Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Más allá del relativismo

13-Marzo-2008    Luis Troyano

En la misa previa al cónclave en que había de ser elegido papa, el entonces cardenal Ratzinger denunciaba los vientos de relativismo que imperan en nuestra sociedad occidental en las ultimas décadas. Decía: “Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que solo deja como ultima medida el propio yo y sus ganas”.

“El hombre no está aprisionado en el cuarto de los espejos de las interpretaciones; puede y debe buscar el acceso a lo real, que está tras las palabras y se le muestra en las palabras y a través de ellas”.

  • La propuesta del papa consiste en “rehabilitar la cuestión de la verdad”.
  • La Iglesia se quedo anclada en la mentalidad medieval condenando el modernismo y ahora condena también el postmodernismo relativista.

    La corriente modernista prendió también en muchos pensadores católicos, que fueron perseguidos y condenados. Fue un seísmo que la estructura católica sorteó porque se limitó a condenar todo lo modernista, se quedó soberbiamente encerrada en su torre de marfil. Desde entonces para ser católico hace falta previamente abrazar la “fe del carbonero”, es decir abrazar la “verdad oficial” y no cuestionarla, no pensar autónomamente. Porque pensar significa cuestionar la dogmática estructura Católica.

    Coincido con el papa en que hay una única Verdad para todos y para todo, aunque difiero en que esa Verdad sea la verdad Católica. A lo sumo la verdad Católica, en el mejor de los casos, es una verdad, si, pero relativa…

    Además: no tiene derecho a hablarnos de la Verdad, quien es monarca absoluto de un Estado con una estructura de poder patológica…, es un poder enfermo que enferma. Basta comparar sus postulados con la DUDH., el sitio que le reservan a la mujer, su moral sexual, su pretensión de –imponer- su moral apolillada a los Estados, es decir a –todos- nosotros. Un largo etcétera de despropósitos dogmáticos y de injusticias.
    Con que cara, se nos presentan para hablarnos de la Verdad.

    Mal que le pese a la curia romana, el mundo no se detiene, la vida es dinámica y ese dinamismo lo impulsa Dios. ¿Quién si no? Avanzamos; y esto siempre es una aventura con peligro de regresión.

    Desde el cuestionamiento de la verdad Católica, no obstante, considero que nuestra civilización, cuando abandonó la tutela de la Iglesia siguiendo su evolución de conciencia, fue para meterse en una ratonera. Fue caer de la sartén al fuego. El espíritu del hombre ilustrado no lo podía contener la Iglesia en sus limites. Pero este espíritu ilustrado recién liberado se agostó pronto frente al sol abrasador de la ciencia empírica monológica (de monólogo con la materia). La ciencia que no sabe más que de cantidades no de cualidades.

    El arte (yo) la moral (nosotros) y la ciencia (ello) se independizaron de la indiferenciación tutelada por la religión y la Iglesia, ya todo Galileo podía investigar libremente y todo Miguel Angel podía pintar libremente, no lo que quisiese papa alguno, y los hombre eran iguales ante la ley laica pluralista, aunque solo fuese formalmente.

    Pero los espectaculares descubrimientos de la ciencia empírica eclipsaron toda consideración que no fuese pesar y medir. La ciencia empírica no encontró nada objetivo que se llamase alma o espíritu, por lo tanto, no existían… para los materialistas científicos sólo existían efluvios opiáceos procedentes del cerebro que si que era objetivo y se podía estudiar.

  • ¿Cómo superar la tiranía de la ciencia empírica monológica?
  • Contra la tiranía soberbia de la ciencia empírica, el monismo científico y el holismo chato se revelaron los románticos y los idealistas de Hegel. Los románticos propugnaban el retorno a la naturaleza, es decir que el roble deparase en bellota otra vez, lo cual es una regresión; la mente racional podía tener una patología, pero la solución no era volver a lo prerracional. Los idealistas sí estaban bien encaminados, apuntaban hacia delante, hacia la trascendencia transracional, el misticismo. Pero no decían cómo podríamos hacer buenos sus planteamientos, como podríamos cosechar evidencias tangibles. Les faltó un “yoga” para poder refutar que sus planteamientos eran mera metafísica sin posible validación.

    Dos intentos baldíos; el materialismo científico se enseñoreó del planeta.

    El método científico empírico es perfectamente válido en su cuadrante. Pero, por ejemplo, del libro llamado “El Quijote”, ¿qué puede decir? Que está hecho de papel y tinta, de su profundidad subjetiva y dialógica (de diálogo intersubjetivo), no puede decir nada.

    Hay otra ciencia que cosecha evidencia por apreciación intersubjetiva. Lo que es bueno para muchos es evidente que es bueno. Esa ciencia es la ciencia de la mente el alma y el espíritu.

    Últimamente nos llega el postmodernismo relativista, que pretende socavar los fundamentos de la ciencia que estudia la materia, la ciencia empírica monológica; y nos dice que todo es una interpretación de la realidad y por lo tanto que es relativo todo y que podemos prescindir de todo componente objetivo. La verdad termina reducida a un mero capricho interpretativo, a un feudo del narcisismo.

