Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Hablan los padres Nicolás y Kolvenbach

26-Enero-2008    Atrio
    Hecho el relevo en la cúpula de la Compañía de Jesús, siguen con discreción los trabajos de la 35ª Congregación General, compuesta por 214 delegados las comunidades de todas las partes del mundo. Sólo de esta asamblea saldrá el programa para los próximos años. Pero, entretanto, tienen mucho interés el primer encuentro que el P. Nicolás ha tenido con la prensa y la entrevista de despedida al P. Kolvenbach que publica la Civiltà Cattolica.

1. De la declaración del P. Nicolás puede verse un amplio extracto en Religión Digital. Podemos resaltar de esta sincera y distendida charla a los periodistas las siguientes afirmaciones:

  • ‘Se ha hablado de la antítesis entre la Compañía de Jesús y el Vaticano. No es cierto. Siempre hemos estado y estamos en comunión con el Papa’… Explicó que se trata de ‘una tensión creada artificialmente’ y que si existe alguna dificultad entre el Vaticano y la Compañía es precisamente porque están tan cerca uno del otro.
  • ‘Estas dificultades son normales en toda relación de amor, como por ejemplo en un matrimonio’, dijo, y agregó que su orden pretende, ‘como siempre’, trabajar para la Santa Sede y obedecer al Papa. ‘Así ha sido siempre, no ha cambiado y no cambiará’.
  • ‘¿Quien soy yo?’, se preguntó hoy Nicolás. ‘Estoy en camino de llegar a ser lo que Dios quiere de todos nosotros, en la realidad en que crece mi relación con Dios, mi relación con el Papa y con la Congregación General de los Jesuitas’.
  • Lo que sí ‘es verdad’ de lo que se ha escrito en estos días de él, según dijo, es su relación con Asia, continente en el que ha pasado muchos años de su vida (llegó cuando tenía 24 años). Cuando se refirió a ella, sus ojos se iluminaron y afirmó que Asia es un ‘desafío, un auténtico desafío en todos los aspectos’.
  • ‘Asia me ha cambiado. Me ha cambiado para entender a los otros, a aceptar lo que es diferente. En España yo era un poco intolerante, de la línea de siempre todo en orden, donde la religión era todavía entendida como fidelidad a una serie de practicas religiosas. En Japón he visto que la verdadera religiosidad es mas profunda’.
  • Espera reunirse pronto con Benedicto XVI (’espero que me llame’) y aseguró, antes de concluir, que es una persona ‘transparente’

2. El P. Kolvenbach habló con gran claridad y libertad de cómo habían sido sus casi veinticinco años de Prepósito General en un larga entrevista que publica, en el primer número de 2008, la Civiltà Cattolica de la que, gracias a un colaborador, podemos ofrecer en ATRIO la traducción del texto íntegro al castellano. De ella entresacamos estas afirmaciones:

  • Lo tenía que aprenderlo todo de la Compañía universal, respecto a las tendencias secularizadoras y a una teología de la liberación que prácticamente desconocíamos en el Próximo Oriente. Lo más grave era el hecho de que mi añorado predecesor, el padre Pedro Arrupe, no podía físicamente decirme nada de cómo aplicar el Concilio Vaticano II a la Compañía y a la vida consagrada, una tarea a la que se había entregado con generosidad.
  • Cuando se camina en pos de Cristo, por el camino de Dios, no pueden evitarse las tensiones y los conflictos. Pero sí es cierto que nunca faltó unidad en el espíritu y en los corazones, especialmente en los momentos más difíciles
  • Entre las muchas situaciones que uno preferiría no conocer, querría rememorar dos. Primeramente, el clima nervioso y tenso en el que tienen que trabajar todos los que querrían servir a la Iglesia con su iniciativa, creatividad e investigación, en particular los teólogos. Los Papas –desde Pablo VI a Benedicto XVI, pasando por Juan Pablo II— han querido de forma explícita que la Compañía mantenga una sólida formación, para poderse implicar en los más difíciles sectores de frontera, en la encrucijada de las ideologías o en primera línea de los conflictos sociales. Esta tarea profundamente misionera, incluso si se asume con un espíritu moderado y respetuoso con la fe, enseguida suele ser motivo de controversia y de sospecha. Ahí está la experiencia de Matteo Ricci o de Pierre Teilhard de Chardin en el mundo científico, de san Roberto Belarmino y del padre Henri de Lubac, primero despreciados y luego apreciados y reconocidos.
  • Cuando el padre Arrupe, tras el Vaticano II, emprendió proféticamente el camino trazado por el Concilio, provocó fuertes tensiones en una parte importante de la Compañía, que incluso llegó a pedir al Papa Pablo VI el privilegio de seguir siendo jesuitas auténticos. El Papa resolvió la cuestión en favor del padre Arrupe y aquella tensión no ha tenido como consecuencia una división o una separación. Dado que la espiritualidad de la Compañía está encarnada en la realidad de la vida, cada tensión en la Iglesia o en el mundo puede tener repercusiones en la Compañía. Es casi un milagro, y ciertamente un don de Dios, que, a pesar de la diversidad desconcertante de la Compañía, esta unión de los espíritus y de los corazones persista como un bien muy fuerte en este «camino hacia Dios» que es la Compañía de Jesús.

Haz hoy mismo tu APORTACIÓN (Pinchar aquí)

Escriba su comentario

Identificarse preferentemente con nombre y apellido(s). Se acepta un nick pero con dirección de e-mail válida.

Emplear un lenguaje correcto, respetar a los demás, centrarse en el tema y, en todo caso, aceptar las decisiones del moderador