Lugar de Encuentro de lo sagrado y lo profano

Fernando Lugo, Presidente de los pobres

20-Agosto-2008    Atrio
    Recibimos y publicamos inmediatamente esta carta de Marcelo Barros sobre la toma de posesión del nuevo Presidente de Paraguay. Gracias a Maeiano por haber hecho rápidamente la traducción al español para ATRIO. No hemos podido traducirla del prtugués. Si alguien quiere hacerlo o la encuentra hecha que nos la envíe cuanto antes para sustiyuitla pues no tiene deperdicio. Ver la primera entrevista de Fernando Lugo a RTVE

Asunción, domingo 17 de agosto de 2008

Queridos hermanos y hermanas:

Les escribo del aeropuerto de Asunción, volviendo de la ceremonia de posesión de Fernando Lugo como nuevo presidente del Paraguay. Es difícil contar las impresiones que pienso compartirán también los compañeros y compañeras que participamos de esta fiesta aquí en Asunción.

Tal vez, el modo más correcto sea simplemente describir lo que vimos y ustedes sacarán las conclusiones.

1. En la noche del jueves, víspera de la fiesta.

Don Tomás y yo llegamos a Asunción una hora y media después del horario marcado. En el aeropuerto, había un auto de la presidencia de la República esperándonos y un chofer puesto a nuestra disposición. Él nos llevó directamente a un inmenso parque deportivo, donde el presidente electo se encontraba con los movimientos populares y muchas delegaciones de otros países del continente.

Conocí a Fernando Lugo, hace algunos años, en un encuentro de pastoral. Él todavía era obispo de una de las diócesis más pobres de América Latina: San Pedro de Icuamandiú. Ahora, ni me imaginiba que él se iba a acorda de mí. Nos recordó y nos invitó, a Don Tomás y a mí y nos recibió él mismo en el Parque.

Dicen que éramos 10 mil personas con banderas de muchos países amigos y delegaciones indígenas y campesinas de todo el Paraguay. El Presidente Fernando Lugo nos tomó de la mano y nos presentó a la multitud como hermanos y compañeros de la Teología de la Liberación y del compromiso con los más pobres.

Estaba vestido muy simplemente, de camisa blanca y calzado con sandalias. Con este mismo traje, el día siguiente por la mañana, fue a la Plaza del Congreso para recibir el cargo y hacer el juramento como nuevo Presidente de Paraguay.

Al verlo hablar tan directamente con la multitud, recordé que hace dos años, en un encuentro internacional en Cuba, ya decidido a dejar el ministerio episcopal para candidarse a presidente, él declaró: “A partir de hora mi gran catedral será mi país”. En aquel momento, una periodista le preguntó si no era ambicioso por demás el querer transformar un país entero en una catedral. Él explicó que no se trataba de ningún proyecto de sacralización del mundo: “Con esta metáfora, quise decir que, durante años, como obispo, participé en la vida de los más pobres y procuré ayudar a las personas, enseñando y trabajando en una catedral. Ahora, me pongo a disposición de todos los ciudadanos de mi país para, a partir de la política, construir una nación justa y fraterna para todos los ciudadanos de Paraguay.

Ahora, él comienza esta misión como Presidente de la República. Algunas cosas me impresionaron. Uno de sus primeros actos como presidente fue renunciar al salario presidencial. Dicen también que no va a vivir en el palacio presidencial. Continuará teniendo un departamento en un colegio de hermanas y usará el palacio como lugar de encuentros y de despacho para actividades no oficiales de la presidencia. De su discurso de posesión, casi mitad en lengua guaraní, comprendí que los indios y los niños pobres tendrán la prioridad fundamental. En el final del acto, después de la despedida de la multitud (lo que encontré significativo para no parecer populista y demagógico) él se quedó solo con un grupo de caciques indígenas del país que lo bendijeron e invocaron en sus religiones las menciones divinas para el nuevo presidente.

2. La ceremonia de posesión

El viernes 15, todos tuvimos que madrugar. A las seis de la mañana, la plaza principal de Asunción ya estaba completa y no teníamos lugar para conseguir sillas ni en el ala de los invitados internacionales. Para abrir a todos los que quisiesen ver la ceremonia del Congreso que otorga la posesión al nuevo Presidente, fue realizada en una gran tienda, en la plaza centradle la ciudad. Allí llegaron los presidentes de todos los países vecinos, además del vicepresidente de China, el príncipe Felipe de Asturias y delegaciones diplomáticas de muchos países del mundo. Fernando Lugo llegó con su ropa de campesino y sus sandalias indígenas. Su discurso oficial no fue de tipo político, con programa de gobierno y plataforma. Fue una comunicación afectuosa y como una profesión de fe en el cambio del país. Así mismo, fue fuerte e incómodo para los conservadores porque citó diversos revolucionarios y dijo claramente sus opciones de transformar al país. Hizo un homenaje especial al presidente Salvador Allende (mártir de Chile) y dijo a los paraguayos que viven fuera del país que su lucha será para posibilitar que ellos puedan volver a vivir en su país.

Ciertamente, él enfrentará mucha oposición. El periódico ABC de este domingo ya traía una entrevista con un gobernador de la oposición que convocaba a los colorados a tomar las “armas” para derribar a los que osaran tomar el poder después de 60 años de dominio en el país. Entretanto, tuve la impresión de que el pueblo todo, en general, quería este cambio. Después de aquella ceremonia, el presidente y sus invitados participaron de un Te Deum en la catedral. Fue una ceremonia, a mi modo de ver, negativa y vergonzosa a causa de la postura del arzobispo de Asunción. Él actuó como si Paraguay fuese un país católico romano y esta Iglesia debiese tener todos los privilegios de religión oficial. El discurso del arzobispo fue una serie de citas de arzobispos de Paraguay que, según él, se dedicaron al pueblo. Ninguna palabra sobre la realidad actual. Ninguna referencia concreta al nuevo momento que el país inicia. Ninguna palabra sobre el nuevo presidente. Tanto Don Tomás como Leonardo Boff, como yo, salimos de esa ceremonia decididos a denunciar esta actitud del arzobispo y proponer al gobierno un apoyo más ecuménico y más laical.

