Quienes seguimos los primeros pasos de Benedicto XVI con expectación, para otear por dónde va a ir su pontificado, el primero del siglo XXI, resulta interesante leer la última crónica del vaticanista Sandro Magister. Suele estar bien informado y hoy revela una fuerte batalla tras las bambalinas entre los dos cardenales más poderosos: Sodano (Secretario de Estado, coordinador de toda la curia o gobierno eclesiástico) y Ruini (Vicario para la diócesis de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal, con gran influencia en la política italiana). Para el que no pueda leer todo en italiano o en inglés (vale la pena, para descubrir con más detalle cómo funcionan las cúspides del poder romano), resumo aquí esta crónica que tiene un sorprendente final sobre la posible repercusión en el juicio al fundador de los Legionario Marcial Maciel.

Magister parte de que cada vez es mayor la falta de confianza del papa en quien en teoría debería ser su principal colaborador, una especie de primer ministro. Y esta falta de confianza que augura una pronta sustitución del cardenal Sodano (¿por quién? este es el mayor secreto del papa hoy) se ha acrecentado por la ofensiva que Sodano ha dirigido contra el gran liderazgo de Ruini y que ha perdido, al ponerse el papa claramente de parte de Ruini.

Ruini acaba de cumplir 75 años (edad teórica de jubilación en la Iglesia) y el 6 de marzo concluye su tercer quinquenio como presidente de la conferencia episcopal. Adelantándose, parece, a los proyectos del papa, Sodano pidió a través del nuncio a todos los obispos italianos que propusieran preferencias para que el papa las tuviera en cuenta al hacer el nombramiento de presidente (Italia es una excepción y este cargo es de nombramiento papal, no por elección). Al papa le ha parecido muy mal esta iniciativa y parece que va a apoyar a Ruini, reconfirmándole como presidente un periodo más.

El nombramiento de cardenales parece que también indica que Sodano está en declive. Los tres cardenales asiáticos están en total contraposición con la geopolítica de Sodano de buscar distensión con el gobierno Chino y con los musulmanes. Y el no nombramiento de algunos responsables de departamentos (congregaciones de curia) que controlaba Sodano, sobre todo la destitución del arzobispo inglés Fitzgerald que dirigía el diálogo interreligioso con el espíritu de Asís, anuncian un cambio fuerte en la curia que supondría el relevo en la Secretaría de Estado. Con ello habría más decisión en mantener la política de identidad católica y fuerza en el exterior, y mayor acercamiento a Israel que a los árabes.

Pero sorprendentemente, el bien informado Sandro Magister acaba su crónica de alta política, señalando una de las consecuencias que podría tener la sustitución de Sodano. Como es en relación a un asunto del que hemos enromado tantas veces en ATRIO no me resisto a traducir íntegramente este último párrafo:

“Apartado el cardenal Sodano, desparecería también un obstáculo para una decisión sobre la suerte del poderoso fundador de los Legionarios de Cristo, el padre Marcial Maciel, con el cual Sodano tenía una estrecha relación. Sobre las acusaciones a Maciel –abusos sexuales a sus seminaristas y la violación del sacramento de la confesión– la congregación para la doctrina de la fe ha ultimado una detalladísima investigación previa.
El viernes santo pasado, poco antes de que fuera elegido Papa, Ratzinger había indicado que ‘la suciedad’ era uno de los males de los que la Iglesia tenía que limpiarse”.