¿Navidades de brillo o de oculta esperanza?
16-Diciembre-2007 Antonio DuatoUna vez más el Vaticano se ha rendido a una tradición pagana, elevándola a signo de vida pero cometiendo un atentado contra la vida. Un árbol de 140 años ha sido talado en los Alpes para adornar la fiesta del nacimiento del nazareno Jesús en la descomunal plaza barroca de San Pedro, el pescador de Galilea.
Aunque, siguiendo también la moda, el Papa hable de protección de la naturaleza, de lucha contra el consumismo desenfrenado y de medidas para evitar el calentamiento global, en definitiva, buscando record de grandeza y poder, no podía menos de seguir con la muy reciente costumbre de adornar la plaza de San Pedro con este descomunal cadáver vegetal (todavía verde por unos días), iluminado con miles de bombillas. Es normal que surjan denuncias como la de Gonzalo de Senna en Religión Digital. Otros muchos se estarán escandalizando.
Frente a esta Navidad de consumismo y derroche, nosotros preferimos expresar nuestra esperanza de Vida Navideña, como hicimos en Atrio con la Feliz Navidad en el invierno de la Iglesia hace tres años con este árbol invernal. Invernal sigue siendo nuestra iglesia esclerotizada que pretende volver atrás en la historia. Pero la memoria de Jesús se conserva en el fondo de muchas conciencias que buscan en su ncimiento fe desnuda y auténtica esperanza de primavera.
Existen hoy dos modelos de Navidad que trascienden la diferentes creencias: el del brillo, el triunfo, el poder y el consumo que penetra en la misma cúspide de la Iglesia, más acomodaticia al mundo de lo que ella se creee. Y el de la sencillez, la autenticidad, las raices humanas profundas, la fe desnuda y la esperanza de vida, a pesar de los vientos de muerte que nos azotan. ¿Cómo se sitúa cada uno ante la Navidad?
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