Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Nuevos presbíteros para una Iglesia Nueva

02-Mayo-2008    Gabriel Sánchez
    Decía también Comblin el otro día en Valencia: “Muchos jerarcas católicos rezan así: Padre nuestro, que nuestro nombre sea santificado, que nuestro Reino se implante, que se haga nuestra voluntad…” Y se refería expresamente a esas campañas de oración por las vocaciones de varones célibes para llenar los seminarios y cuidar la mucha mies… Nuestro diácono casado Gabriel, que no desea enviudar, reflexiona sobre ello.

Una Iglesia Nueva para un Presbítero Nuevo

    Os envían muchos saludos Áquila y Prisca en el Señor, junto con la Iglesia que se reúne en su casa(1Co.16, 19)
    Las declaraciones de varios miembros de la Jerarquía de la Iglesia católica y la pronta ordenación a presbítero de un entrañable hermano que ha sido durante mucho tiempo diácono permanente y que hace unos años ha enviudado –un hermano, cuya presencia en medio de las casas de un barrio populoso y pobre, reveló un rostro de Iglesia, humano, fraternal y cercano… que no es para nada la imagen medieval que se viene proyectando de un presbítero de la Iglesia–, han vuelto a reeditar en mi memoria varias preguntas, sobre el presbiterado…

    El cardenal arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales, Cormac Murphy O’Connor, sostiene que la Santa Sede debería replantearse su posición sobre el celibato del clero y permitir que los hombres casados puedan ser sacerdotes, en una entrevista concedida al diario Financial Times.

    También el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal alemana se ha ganado nutridos aplausos y críticas al señalar que la relación entre el sacerdocio y el celibato no es un imperativo teológico.. Probablemente el arzobispo de Friburgo, Robert Zollitsch, habría preferido ir compenetrándose con calma de los gajes de su nuevo cargo. Sin embargo, no ha sido así: ni diez días habían pasado desde que asumiera la presidencia de la Conferencia Episcopal alemana cuando se encontró en el foco de una controversia, por cierto nada nueva pero no por ello menos vehemente dentro de las filas católicas. Las declaraciones formuladas a Der Spiegel por el nuevo “primus inter pares” de los obispos alemanes, en cuanto a que el celibato sacerdotal es un “gran regalo” pero no un imperativo teológico, desataron un intercambio que va in crescendo.

    El Encuentro Nacional de Presbíteros de Brasil pidió a la Iglesia Católica la búsqueda de alternativas al celibato sacerdotal obligatorio. El documento, aprobado la noche del martes por 430 representantes de 18.685 sacerdotes de 9.222 parroquias de todo Brasil, propuso al Vaticano la ordenación de hombres casados y la readmisión de los curas que abandonaron sus funciones para casarse, dijo el diario O Estado de Sao Paulo. (Ver referencia a este documento en un artículo de José Manuel Vidal , tras presentar un caso singular…=

    Hoy, por tanto, desde diversos ámbitos del orbe, se oyen voces en apoyo a un celibato opcional, incluso los presbíteros de Brasil fueron más lejos y hablaron de las parejas divorciadas y de la elección de Obispos…

El tema esta puesto sobre la mesa y el sentarse a ella (si se quiere en actitud de oración) a reflexionarlo, en tanto Iglesia, será sin lugar a dudas un desafió que aún tenemos pendiente. Hay una gran necesidad de líneas de comunicación dentro la Iglesia, ámbitos de comunicación que no se reduzcan a grupos reducidos tomando decisiones, sino al Pueblo de Dios discerniendo en el Espíritu Santo. Esto implican no dejar afuera a nadie: los laicos organizados en comunidades, la Iglesia de la base, deberá poder dar su aporte, ser escuchada. Si los pastores quieren realmente serlo, deberán ventilar este tema, deberán generar una discusión madura profunda, sin desbordes de nadie, especialmente de quienes tienen la autoridad.

Y el tema no se reduce al problema del celibato opcional, que sin lugar a dudas estará sobre la Mesa. Cuando los presbíteros brasileros reflexionan el tema, hablaban de una identidad del Ministerio. Se preguntaban, en primer lugar, cuáles son sus ámbitos naturales, dentro de la parroquia o en medio de las casas del barrio, en los ámbitos laborales, en la red –verdaderas parroquias electrónicas y foros de discusión teológica con amplia participación–, qué papel jugará su comunidad en la formación y en la elección y sobre todo en la locación del futuro ministro, cuál debe ser su forma de sustento, dónde debe vivir… No se trata de un aspecto, se trata de una identidad…

Es un tema que deberemos abordar como pueblo (las comunidades a todo lo largo y ancho del orbe), de tal forma que todos podamos aportar, más allá de nuestro poder, servicio o posición. Parece llegada la hora de que escuchemos a los sencillos, de que nos hagamos cargo de los cambios que el Espíritu nos propone a través de ellos. Cuando todos (la asamblea) podamos estar presentes en las instancias de planificación y decisión, tanto como en la de ejecución, ese será el verdadero camino para transformar toda la Iglesia y dar un formidable testimonio (Jn. 17,22-23) .-

Porque el problema no son algunos temas puntuales separados de una concepción eclesiológica, se trata de entender que la Iglesia debe refundarse a partir de ser la Gran Comunidad de Comunidades, y esto implica “vivencia comunitaria”, a partir de comunidades pequeñas, comunidades populares y comunidades eclesiales de base. La iglesia es ante todo ser comunitario, y es en estas vivencias comunitarias en donde somos Iglesia. No hay recepción del Espíritu de Jesús, donde no hay Koinonia. Es en esta koinonia vivida como el Nuevo Testamento (Hch. 2,44-47; 4,32-34) plantea la vivencia del mandato del Maestro de ser sus testigos (Hch. 1,7-8). Esto producirá un formidable aporte a la necesaria transformación de toda la Iglesia.

Es además desde esas vivencias donde temas como la elección de los episcopos, la vivencia de los sacramentos, la identidad de los ministros, recibirán el viento nuevo, que nace, que viene del corazón del Padre y refunda de la comunidad. En mi humilde parecer esta forma de SER IGLESIA, se enraíza profundamente en la línea de la tradición apostólica, comunitaria y más autentica del movimiento de los discípulos, seguidores del camino de Jesús de Nazareth (Mc. 10, 43-45).

Oremos y esperemos, que toda la Iglesia encontremos ámbitos de diálogo en donde plantearnos con humildad y espíritu de búsqueda en al oración, todos estos temas (Hch.6, 5).

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