y definitivo informe “Por debajo del radar: vuelos secretos hacia la tortura y la desaparición”. El estudio detallaba con una especificidad escalofriante la destrucción sistemática de seres humanos para conseguir información que tenían –o que no tenían.

Así que me doy por vencida. Dime otra vez, ¿sobre qué es el debate?

El gobierno dice que es “garantizar la seguridad de los americanos”. Seguridad, frente a qué? ¿Frente a la dignidad humana, la humanidad, la moralidad, la ley? Porque para ahora, las historias de las atrocidades oficiales de los Estados Unidos llegan a raudales de todas las partes del mundo. Navega un poco por esta página: http://www.thegully.com/essays/europe/all_europe.htm . Esto debe ser suficiente para decirnos que estamos metidos hasta las pestañas en tácticas que son demasiado próximas al sadismo para que las ignoremos. Tácticas que destrozan las mentes de inocentes y degradan el alma de los que se llaman a sí mismos vencedores. Pero olvida la cuestión moral en una era en la que la aniquilación es una táctica a disposición general. ¿Qué podemos esperar en el terreno de estándares de humanidad en una era en la que la destrucción del planeta es una opción posible. Y, además, es por una buena causa, ¿no? Después de todo, la misma frase “guerra contra el terror” tiene magia. Justifica cualquier cosa que hacemos, ¿no? Sólo son pequeños pecadillos, estoy segura, siempre que seamos nosotros los que los cometemos.

Sin embargo, para aquellos que todavía tengan un resquicio de conciencia para cuestionar este proyecto, no les hará daño considerar otra noticia publicada el 13 de octubre de 2007. Este artículo “El Vaticano cuenta la verdadera historia de los caballeros”*** dice que el Vaticano acaba de publicar documentos secretos sobre la inquisición y el juicio por herejía de los Caballeros Templarios en 1307. El Papa Clemente V, según parece, absolvió de herejía inicialmente a la orden religiosa medieval. Pero bajo presión del Rey Felipe IV de Francia, que consideraba la riqueza de los Caballeros como una amenaza para su reino, Clemente abolió la Orden. Entonces, Felipe utilizó la acusación para detener a sus líderes y extraer, bajo tortura confesiones de herejía que justificaban la confiscación de sus bienes por parte de Felipe [y que fuera quemado vivo en 1314 su gran maestre Jacques de Molay].

Bien, ¿qué es lo que hay que lamentar? Después de todo, era una causa buena. Sin duda el Rey Felipe estaba tratando de “salvar a la Iglesia” y también “salvar a su país”. Lo mismo que nosotros. Las confesiones que consiguió bajo tortura, por desgracia, contradecían los resultados del juicio. Pero convenientemente, aunque fuera erróneo, le proporcionaron al rey una forma de confiscar las riquezas de la orden. Estoy segura de que el Vaticano lamentó todo este asunto.

Pero aquí está la moraleja. Lo que se consigue mediante tortura, sencillamente, no es creíble, conclusión a la que también llegó Eyemeric, el Gran Inquisidor de Aragón en 1357, quien dijo que la información obtenida bajo tortura es “engañosa e ineficaz”. Lo que significa que el torturador tampoco es creíble. O, dicho de otra manera, ¿cómo podemos esperar eliminar los tiroteos en las escuelas y las luchas entre bandas que aborrecemos mientras lo estamos haciendo nosotros mismos? ¿Cómo les decimos a nuestros hijos que su violencia es mala pero que la nuestra es buena?

Desde mi punto de vista, la tortura es un tema muy poco fiable para que se apoye en él la moralidad, la credibilidad y la integridad de una iglesia –o una nación. Después de todo, no podemos nadar y guardar la ropa: o la Inquisición fue buena, o no.

Notas de la traductora:
* hace referencia al documento que se cita más tarde del Vaticano sobre los caballeros templarios.
**la fórmula de la jura de la bandera norteamericana dice: “yo prometo lealtad a la bandera de los Estados Unidos de América y a la República que representa, una nación bajo Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos”. Se dice en todas las ocasiones solemnes, en pie y con la mano derecha sobre el pecho. Los extranjeros, como muestra de respeto, deben ponerse de pie con los brazos caídos a lo largo del cuerpo. La versión liberal es ligeramente diferente: “yo prometo lealtad a mi bandera y a la República que representa, una nación, indivisible, con igualdad, libertad y justicia para todos”.
*** La misma información puede verse en ABC el día 25 de Octubre

    [La H. Joan Chittister, OSB, pertenece a las Hermanas Benedictinas de Erie, PA, USA. Ella es conferenciante y autora conocida internacionalmente. Directora ejecutiva de Benetvision (benetvision.org). Este artículo se publicó en ncronline.org para la revista National Catholic Reporter. Ha sido traducida por MR para Atrio.org con permiso de la autora]

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