Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Desandar el Camino de Santiago

10-Diciembre-2007    Francisco Margallo
    El autor, sacerdote de la diócesis de Madrid, nos envía una carta que le escribió a don Antonio Rouco cuando fue nombrado arzobispo Madrid. Hoy las tensiones en el clero son muchos mayores que las que en 1994 existían como se demuestra por la constitución del FORO CURAS DE MADRID que nace para ayudarse en la resistencia dada la ” crispación social y malestar en amplios sectores de la Iglesia”. ¿Qué ha sido de esa esperanza en un Obipo “joven y sensible a los signos de los tiempos” que prometía Suquía?

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    DESANDAR EL CAMINO DE SANTIAGO

    Carta Recordatorio al cardenal Rouco

Señor cardenal, al ser nombrado arzobispo de Madrid en 1994, le escribí una carta abierta en el diario Ya titulada “Desandar el Camino de Santiago”. Recuerdo que se la entregué personalmente en la comida del día de la Almudena y al leer el título usted me dijo: “Lo difícil es andarlo”. Pues bien, en ella le decía literalmete:

    “Permítame, señor obispo, soñar un momento. Me le imagino ligero de equipaje, sin alforja ni túnica de repuesto y con el báculo del peregrino, dispuesto a desandar el camino medieval, para encontrarse con esta cultura laica de la gran urbe.

    Madrid es rompeolas de todos los pueblos de España y lugar apropiado en este momento para emprender una nueva evangelización, puesto que su arzobispo es joven y puede captar los signos de los tiempos. Aquí la tarea pastoral es apasionante, si se viene dispuesto a afrontar todos los retos que plantea el mundo moderno: la nueva cultura, la juventud, la política nacional, la ciencia, los pobres, el amplio mundo del trabajo…La mies es abundante y operarios haberlos hailos, aunque un poco desilusionados los más válidos y, en general, todos desorganizados. Pero si el obispo viene equipado con el mejor derecho de la Iglesia, el Evangelio, es posible recuperarlos.

    La archidíocesis de Madrid necesita recuperar la imagen de Iglesia como arca de Noé, en la que caben todos los que navegan hacia Dios, eliminando cualquier signo de favoritismo y exclusión. Porque ocurre no pocas veces que, bajo el pretexto poco evangélico de que “no son de los nuestros”, se prescinde de personas muy valiosas y se da demasiado protagonismo a otras menos capacitadas. De esta tentación ha de huir quien quiera ser un instrumento de reconciliación y estar al servicio del Evangelio.

    Todos esperamos de nuestro obispo que sea un hombre de sano discernimiento. Su predecesor, el cardenal Angel Suquía, le presentó como “un hombre libre, capaz de buscar el diálogo y la colaboración de todos”. Sin olvidar “sus dotes de organizador y de saber movilizar todas las actividades y recursos al servicio de la misión de la Iglesia y del bien común de la ssociedad”. No cabe mejor tarjeta de presentación. Perfecta la imagen del pastor de la diócesis, pero el buen pastor debe saber reconocer también a los lobos que revestidos con piel de oveja se han introducido en el rebaño.

    A ellos se debe que la comunión se haya roto en la Iglesia de Madrid y que hayan proliferado cuantiosos grupos con intereses extraños. La espiritualidad en la que se han enfundado los delata, porque impide la reconciliación con el mundo moderno que propició el C. Vaticano II. Su capillismo mira demasiado al pasado y no es apto para anunciar el evamgelio al hombre/mujer laico. Además, le ha devuelto a la esposa de Cristo la imagen de fortín, que ve enemigos por todas partes. El obispo con la mano en el arado y sin volver la vista atrás es quien puede hacer que la diócesis de Madrid recupere la comunión en un sano pluralismo, en el que se diluyan los brotes involucionistas que han aparecido en ella.

    La Iglesia se ha dado la teología y línea pastoral a seguir en el presente y de cara al futuro en la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual (Gaudium et spes). Pero inexplicablemente este documento emblemático del Vaticano II está casi inédito, siendo así que es el que aporta los materiles adecuados para la evangelización del mundo secularizado de hoy, que lo será cada vez más. Temas tan fundamentales como la atención a la sociedad, a su cultura, al diálogo con otras religiones y los ateos, con la ciencia, y la comunidad política plural no se han tenido en cuenta. Inluso se han minusvalorado y sacrificado en aras de de un pietismo de gueto. La nave de Pedro está llamada a adentrarse sin miedo en el mar, aunque las olas la cubran hasta hacerla zozobrar. No tema los riesgos del mundo moderno, porque en ellos se oye la voz de Jesús que dice : rema mar adentro”.

El Foro Curas de Madrid, de reciente apariciín y disidente con la gestión de la diócesisana hasta este momento, va en línea con el sueño imaginado en esta carta. Son más de 80 sacerdotes y quieren ser escuchados y estar en diálogo permanente con usted, no les cierre la puerta.

Francisco Margallo Bazago.

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