    Con todo, y como suele ocurrir, el postmodernismo tiene su cuota parte de verdad autentica. Como son:

      1. La realidad no está, en modo alguno, predeterminada, sino que es, en muchos sentidos, una construcción o una interpretación.
      2. Todo significado depende del contexto y los contextos son ilimitados.
      3. La cognición, en consecuencia, no es privilegio de ninguna perspectiva concreta

    En mi opinión, estas tres afirmaciones son completamente ciertas y deben ser consideradas con sumo detenimiento. Pero el hecho es que el ala radical del postmodernismo las ha extrapolado desmesuradamente, dando lugar a un mundo completamente deconstruido, un mundo por el que los deconstruccionistas parecen estar hechizados.

  • Lo absurdo de la expresión “dictadura del relativismo”
  • Es la ley del péndulo; ahora, la interpretación subjetiva pretende que nada es objetivo.

    El papa Benedicto al denunciar la “dictadura del relativismo” nos enfrenta a un concepto absurdo. Es una pura contradictio in terminis. Por las mismas podía haberse metido con el dogma del antidogmatismo. O con la libertad opresora. O con la oligarquía democrática.

    Pero hay que reconocer que estúpidamente, el relativismo postmodernista se presenta como la fuente de la más preclara verdad, e implícitamente considera que lo de relativo no es aplicable a la verdad que difunde.
    Si es cierto lo que dicen, es falso, luego es falso.

  • Hacia una ciencia amplia intersubjetiva
  • La Verdad nos la revela la ciencia, una ciencia amplia que contempla también la faz subjetiva del Kosmos.

    La ciencia empírica ha puesto al hombre en la Luna y lo ha hecho volver sano y salvo. Es objetivamente eficaz el método científico. Podemos perfectamente utilizar este método científico a la parte subjetiva de la realidad donde se radica el alma humana y rescatar a millones de congéneres atrapados en el erial mareante de las religiones.

    La ciencia empírica estudia todo lo objetivo. Luego desde su cuadrante, estudia, además del cuerpo humano, todo lo concerniente a la mente al alma y al espíritu, es decir, estudia el cerebro. –Pero ahí no se acaba el tema- La ciencia amplia sigue el mismo método científico que la ciencia meramente empírica material. Ejemplo: por medio de encuestas y tests psicológicos nos aproximamos a una verdad que es subjetiva, dialogal. Por medio de un examen los maestros espirituales evalúan los progresos de sus discípulos etcétera. Se cosechan evidencias por –apreciación intersubjetiva-.

    Digo que la ciencia empírica es solo un cuadrante de la realidad, de los cuatro que tiene esta, los otros son. El yo subjetivo individual; el nosotros cultural; el cuerpo individual y el nosotros social. Y esta división vale para aplicarse al cuerpo, la mente, el alma y el espíritu. Es decir; si nos centramos en el espíritu, este no es solo cerebro, es también, cultura, psicología y sociología.

    La ciencia empírica, no solamente despreció la religión, sino que secó las fuentes subjetivas del espíritu. Pero la ciencia amplia, cuando se establezca solidamente, nos ofrecerá un trazado fiable para nuestra vida espiritual. Porque ya existen hoy científicos que pugnan por explorar el mundo subjetivo transracional. El mundo del espíritu, al que accedemos –únicamente- por la vía mística.

    Si siguen existiendo los papas en el futuro, estos tendrán que rendir cuentas de lo que enseñan al pueblo ante una “Santa Inquisición” que será sencillamente la ciencia, en su sentido amplio, la que establece que de lo espiritual es científico y que no.

    Ya no existirá la parcela de religión y la parcela de ciencia. La ciencia hará valer su autoridad ante la religión. Los tiernos infantes no pueden caer en manos de sectas peligrosas por muy grandes que estas sean. Cuanto más grandes más peligrosas.

    Si avanzamos, progresamos, evolucionamos, no me cabe duda que será como apunto. Si involucionamos, caeremos en un caos que dejará muy pequeña la caída del imperio romano. Una gigantesca colmena sin abeja madre. Esto es hoy nuestras sociedades occidentales. ¿Podremos establecer el orden de Dios?

    “El hombre no está aprisionado en el cuarto de los espejos de las interpretaciones; puede y debe buscar el acceso a lo real, que está tras las palabras “.

    Hasta aquí estas palabras del papa las suscribo. La Realidad Ultima está más allá de las palabras. En el silencio insondable, más allá de la palabra Dios y la palabra Diablo.

  • ¿Cuándo la ciencia nos enseñará el camino hacia el Silencio?
  • La ciencia amplia nos trazará el camino y los poetas del Libre Espíritu nos enardecerán para hacer la Revolución de la Serpiente, que haremos “sin pisar, ni la flor ni la zarza”, firmemente pero pacíficamente, sin muerte ni destrucción, solo construyendo.

    La ciencia no nos negará a Dios, nos negará la religión.

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