Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Síntomas de una crisis del sistema con pies de barro

26-Febrero-2008    Gabriel Sánchez
    Mientras en España se utiliza la crisis económica mundial para lanzar piedras contra Zapatero, nuestro amigo uruguayo, partiendo de un información de Le Monde Diplomatique, nos envía esta reflexión de largo alcance. ¿Cuál es la dimensión estructural de la presente crisis financiera? ¿Cuál va a ser en el futuro el centro de la economía-mundo? ¿Cómo puede afectar esto, para bien o para mal, a las zonas empobrecidas?

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CAYÓ LA GRAN BABILONIA (AP. 14,8)

Algunos de los principales establecimientos financieros -Citigroup y Merrill Lynch en Estados Unidos, Northern Rock en el Reino Unido, Swiss Re y UBS en Suiza, la Société Générale en Francia, etcétera- han acabado por reconocer pérdidas colosales y prevén depreciaciones suplementarias. Para limitar la brutal caída y hasta la bancarrota, varios de ellos han tenido que aceptar capitales provenientes de fondos soberanos controlados por potencias del Sur (China, Corea del Sur, Singapur, Taiwán) y petromonarquías (Ramonet Ignacio, Le Monde Diplomatique febrero de 2008). Así, Singapur, Kuwait y Corea del Sur inyectaron a mediados de enero de 2008 un total de 21 mil millones de dólares para salvar al Citigroup y Merrill Lynch.

Sin embargo, como los Estados Unidos persistirán en los próximos años con la solicitud de nuevos créditos para cubrir su déficit fiscal y en la balanza comercial, en esta ocasión por el orden de un trillón de dólares al año, la confianza en el billete verde será cada vez menor. Esta crisis marca, en términos de Ramonet (febrero de 2008), el fin de un modelo: el de 60 años de supremacía del dólar y de una economía basada en el consumo estadounidense. Su salida se halla en la capacidad de las economías asiáticas de relevar al motor norteamericano. En este sentido, la crisis constituye también oportunidad para el Sur. La manifestación del declive de la supremacía de Occidente presagia el desplazamiento próximo del centro de la economía-mundo de Estados Unidos a China o, más en general, del Norte hacia el Sur.

Hace aproximadamente unos 148 años, un teórico de la economía política decía: el capitalismo lleva en sí la semilla de su propia destrucción.

La información empírica, que se recoge en la actualidad, nos habla de una crisis del sistema (tal como lo conocemos), a no muy largo plazo… estamos ante una inigualable oportunidad de influir decisivamente (los países emergentes, como suelen llamarnos) y no digo países en desarrollo, porque la integración latinoamericana está logrando una nivel de integración económica en el que podemos hablar de una zona o región emergente.

El camino que ha tomado la economía mundial parece llevar al desmoronamiento del sistema monetario imperante y de sus principales líneas y praxis económicas, a tal punto que China parece emerger, con un liderazgo económico pragmático y políticamente comunista…

Sin lugar a dudas, si alguien puede sustituir al motor norteamericano es el chino… pero la pregunta, es ¿cuál será su conducta?

Estamos ante la oportunidad de inaugurar un proceso que nos lleve a un sistema diferente, en donde la riqueza comience a distribuirse de una forma diferente, donde las reglas de comercio internacional comiencen a ser más justas y el dios mercado sea enmarcado en las reglas de tratados económicos con características de justa distribución de la riqueza, que tengan en cuenta la pobreza de los países, que abra nichos productivos de inserción comercial, que tome normas diversas para lograr una justa relación comercial que vaya haciendo desaparecer o al menos alivie las asimetrías.

La integración regional de los países subdesarrollados, en desarrollo y emergentes, de amplias regiones (al estilo del proceso latinoamericano), y el apoyo a la dignidad y a las economías africanas, estudiando formas que hagan que el proceso llegue a todas las etnias y rincones de ese continente.

En este sentido, la Iglesia que vive en medio de su pueblo (ceb´s, comunidades populares, movimientos laicales, etc.) tendrá un rol importante, de aporte, de trabajo y de militancia… deberemos multiplicar nuestros esfuerzos… y descubrir la presencia del Señor desde este proceso… que correrá peligro y con el que deberemos comprometernos integralmente.

La Iglesia, toda, tiene la oportunidad de sumarse a esta marejada histórica, deberá aprender a hablar un lenguaje nuevo, a apreciar culturas y tradiciones religiosas diferentes, aportar a un mundo plural, sin soberbia y sin renunciar a su propia riqueza.-

Como de costumbre en sus propias fuentes, está presente la experiencia de una Iglesia capaz de dialogar con un mundo inmerso en una cultura (como la del Imperio de Romano) plural, diversa e injusta… tan parecida en muchos aspectos a la nuestra (Jn. 2,11-3,2) (Hch. 10,14-15).

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