El 45 Consejo General de la JOC ha terminado hoy con un Acto público, una manifestación festiva de los participantes por las calles de Ciudad Real, con pancartas alusivas a la situación laboral con que encuentran los jóvenes en el mercado de trabajo y las consecuencias que esto conlleva. Al final se leyó el Manifiesto que reproducimos:

Manifiesto sobre la nueva campaña general

“Precariedad laboral ¿Te parece normal? ¡Rebélate!”

Bienvenidos y bienvenidas. Con el grito de “Precariedad laboral ¿Te parece normal? ¡Rebélate!” hemos recorrido las calles de Ciudad Real gentes llegadas de muy distintos lugares, con historias personales diferentes, pero unidas por un objetivo común: la lucha por conseguir un mundo nuevo en el que se reconozca la dignidad de todas las personas como hijas de Dios. Venimos en son de fiesta, de celebración, porque nos llena de felicidad el encuentro y el trabajo que durante estos días estamos realizando para que la JOC siga siendo fiel a su tarea; pero también reivindicando y denunciando que, mientras el supuesto progreso hace que las estadísticas sean cada vez más positivas, la clase obrera sigue sufriendo, porque tras la cortina de los beneficios económicos quedan pisoteados nuestros derechos.

Después de dos años analizando cómo el tema de la vivienda nos determina profundamente a la hora de plantearnos el futuro, vemos también que la cultura del consumo y la propiedad nos está haciendo aceptar cualquier tipo de trabajo, en unos casos por pura necesidad, pero en otros por el miedo a quedarnos excluidos de lo que nos han vendido como estado de bienestar. Así llegamos a la conclusión de que el sistema nos tiene también confundidos y amaestrados con algo tan básico como es la calidad del empleo, y al final hemos asumido como normales unas condiciones de trabajo contra las que el movimiento obrero viene luchando desde hace más de dos siglos. Desde estas premisas parte la nueva Campaña General, porque nuestro ser Iglesia comprometida con el mundo obrero nos envía a denunciar las situaciones que violan la dignidad de la persona, y a ponernos en acción para transformarlas.

La precariedad laboral tiene mil caras: las jornadas de más de ocho horas, las horas extra forzosas, el encadenamiento de contratos temporales, los contratos a tiempo parcial, la subcontratación, los accidentes laborales, la movilidad geográfica, el paro… pero todas ellas son consecuencia del mismo sistema económico y social basado en el consumo y la competencia. Y los jóvenes estamos especialmente expuestos a esa precariedad, pues la vivimos a todos los niveles: aquellos que, teniendo formación, no encontramos más empleo que el precario; aquellos que por nuestra falta de experiencia o cualificación trabajamos en condiciones insultantes; aquellos que sufrimos el paro y la incertidumbre de no poder plantearnos el mañana; aquellos que estudiamos y no le encontramos sentido a la formación que se nos da; aquellos que vemos cómo nuestros padres hacen lo imposible por asegurar nuestro futuro desde ese mismo empleo precario… Pero lo que nos preocupa especialmente en la JOC, es la normalidad con que todas estas situaciones se están viviendo, pues observamos que esta realidad está acabando con los sueños que durante tanto tiempo han movido a la humanidad, por la resignación a que no hay alternativa a esta rueda indecente de derroche, hedonismo y falta de solidaridad.

Desde nuestro ser jóvenes vemos que este panorama acaba con nuestras posibilidades de ser protagonistas, de tomar las riendas de nuestra vida, con nuestras aspiraciones de independencia y de crecimiento personal; desde nuestro ser obreros sentimos que no podemos renunciar a las aspiraciones de tantos y tantos hermanos en la lucha por la dignidad, que se han dejado la piel para que no se dieran las realidades que ahora estamos sufriendo; y desde nuestro ser cristianos nos sentimos especialmente llamados a anunciar la buena noticia de Jesús, el obrero de Nazaret, haciendo nuestra su opción por los oprimidos y excluídos, y su defensa de la radical igualdad de todos los hombres y mujeres como hijos e hijas de un mismo Dios.

Por todo esto ponemos en marcha esta nueva campaña, con la que queremos aportar nuestro grano de arena en la construcción de una sociedad que garantice jóvenes reivindicativos, cuestionadores, activos y organizados junto a otros, para desarrollarnos dignamente como personas; y con la que queremos desenmascarar esta situación llena de incertidumbres, de vulnerabilidad, de conformismo y de riesgos de exclusión, cuestionar el individualismo con que normalmente afrontamos la lucha contra la precariedad, y ponernos en acción para generar y potenciar con nuestra presencia las respuestas colectivas que se están dando o que se puedan poner en marcha.

Creemos en otro mañana y estamos convencidos de que el compromiso de los jóvenes de la clase obrera es sólo un paso más en el camino que nos llevará a ese otro mundo posible que anunció Jesús de Nazaret. Por eso seguimos apostando por la educación y la evangelización de los jóvenes precarios y excluídos, en cuyas manos está el futuro. Gracias por vuestro compromiso y ánimo en la lucha.