3. El encuentro en San Pedro Icuyamandu

Para mí, la fiesta estaba cerrada. Volvíamos a Brasil el sábado por la madrugada. Ahí recibimos la invitación del nuevo presidente para ir con él a una celebración en San Pedro Icuyamandu, donde fue obispo y donde un primer acto de su gobierno sería encontrarse con la masa de labradores acampados allí cerca exigiendo reforma agraria. Don Tomás no se pudo quedar porque tenía procesión de la Tierra en Minas Gerais. Yo acepté que cambiasen mi pasaje para el domingo. El sábado de madrugada, me llevaron al aeropuerto y embarcamos con un grupo de personas, incluyendo a Roberto Baggio de la coordinación nacional del Movimiento de los Labradores sin Tierra (MST) .

San Pedro es una ciudad pequeña -10 mil habitantes- al norte del país. Construcciones viejas y desgastadas y casi ninguna calle asfaltada. Miseria y pobreza. Todo comenzó con un café por la mañana, en el que me colocaron al lado del presidente Hugo Chávez que me reconoció de cuando fui a Caracas y me pidió un libro sobre Teología de la Liberación e Espiritualidad Bolivariana. Me dijo que promete hacer un prefacio de ese libro si yo lo escribiera. Y hablamos de un posible encuentro de teología que él quiere convocar en Caracas. (Había hablado de eso también con Leonardo Boff que no pudo ir hasta San Pedro).

La Misa allá en San Pedro fue mucho mejor que la de la ceremonia de Asunción el día anterior. Así mismo, continúo encontrando inadecuado este acto de cristiandad católica poco ecuménico e excluyente de otras Iglesias y religiones. Es claro que era el derecho de los presidentes Lugo y Chávez que son católicos tener misa, pero no en aquel contexto oficial.

Después de la misa hubo comicio en la plaza. Allí los presidentes firmaron una serie de convenios y protocolos entre Venezuela y Paraguay. Para mi, los más importantes fueron el convenio que se propone acabar con el analfabetismo en Paraguay en dos años, como se hizo en Venezuela (La UNESCO reconoció que no existen más personas analfabetas en Venezuela).

También me gustaron los acuerdos para la asistencia a la agricultura familiar y la agro-ecología. Además de eso, un acuerdo sobre la implementación en Paraguay de la Telesur, emisora de televisión para ofrecer noticias más verdadera y a partir de lo que está sucediendo con los más pobres en América Latina.

Conclusiones

Ahora, vuelvo a Brasil y mando al Presidente Lugo mi critica a la relación exclusiva de su gobierno con la Iglesia Católica. Vuelvo muy confiado en el futuro de este nuevo proceso político en Paraguay. Fernando Lugo sabe que hay dificultades para que su propuesta transformadora sea realizada. Para ser electo presidente de Paraguay, el día 20 de abril, él tuvo que hacer coaliciones y alianzas que nosotros, los de Brasil, conocemos bien. No siempre esos acuerdos priman por la coherencia de ideas ni dejan al electo gran margen de libertad. Y el poder exclusivo depende mucho de los poderes legislativo y judicial.

Incluso con las limitaciones que vienen de las viejas estructuras políticas del país y de la fragilidad de las personas, ya es óptimo tener un presidente que, honestamente y con sinceridad, repropone gobernar pensando en la mayoría de sus coterráneos, hasta hoy excluidos de la vida social y política. Esperamos que el poder no se le suba a la cabeza y no se torne indócil gerente de la multinacionales en el país y de los intereses de los bancos internacionales.

Ciertamente, dentro de pocos días, la prensa nacional e internacional va a desencadenar una guerra sin tregua a Fernando Lugo, como hace con todos los presidentes progresistas y populares del continente. Quien no gobierna para los ricos es llamado dictador y caudillo, igual que quien se somete a la elecciones democráticas y respeta las oposiciones del país.

En Paraguay, esta prensa no podrá ridiculizar al presidente porque se equivoca al hablar o porque usa imágenes al estilo de los peones de la industria. El Lula del Paraguay es filósofo y teólogo. Allá, la prensa tendrá que disfrazar más su racismo y su odio a cualquier persona que quiera transformar las viejas instituciones del país para que no sirvan apenas a los privilegiados de siempre. En Paraguay tampoco exista la revista Veja, ni la revista Qaunto É.

También, en aquel país, parece que el gobierno y los grupos económicos de los Estados Unidos todavía no encontraron necesario pagar reportajes mentirosos para destruir gobernantes locales. Pero, quien sabe, en breve comenzarán.

Para nosotros, simples mortales, queda la alegría de la confirmación de todas las mejores esperanzas y la convocatoria para retomar permanentemente la construcción de un mundo de paz y amor.

Con mis mejores votos de amistad, un abrazo amigo del hermano Marcelo Barros.

Haz hoy mismo tu APORTACIÓN (Pinchar aquí)

Escriba su comentario

Identificarse preferentemente con nombre y apellido(s). Se acepta un nick pero con dirección de e-mail válida.

Emplear un lenguaje correcto, respetar a los demás, centrarse en el tema y, en todo caso, aceptar las decisiones del moderador